Tras dos años buscando empleo recibe una llamada de la cadena irlandesa de tiendas, la cual denegó su solicitud de trabajo por no tener una discapacidad. Ella misma nos explica detalladamente su experiencia:
A: ¿En qué empresa has buscado el empleo? ¿En la descripción del puesto de trabajo te informaban de este requisito?
B: El puesto de trabajo lo ofrecía una gran empresa multinacional. En la descripción de este, solo informaban acerca de que tenía que tener experiencia en puestos similares, que la tengo, pero no ponía nada acerca de lo de la discapacidad.
A: ¿Cuál es tu actual situación laboral?
B: Pues llevo dos años sin trabajar y hace ya unos meses que me quitaron la subvención estatal. Tengo un niño de dos años al que no puede apenas mantener y lo puedo sacar adelante gracias a la ayuda de familiares y amigos. Estoy tirando de los pocos ahorros que me quedan...
A: ¿Cómo ocurrió el suceso, y cual fue tu reacción ante este? ¿Has tomado o vas a tomar alguna medida legal al respecto?
Estaba recogiendo a mi hijo en el colegio cuando me llamo un numero privado informándome acerca de un puesto de trabajo en esta empresa, yo encantada acepte. A lo largo de la entrevista telefónica me preguntaron si tenía una discapacidad, claro, y yo conteste que no, pero que me encontraba en paro y con un niño. A la empresa no le importo mi situación, simplemente no me cogieron por no tener una discapacidad
No, no tomare medidas legales ya que no tengo el dinero suficiente como para meterme en abogados y juicios...
A: ¿Por qué cree que es tan importante este requisito?
B: Pues porque la empresa contrata a gente con discapacidad simplemente por obtener una bonificación y yo creo que además en este caso para hacer un "lavado" de imagen.
Aunque nos parezca que esta experiencia no es un ejemplo de exclusión de discapacitados, sí que lo es si lo miramos desde otra perspectiva. Pues que solo les contraten por el hecho de tener una discapacidad y obtener un beneficio económico de ellos, de nuevo provoca la violación de sus derechos, utilizándoles como mercancía en lugar de como personas con capacidades y habilidades.
Este es el caso de un hombre de 34 años, residente de Arganda del Rey, Madrid. Es licenciado en ADE y con un diagnóstico de una enfermedad mental (trastorno obsesivo-compulsivo). Debido a esta discapacidad no ejerce una profesión acorde con su nivel de estudios, ha quedado relegado a un puesto de dependiente en Vodafone. El pasado miércoles pudimos entrevistarle, sus palabras fueron las siguientes:
A: ¿Qué tipo de discapacidad padeces?
B: Tengo una enfermedad mental llamada TOC (Trastorno obsesivo compulsivo).
A: ¿Cómo te afecta en tu día a día la discapacidad?
B: No suelo tener muchos problemas, pues sigo una medicación controlada por el médico, pero es cierto que de vez en cuando tengo pequeñas crisis que me desestabilizan y me hace perder el control.
A: ¿Cuál es tu nivel de estudios?
B: Licenciado en ADE.
A: ¿Has ejercido alguna vez algún trabajo en concordancia con tu nivel académico?
B: No, simplemente he trabajado mis estudios durante las prácticas, una vez finalizadas me echaron.
A ¿Cuál crees que es la causa de que no ocupes un puesto adecuado a tus conocimientos?
B: En primer lugar creo que es por culpa de la crisis actual, y en segundo lugar porque no hay muchos empresarios que confíen en nosotros, creen que la discapacidad nos anula como personas competentes.
A: ¿Consideras que esta discapacidad te hace incompetente en comparación con los de tu gremio?
B: Creo que tengo las mismas capacidades y conocimientos que cualquier persona que carezca de alguna enfermedad mental, pues tanto ellos como yo hemos tenido que pasar las mismas pruebas para llegar a este sitio.
A: Trabajas en Vodafone de dependiente, ¿Cómo te sientes sabiendo que ejerces un puesto inferior al que te corresponde?
