Mientras pueda
mover el cuerpo hasta la bañera
mantener a raya el corazón en su caja torácica
poner la correa a los besos y caricias sobrantes
esposar los labios al sofá pensante
anudar la agonía entre los zapatos
soportar una cara de esfinge ebria
hacerme la paciente como aquel que cuenta estrellas
engullir los versos como espinas
pactar con el calendario los días
esperar el tren sin billetes ni horarios
comportarme como las espías de ETA
sabotear oficinas de revistas sátiras como Al-Qaeda
ser el libro que con el paso del tiempo de polvo se llena
saber fabricarme el ladrillo que sobre mi cabeza caiga
arar los carretes existentes sólo en mi memoria
mendigar a mi propio estómago, de turno, las caricias
proclamar la quinta internacional a mis amígdalas
pactar una amnistía con la bioquímica
dar lecciones a Justiniano sobre Derecho Romano
hacer que encuentre en mis bragas la iurus civitas
esculpirme como una inerte cariátide
crucificarme con el dolor la lengua
hacer de mí una refugiada siria
perderme entre los desiertos de las muecas
entre dientes abolir la poca magia que me queda
afrontar mi misión como una Venus despistada
me deseará
Vanora Miranda