El Temido no es su barco, sino esa aguja afilada
que tórnase espada de las más alta baja alcurnia.
¡Gritad conmigo cañones y velas!
Hay un nuevo barco lleno de herejías desgarradas
por entrañas fértiles.
¡Sentid el viento, ciegos!
¿Ni tan siquiera el hedor os llega?
Con esos papeles coloridos, derrumbándose sus torres,
horneadas con el vapor de la mentira.
¡Oid, oid la danza de las trompetas!
¡Escuchad a vuestros hermanos agonizar en nombre
de la preciada libertad!
Esto es un coro de la hermandad, un corazón que es Todos.
Pues no hay amor más puro que éste de ser
poeta y nada más.
Poeta sin limosna
que padece una enfermedad.
Poeta y solitaria.
Poeta y cañón en la adversidad.
Vanora Miranda