las hermanastras son el tiempo y la madrastra la distancia
el hada madrina sigue en el puto atasco de la M30 de la realidad
el vestido quedó descolorido en el modo frío de la lavadora
los zapatos de cristal no eran ignífugos: se derritieron
las manzanas envenenadas han dado su forma a los huevos fritos
las calabazas son apaleadas hasta la destrucción por los antidisturbios
en el mundo sin el flautista no existen melodías
Cronos sitúa su boca en lo alto de la Puerta del Sol
hipnotizando los descensos de las nubes y de las conciencias
devorando esperanzas y uvas
la primera campanada enciende en mí el deseo
de atravesar el corazón con el huso de la jodida rueca
cargarme con el cuchillo de cocina a las ranas con coronas
y todo son ratas, ratas, ratas, ratas y más ratas
ranas, ranas, ranas, ranas y ranas coronadas
y los murciélagos se apoderan de la palabra voz
y los desiertos son carne picada del espíritu
ojalá bailes, corazón, en el huso de una rueca
Vanora Miranda