B: Sé que es una situación que hoy en día vive mucha gente, pero me siento infravalorado e inseguro. Sin embargo mientras estudiaba la carrera me sentía motivado, fue al entrar al mercado laboral cuando sentí que no necesitaban de mi colaboración,
La Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de la Comunidad de Madrid (FAMMA-Cocemfe Madrid) es una organización no gubernamental y sin ánimo de lucro que representa a más de 49.000 personas. Comenzó el 17 de febrero de 1988. Los fines de FAMMA son conseguir la integración de las personas con diversidad funcional, y la defensa de sus derechos en todos los ámbitos como por ejemplo en educación o laboralmente para ello representan a todos sus miembros.
En los últimos años en casos como el anterior (licenciado en ADE y trabajando de dependiente en Vodafone debido a su discapacidad) se ha notado un aumento notable en el consumo de drogas y alcohol por parte de los discapacitados, principalmente mentales.
Al no poder cumplir sus objetivos ni superar sus metas se sienten inferiores y asfixiadas por lo que recurren a las drogas y al alcohol para desinhibirse y huir de la realidad.
Más del 45% de las personas con discapacidad mental que han sufrido exclusión social reconocen haber consumido drogas y grandes ingestas de alcohol.
No sólo la exclusión social en discapacitados genera adicción a las drogas y al alcohol sino que crea en estas personas complejo de inferioridad, inseguridad, depresiones, rechazo a sí mismo, aumento del número de suicidios y también de los intentos de suicidio.
Al sentirse personas inferiores, sin ningún tipo de salida laboral a pesar de que sus estudios demuestran que están capacitados para realizar tareas más notables y no las que realizan por tener una discapacidad. Esto claramente es un hecho de exclusión laboral ya que a estas personas no se les da ni la opción de intentarlo, ni se les da una mínima oportunidad, se les prejuzga simplemente por ver o saber que tienen una discapacidad.
Ante el problema que se presenta, la base de las soluciones es cambiar la mentalidad del ser humano.
A través de un estudio que hemos realizado a través del Servicio Público de Empleo Estatal, la mayor parte de las empresas españolas hacen contratos indefinidos a personas con discapacidad y que en la mayor parte de estas es un requisito "obligatorio" para adquisición del puesto de trabajo que se ofrece. Lo que nos preguntamos es si estas empresas contratan a estas personas por ayudarlas simplemente o por el mero beneficio de las bonificaciones que se obtienen en consecuencia de estos contratos laborales.
En definitiva la discapacidad ha sido interpretada desde parámetros médicos y, en nuestro país, lo sigue siendo todavía. Su evaluación como fenómeno social implica un cambio de perspectiva. En gran medida, es la sociedad la que discapacita a las personas con discapacidad al imponer obstáculos materiales y estereotipos culturales que fomentan dinámicas de exclusión y marginación; hemos de abandonar la creencia de que la discapacidad es un atributo padecido y poseído por una persona individual y asumir que, muy al contrario, es una experiencia de vida en la que, quienes la viven, experimentan un amplio conjunto de restricciones que les vienen impuestas por su entorno material, cultural y social. Ese entorno afecta a tres esferas de la vida de las personas con discapacidad: sus interacciones cotidianas, su identidad social y su posición en la estructura general de la sociedad. El presente trabajo trata de evidenciar esa triple constitución de la discapacidad como fenómeno social.
Las personas discapacitadas están socialmente en un escalafón inferior en relación con el colectivo no-discapacitado. Tanta política, laboral, como académicamente esta situación está atrasada en nuestro país en relación con países como Gran Bretaña. Las personas con una discapacidad no se consideran por ellos mismos como personas diferentes sino que este hecho o forma de pensar ocurre cuando se comparan con los no-discapacitados. El discapacitado se da cuenta de su diferencia, no la construye; es definida por el otro. Es una identidad heterónoma y negativa; excluyente y marginalizadora.
*Artículo realizado por: Paula Plana, Alba García Campeño, Marta Queipo, Alberto García, Raquel Caldero y María Marco.