Desde tiempos inmemoriales, los seres compartimos con otras personas nuestras experiencias personales, sentimientos, deseos e inquietudes. Evidentemente, hasta la irrupción de Internet en nuestras vidas, los profesionales de la comunicación han utilizado distintos soportes para transmitir sus opiniones y noticias; lo han hecho a través de pinturas rudimentarias y fotografías, de forma oral (en mentideros, cafés y tertulias), por escrito (con cartas noticieras, relaciones de sucesos, avisos, faxes...), utilizando el morse o recurriendo a medios más sofisticados como la radio, la televisión o el cine, entre otros.
Por eso, no hay duda de que hoy las tecnologías de la información, la comunicación y el entretenimiento nos ayudan a atenuar la sensación de bulimia informativa que los usuarios experimentan al intentar intercambiar información con sus iguales. Para muchos, Internet es una fuente de documentación, y la web se ha convertido en el principal canal de información y comunicación de los ciudadanos (como si de un mentidero se tratase).