¿SÓLO DOS SEXOS? TRANSEXUALIDAD Y VARIEDAD DE GÉNEROS.
LORENA RIVERO GUERRA
Imagínese usted que a diario, al verse en el espejo, observa que su rostro, su cuerpo, genitales incluidos son los del sexo contrario al suyo. Es decir: Usted es un hombre o una mujer, como siempre, pero su cuerpo tiene los atributos de una mujer, o los de un hombre. En su hogar y fuera de él todo el mundo le trata como lo que no es usted. Su palabra no es suficiente, pues todos ven lo que es, lo que usted intenta negar, la evidencia de cara a la sociedad.
Bien, pues ésa es la sensación con la que viven cada día, a veces durante muchos años, las personas transexuales de nuestro entorno, cuya cura es, en gran parte de los casos, la aceptación del género con el que se identifican.
Según Mackenzie (1994) 1, la angustia que sufre una persona transexual inherente al hecho de haber nacido con un cuerpo "erróneo"' podría interpretarse transversalmente con el hecho de haber nacido en una civilización "errónea".
La presencia de personas transexuales cuestionaría pues a la rígida y tradicional división de géneros que fundamenta nuestra cultura. Hablamos del supuesto principio natural que dictamina la existencia de dos únicos géneros, opuestos, disyuntivos, complementarios, valorados y jerarquizados el uno respecto al otro.
1- Nieto, José Antonio (comp.) (1998), Transexualidad, transgénero y cultura. Antropología, identidad y género. Madrid: Talasa.
Por una parte, el "tratamiento" médico de la transexualidad a través de intervenciones quirúrgicas, hormonas, etc., sin duda se desarrolló como parte del intento de liberar a los pacientes del sufrimiento psicológico que se detectaba.
La sociedad occidental dominante en la que vivimos no admite más objeciones que la existencia de dos géneros, aunque en lo que se refiere a inclinación sexual parece darse una progresiva y notable aceptación.
¿Por qué debemos alterarnos si hay personas cuyas características de nacimiento les permiten mantener relaciones consideradas "naturales" tanto con hombres como con mujeres?2
Las respuestas parecen provenir de la necesidad cultural de mantener claras las distinciones entre los sexos.
2 -Fausto-Sterling Anne (2000). «The five sexes, revisited». Sciences (New York) 40: pages 18-23: Afirma que biológicamente hablando hay una enorme gradación entre los géneros "hombre y mujer". Que esta dualidad se puede aumentar a una escala de 5 sexos o incluso más.
Para definir el por qué de esa necesidad, hemos de remontarnos a los albores de la humanidad, al origen de las distinciones entre hombre y mujer.
Observemos, mientras tanto, el tratamiento de que gozan las personas transexuales en otras culturas, quizás menos estigmatizadoras que la nuestra.
Por ejemplo, en algunas tribus indígenas americanas, y también asiáticas y africanas, la persona transexual era valorada, y con frecuencia ejercía de líder político o jefe espiritual. Por una parte, existieron rituales que aceptaban la existencia de varios géneros sexuales en en las etnias de los Yaqui, en México, y los Yuma, al sur de Arizona. Se consideraba que eran sagrados, poseedores de "los dos espíritus", e incluso aconsejaban a otros chamanes. Cuando un niño de la tribu no estaba conforme con el sexo que había tenido al nacer, se lo presentaban al Chamán. Entonces, el niño asumía el género con el que se sentía identificado. 3
3 -Cuando El Sexo de Mi Cerebro No Corresponde Al de Mi Cuerpo. Rafael Salin-Pascual. E-Book. Lulu.com, 2008.
Tras la conquista de América por España, los conquistadores quedaron sorprendidos por la notable prevalencia de la homosexualidad y travestismo entre los pueblos nativos, y ello quedó reflejado en el siglo XVI por los historiadores de la época. 4
Sistemáticamente destruyeron todas las muestras de arte que reflejaban estas prácticas por considerarlas viles. De forma similar, los misioneros franceses que en el siglo XVIII llegan a América del Norte se encuentran a los Berdache, a los que condenaron sistemáticamente por actuar en contra de "su sexo".
En Norteamérica, los indios navajos del sudoeste, también llamados los Dinch, reconocen tres sexos en lugar de dos: Hombres, mujeres y nadles, estos últimos nacidos hermafroditas o que optan por otro sexo. Entre los indios Sioux, los winkte eran individuos que optaban por vivir en el sexo opuesto.
Igualmente, en la mitología india, Siva y su consorte son considerados la personalización doble del absoluto. Representan la unión sagrada del Dos en Uno.
4 -Ser transexual: dirigido al paciente, a su familia, y al entorno sanitario, judicial y social.Esther Gómez Gil; Isabel Esteva de Antonio (eds.) Barcelona: Glosa, 2006.
Echando un vistazo al panorama actual, la endocrinología como ciencia ha aportado a la medicina los medios para abundar en el dimorfismo sexual: El "descubrimiento" de las hormonas del sexo en la primera mitad del siglo XX ha producido un conocimiento contradictorio del cuerpo humano: por un lado, hombres y mujeres difieren químicamente; por otro lado, cada "sexo" posee las sustancias químicas que conforman las características específicas del otro, aunque en cantidades diferentes. 5
5 -Hausman, Bernice (1998), En busca de la subjetividad: transexualidad, medicina y tecnologías de género, en José Antonio Nieto (comp.), Transexualidad, transgenderismo y cultura. Antropología, identidad y género. P. 210. Madrid. Talasa.
Como conclusión a los datos expuestos, considero que nos conviene plantearnos una disminución de las diferencias culturales entre hombres y mujeres para dar cabida a nuestra propia aceptación como individuos más o menos transexuales y a un desarrollo de la propia identidad más aditivo y menos segregativo en todos los aspectos, particularmente aquí nos referimos al que repercute en el género.
Antes de estigmatizarnos a nosotros mismos o a los demás, reflexionemos:
¿Hasta qué punto somos masculinos y femeninos a la vez?