Fiebre (36 décimas), Col. Encina de la Poesia, El Foro de la Encina, Villanueva de la Cañada (Madrid), 1997.
Serie de décimas espinelas (o malaras), escritas a lo largo de años con temas variopintos. Pero el octosílabo no da para mucho, o al menos no me lo da a mí
Introducción
Me encanta la décima; mejor dicho, la espìnela (aunque varios estudiosos, entre los cuales el mejicano Arias de la Canal) propongan que fue Juan de Mal-lara quien la adaptó del portugués por primera vez. Me gusta esta estrofa, porque en su brevedad -ocho por diez, ochenta sílabas poéticas- y su pausa al fin del cuarto verso, puede competir con el soneto en plantear y desarrollar, dentro del español octosílabo, una tesis y su consecuencia. Y además, sirve admirablemente a juegos de ingenio y humor.
Curiosamente -las cosas del contar-, esta plaqueta, aunque en su título anuncie "36 décimas", contiene 38 (de las cuales, 18 no incluidas antes en otra publicación), escritas entre 1954 y 1997. Entre ellas, las hay de todos los estilos: el juego, el humor ácido, amable o procaz, el homenaje amistoso, el surrealismo, la reflexión. Y el ejercicio a dos mentes: las escritas "al alimón" con Ángela Reyes y con Enrique Gracia.
Cinco décimas
Espinela de las ruinas
(1980, Poesía para sobrevivir)
De ruinas estás, Castilla,
herida de sur a norte,
de la madrileña corte
a la soriana gavilla.
Me duele y me maravilla
que tanto amor, tanto empeño,
poco a poco, como un sueño
se pierdan. ¡Triste destino,
cabalgar vulgar pollino
y no noble Clavileño!
El alma de mis perros
(1990, Verano, verano)
A Hugo, a Jueves
Ellos "ya" tienen alma.
Lo han decidido ahora:
un corazón que llora,
pena, emociones, calma.
En el cuenco, en la palma
de mi mano, los trigos
de su amor. Son testigos
las jaras, las encinas.
¿Sus almas? Argentinas.
Mis perros. Mis amigos.
Décima de la sombra
(1992, 18 asaltos al humor)
Don Juan Lasombra, sufriente
de estreñimiento constante,
fuese a comprar un laxante
en la botica de enfrente.
Atendióle un dependiente:
Juan, cortado, no quería
decir 'caca', y le pedía
para 'hacer... día' una triaca.
Fue la purga bien bellaca
y Lasombra se hizo... día.
(con pie forzado: "y la sombra se hizo día")
Niñas de Bowling Green
(1992, con Enrique Gracia, 18 asaltos al humor)
De español titubeante,
sonrisa amable y procaz,
ojos que roban la paz
por detrás y por delante.
Su voz, un claro diamante;
su pecho, tibio jardín.
Denme su beso sin fin,
aunque sepa a chewing gum,
que están más buenas que el pan
las niñas de Bowling Green.
Décima en el congreso
(1997, 18 asaltos al humor)
Reúnense en el congreso
hasta doscientas personas,
entre ellas, niñas muy monas
y algún profesor obeso.
Llama la noche al exceso,
pierden salud y sentidos
y ciegos mente y oídos,
al volver a la reunión,
del murmullo en la canción
se quedan todos dormidos.