Sueño y a la vez traición,
cuál menester buscamos
sino el del rico
la riqueza del traidor.
Blancas palmas de manos
en los aires ,
escuchando vidas.
Una espada clavada en lo alto.
Libro de unas coplas
que se apaciguan en las páginas,
sopesando lo insopesable
cavando en el pasado.
Libertad de pobres
que se convierten en ricos.
Puertas abiertas,
pájaros se acurrucan en sus nidos.
Cipreses a la orilla
de tan lejano río,
una despedida áspera
hacia ese otro mundo.
Mas, ¿qué pesar me asfixia el alma
si en el encuentro cobijo?
Universo eres
odiado desconocido.
¿Encontraré la moneda a
este despegue infinito ?
Esa fuerza , en energía transforma
el mundo que observa.
Silencio: se violan las rosa.
Una luna en llanto,
un túnel infinito ...
demasiadas luces en tanta oscuridad.
Desoígo...desmiento,
yacentes armas habitando
el césped veo.
Febo en el tierra escondido espero.
Protocolo de salida.
Las monedas son tu alma,
firma en el papel ...
la vuelta nunca estará asegurada.
¿Dónde pago el peaje?
Invisible martirio...
esa cruz, mi estaca
y mi voz, muda.
Deseada, temida...
siempre tus sílabas
entre sábanas y cielos.
El molino trabaja mis hilos.
Errores adorados, amamantados.
Frígidas ansiedades ,
turbios abrazos
que nunca tocarán mis labios.
Aquí, ni el más sabio
se salva.
Te esperamos bailando,
entre gritos y lágrimas.
Sal de tu cueva, ¿de qué
te escondes? ¡Cobarde palabra!
Valientes tus negros besos,
piedosa es mi alma.
Ven a mi,
la ventana está cerrada.
Vanora Miranda