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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Sábado, 5 de octubre de 2024

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Una sociedad mejor “sí o sí”

Ciertamente lo acaecido en estas últimas semanas de curso constituye un aspecto social innovador.

 

Una de las ideas más innovadoras, precisamente, de lo que se ha dado en llamar "movimiento del 15 m", es esperar de la razón lo que de mejor hay en ella. Pensar es identificar. Y se ha logrado una identidad, a pesar de la dialéctica, las contradicciones, los acuerdos y desacuerdos.

De todos modos la dialéctica es, en principio, la conciencia de la diferencia y el principio fundamental de la rebeldía. Ser rebeldes, ya lo decía Albert Camus, es decir NO, a lo insoportable, pero también decir SÍ a todo aquello que pueda algún día llegar, pacíficamente, a superarlo.

Más allá del interés sociológico que pueda tener este impulso social, me gusta más la palabra "impulso" que la de "movimiento", me ha interesado la búsqueda específica de una nueva identidad y experiencia espiritual capaz de decir lo que generalmente le está vedado a grandes sectores de la población. Capaz de defender el realismo de la utopía frente al realismo de la inmediatez irracional, que consiste en que las personas, de cualquier edad y condición que deben de ser el centro de toda preocupación, atención y cuidado, no sean más que meros sujetos cosificados por la baldía, injusta, cruel y totalitaria especulación egoísta de unos entes, sin cara ni alma, que se denominan fríamente "agencias internacionales" o "mercados".

Es verdad que una intuición a sí no puede lograrse sino inestablemente, además un pensamiento que pretende ser maduro sabe bien lo lejano que se encuentra de lo que piensa, pero, no obstante, se tiene que promulgar, se tiene que decir y debatir como si ya lo poseyera por completo.

Es comprensible que hay desafectos de un sistema que ha permitido dar cabida, a un nivel global, a la ruindad de los miserables. Que se sienta la impotencia política de impedir los derechos cusiburocráticos de aquellos que pueden disponer a su antojo de sus vidas, para hacerles pagar todos sus errores, caprichos y desmanes.

Hay quienes deberían darse cuenta de que se trata de la misma "ratio" que, en consonancia con la burguesía progresista, destruyó en el transcurrir de la historia el régimen feudal. Que vivimos, en algunos aspectos, una nueva y curiosa forma de feudalismo que en vez de ser absolutamente local es absolutamente global.

Pero al margen del espacio y del tiempo feudalismo, al fin y al cabo.

No obstante vivimos en una sociedad con voluntad democrática que, salvo excepciones, no ha pasado a neutralizar a toda prisa, en nombre de la necesidad de orden, cualquier forma de conducta que aspire a la emancipación. Tampoco quienes formen parte de ese impulso emancipador deberían, en ningún memento, moverse más allá de las formas democráticas que con tanto afán defienden, porque sería tanto como reafirmar en su interior el tipo de orden que niegan en el exterior.

Es muy positivo el afán por impedir cualquier forma de violencia porque ésta sería la disculpa ideal de quienes les gustaría acabar con todo esto de un plumazo, a pesar de darse aires de comprenderlo. De todos modos todavía no le han visto, suficientemente, las orejas al lobo. En cualquier caso la anestesia social, en todas sus formas diversas de despiste y entretenimiento, sigue siendo útil y sigue dando buenos resultados.

Es Julio, tiempo de sol, el del astro, y de reflexión, tiempo para pensar en no caer en los errores que han desvirtuado, desorientado y abortado intentos anteriores para conseguir un nuevo paso adelante de la humanidad.

Y desde luego "una sociedad mejo: sí o sí".

Y nosotros trabajando, desde estas páginas, en el frente de la innovación cultural, científica, tecnológica y educativa, desde los recursos que nos ofrecen las posibilidades comunicativas de nuestro tiempo, trataremos de contribuir, desde la independencia y libertad de pensamiento que caracteriza el ideal máximo de la Universidad, a que esa sociedad mejor, tan deseada, sea cada vez un poco más posible y cercana.

Aquí todas y todos, indignadas/os, agobiadas/os, rebeldes, inquietas/os y gentes críticas con las alternativas tenéis vuestro lugar y vuestra palabra, desde el respeto y la tolerancia, naturalmente.

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