El ejemplar, procedente de la Facultad de Filología y con sellos también de la Biblioteca de Derecho, tiene marcas de otros antiguos poseedores, como son: el Colegio Menor de la Madre de Dios de los Teólogos de Alcalá, Colegio de la Concepción de Alcalá y una firma manuscrita de un tal Juan de Villegas. Como los otros ejemplares que hemos estudiado de Séneca conservados en la Biblioteca Histórica hay muchas anotaciones manuscritas. En este caso el lector o los lectores suelen limitarse a sencillos subrayados o exclamaciones como "ecce" o dibujos de estrellas. Además, al principio del prólogo alguien, probablemente un censor, escribió "auctor damnatus sed hoc opus permissum."
En la página 85 se halla el final de la epístola II y el comienzo de la III. En ellas podemos apreciar dos de los temas de reflexión más recurrentes en el pensamiento de Séneca: la avaricia y la amistad. Como se puede observar, algunas de sus frases resultaban especialmente destacables para los lectores:
"No es pobre el que tiene poco, sino el que ambiciona más. ¿Qué importa cuánto dinero encierre en su arca, cuánto se guarde en sus graneros, cuánto ganado apaciente o cuánto dinero tenga prestado con interés, si ansía lo ajeno, si cuenta no lo que ya ha adquirido sino lo que va a adquirir?"
"Pero si estimas amigo a alguien en quien no confías tanto como en ti mismo, rotundamente te equivocas y no conoces suficientemente la fuerza de la verdadera amistad [...] Medita con el amigo ciertamente de todo. Pero en primer lugar hazlo sobre el propio amigo: entablada la amistad debemos confiar; antes, hemos de juzgar."
El segundo fragmento que queremos destacar en este ejemplar procede del capítulo III de la obra De Brevitate vitae, que trata sobre el recurso más importante que tiene el ser humano y el que más se malgasta, aunque no solamos reconocerlo: el tiempo. (Nemo invenitur...)
"Ninguno hay que quiera repartir sus dineros, habiendo muchos que distribuyen su vida: muéstranse miserables en guardar su patrimonio, y cuando se llega a la pérdida de tiempo, son pródigos de aquello en que fuera justificada la avaricia."