Labio de hormiga (con Ángela Reyes), Col. Altazor, A.P.P., Madrid, 1985
Poemas escritos "al alimón" (un verso Ángela, un verso yo) durante un viaje.
Introducción
Todo los poemas fueron escritos en 1985, en colaboración con Ángela Reyes, algunos en el curso de viajes, entre ellos a Alemania y a Galicia; la clave es muchas veces surrealista, como conviene al modo de su realización.
Ensayamos muchas medidas y formas métricas, con distinta fortuna; en verdad, algunas de ellas parecen no ofrecer soluciones. Pero discutimos y nos divertimos mucho escribiéndolos.
En algunos de los poemas ("Cartas" y "El valle"), ensayamos la ruptura del clásico ritmo 7-11. Otro, "Esta dureza del corazón", es otro experimento en ritmo 8-12.
Los dos últimos versos de "Lago Lemán" sirvieron para dar título al poemario, acorde con su inspiración surrealista.
Tres poemas
Dios de la selva
(1985)
Dios de la selva,
labio que entrecruza la medida
donde el corazón hace su lecho.
Quisiera prolongarme,
extender mi náusea hacia el abismo.
Pero tú nunca acoges
esta lágrima que hierve mansamente.
Pero tú no recuerdas
dónde nuestros nombres perdieron sus vocales.
Dios de la selva,
¿a qué penacho muerto de las cumbres
pertenece este insomnio?
Cuando todo caduque
y la palabra sea linfa muerta,
¿en qué concierto tú y yo seremos hojas,
alondra fatigada, puerta al viento?
Dame la voz, que yo te doy la paz del cofre
que entre maderas guarda
olor a sueño y brea.
Dame el silencio, también,
que mi piel es azul, Dios de la selva,
y nadie la reclama.
Miedo
(1985)
Rasga mi piel una gota
de este silencio. A tu lado
soy un llanto prolongado
que ha sufrido su derrota.
¿Quién oculta el estandarte
donde colgué la fatiga?
¿Quién en la noche me hostiga
para que deje de amarte?
Voy hacia ti. Te presiento
en la luz de la palabra,
en el ensalmo que labra
despacio, mi pensamiento.
Me dilato en tu espesura,
tépida prisión del día.
Pierdo la melancolía
que colmaba mi locura.
Venid, fantasmas del valle
donde corre la violencia.
Os doy mi verde presencia,
¡decid al miedo que calle!
La casa vieja
(1985)
Vuelvo a la puerta de la casa
con los recuerdos que me acusan
hace tiempo. Recorro cálidos
rincones donde el llanto surge
como bufón desnudo y triste.
Alguien me busca tras los cuadros
que mi madre colgara. Alguien
me roza con un dedo antiguo
¾húmeda huella en la mejilla¾
y pone voz a mis zapatos.
De las alcobas surgen sombras,
voces que desde ayer me llaman
del arambol de la escalera,
oscuras voces junto al fuego
rememorando a los ausentes.
Oh, casa de los padres, donde
nació mi altura, germen blanco
que maduró el peciolo eterno
de aquella flor que fue mi infancia,
perdida herencia, dulcedumbre...
Mas nada existe sino el rostro
amarillo de los espejos,
vida enquistada en el armario
grande, y ojos que nos vigilan
desde el vasar de la despensa.