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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Jueves, 18 de abril de 2024

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El país de nunca jamás, nostalgia de un emigrado: Cerdeña

EL PAÍS DE NUNCA JAMÁS, NOSTALGIA DE UN EMIGRADO

 

He dejado mi tierra, porque este es el mensaje que he recibido en los años de mi crecimiento: no importa cuánto la amas, no importa que represente para ti tu casa, tu familia y tus valores; si eres proactiva y sabes que vales algo, empéñate en demonstrar tus dotes aunque tengas que buscarlo en el extranjero.

Así creció mi generación y ahora todos aquellos de los que se decía que podrían atreverse han abandonado la isla, como yo, ellos también han abandonado su casa, su tierra.

Hemos crecido todos bajo la convicción de que el tesoro estuviera más allá, mientras estaba sepultado bajo nuestros pies. Habría merecido la pena quedarse. ¿Nos habríamos arrepentido de no haber emigrado?

No obstante, los emigrados sardos siempre echaremos en falta un trozo de nuestro corazón, siempre que estemos lejos de nuestra tierra.

Porque cuando se habla de Cerdeña, la gente visualiza el mar, las playas y las chicas guapas morenas; el emigrado sardo siente el perfume de los "gnocchetti" de la abuela y a estas alturas del año piensa en el carnaval de Mamoiada, en los cantos y en los bailes, que tal vez solo después de años de ausencia se aprende a apreciar.

Cerdeña es mucho más que " agua y sal". Llevo mucho tiempo pensando que los Sardos no sabemos "vender (promocionar) nuestra tierra, como si esto tuviera valor positivo.

Ahora me doy cuenta que quizás hemos rechazado hacerlo y solo gracias a esto Cerdeña sigue siendo como ha sido siempre, con sus tradiciones, su cultura peculiar y su idioma enigmático.

Quizás por esto el Sardo mantiene una atadura especial con la isla, en muchos aspectos superior a cualquier otro emigrado italiano.

Pocos conocen las verdaderas bellezas de Cerdeña, lugares a donde solo las personas locales saben llegar y sobre los cuales se difunden raras leyendas.

Porque no todos saben que la luna tiene un valle, y este se encuentra en Cerdeña, y cuando Duncan Dhu cantaba "100 Gaviotas donde iran" no se imaginaba por cierto que ellas ya tenían en Cerdeña su meta, la "Isla de las Gaviotas". Y los nombres de estos sitios pueden sonar sugestivos, pero puedo aseguraros que no llegan a representar la magia de estos lugares.

Porque en la isla se reproducen animales únicos como los burritos blancos, unos burros con el manto blanco como la nieve y los ojos rojos como el fuego.

Porque un Sardo sabe de la existencia de los gigantes y de los Nuraghes, y del misterio alrededor de ellos. Un sardo conoce la teoría por la cual Cerdeña es una de las islas candidatas a ser reconocida como el mito de la Atlántida (el mágico lugar del que Platón habla) y lo cree hasta el fondo.

De otra parte ¿Cómo podría ser de diferente manera? Cerdeña hoy día aun es un paraíso, conquista de esos pocos Sardos que sabían que valían algo, pero que ese algo lo han invertido en su propia tierra.

A mí solo me queda el recuerdo "identitario" de aquella isla que me gusta pensar como el País de Nunca Jamás. Como la meta de Peter Pan, una isla fantástica de la cual me he separado creciendo, pero que en el fondo tendrá siempre un sitio especial en mi corazón.

 

Roberta Uras

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Comentarios - 1

MyLowesLife

1
MyLowesLife - 22-06-2021 - 07:31:33h

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