En la obra De Providentia Séneca nos presenta diversos argumentos para demostrar su existencia y su compatibilidad con la libertad humana. En concreto, el fragmento que podemos observar al lado, se centra en el tema de la adversidad. Séneca no nos aconseja cómo tratar de evitarla, sino que la ensalza ya que la considera como la forma de crecer emocionalmente: "la adversidad es siempre una magnífica ocasión para descubrir y fortalecer nuestras virtudes", teniendo en cuenta que "cuanto mayor sea nuestro tormento, mayor será nuestra gloria". Lo importante no es la adversidad en sí, sino la forma de enfrentarse a ella. Su filosofía se centra en dar recursos a las personas para afrontarla. Para Séneca, "la adversidad vuelve sabio al hombre" pues "es ocasión de virtud". Tal es la importancia que tiene la adversidad y la manera de afrontarla en el estoicismo que se ha hecho común hablar de "actitud estoica" cuando una adversidad se afronta con fortaleza y entereza. El texto que hemos elegido es especialmente representativo. Traducimos a continuación un fragmento (linea 10: Hos itaque Deus ...):
"Así pues, Dios prueba, ejercita y da fuerzas a aquellos a quienes ama; en cambio a aquellos a quienes parece halagar y tratar con la blandura, les mantiene débiles para los males futuros. En efecto, os equivocáis si creéis que alguien podrá hurtarse de ellos: a quien por mucho tiempo fue dichoso le tocará también su parte de dolor. Los que nos parecen dispensados, en realidad sólo lograron diferirlo. ¿Por qué Dios aflige a todos los buenos con enfermedades, lutos u otras calamidades? Por la misma razón que en el campamento se encomiendan a los más valientes los hechos más peligrosos: cuando hay que atacar al enemigo en una emboscada nocturna, explorar un camino o desalojar a una guardia de sus posiciones, el jefe confía esta misión a sus mejores hombres. Y ninguno de los que salen dice: "El general me agravió", sino: "Me tiene en buen concepto". Lo mismo habrán de decir aquellos a quienes Dios manda sufrir cosas sólo lamentables para los tímidos y los cobardes: "Dios nos ha juzgado dignos de probar cuánto puede resistir la naturaleza humana". Huid las delicias, huid la felicidad enervante, que reblandece las almas y, a menos que sobrevenga algo que les recuerde su condición humana, las adormece como en una perpetua embriaguez."
En esta imagen podemos observar los comentarios de tipo lingüístico y filosófico que realizó Muret. En el caso de la pagina 8 que acabamos de ver, el editor destaca la gran similitud de las palabras de Séneca qua animi permadescunt con otras pertenecientes a un verso de Plauto (Mostellaria 142-143): continuo pro imbre amor advenit in cor meum / is usque in pectus permanavit, permadefecit cor meum.
En la portada de la edición de 1595 podemos apreciar la mano del censor indicando que "no tiene que expurgar".