Ir al contenido

Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Miércoles, 20 de noviembre de 2024

Inicio | Secciones | ¿Quiénes somos? | Equipo E-Innova | ¡Publica con nosotros! | Revistas culturales

Creación e invención científica en el proceso educativo

Una de las cosas que más me preocupan del actual alumnado universitario es su escasa capacidad creadora, su limitado impulso inventivo, su actitud pasiva ante el conocimiento. Y es que la universidad es y debe de ser un espacio para aprender y experimentar pero esos objetivos carecen de sentido si en este período de formación no se transforman en recursos de creación y de invención de ideas y de realidades nuevas.

He pensado que una interesante actividad a desarrollar, a partir de ahora mismo, sería la de estimular diversas formas de creación científica en los diferentes contextos educativos desde la Educación Primaria, pasando por la Secundaria y hasta la universitaria.

¿Pero es posible la creación científica escolar y adolescente? ¿No es la ciencia algo tan serio que se necesitan largos años de dedicación exclusiva para poder aportar, tan sólo, pequeños avances que puedan ser considerados significativos?

Evidentemente los frutos de la ciencia necesitan de una larga consagración profesional, de medios y recursos tan sólo accesibles a periodos y niveles superiores de formación. ¿Cómo no?

Sin embargo hay algunos aspectos de la creación científica que, aún partiendo de principios más humildes, resultan, en mi opinión imprescindibles para una mejor promesa de futuro. Se trata de la capacidad imaginativa de invención que es perfectamente posible estimular, cultivar y habituar en niveles formativos previos a los superiores.

Tal vez la pérdida de ingenuidad, de imaginación o de fantasía puedan resultar a la larga uno de los peores inconvenientes de la madurez madura, - porque también la hay infantil, escolar o adolescente, cada una a su correspondiente nivel -, a la hora de entregarse al desempeño científico.

Los más pequeños nos divierten, a veces, con sus explicaciones sobre las cosas, con los dibujos que ilustran sus aparentemente "locas" teorías. Los escolares sienten un profundo interés sobre la naturaleza del funcionamiento específico de las cosas y los adolescentes son capaces de elaborar interesantes teorías, métodos o iniciativas científicas que, con un poderoso impulso imaginativo apoyado ya en importantes conocimientos sobre los hechos, abren perspectivas insólitas a las que no les faltan, muchas veces, ni sentido ni razón.

Buscamos inventos escolares, para ser reconocidos por nuestra revista. Pero no nos importa tanto la naturaleza del invento, su mayor o menor necesidad o idoneidad, sino el proceso psicopedagógico que conduce de la idea al acto.

De la imagen mental al objeto que la representa. Cuanto mayor sea la adecuación entre la imagen eidética y la imagen fenomenológica tanto mejor. La idea adquiere, entonces, la legitimidad de lo que ha llegado a ser, enriquecida ahora con contenidos que antes no tenía.

Con la ayuda de los profesores y profesoras, de ahora, los niños pueden aprender su lección más importante: que el pensamiento sirve para crear, para construir, para mejorar las cosas.

Que la intuición que se enciende como una bombilla mágica ilumina cosas nuevas y nos hace ver caminos que nunca se nos hubiera ocurrido transitar. Para algunos alcanzar "algo acabado, cerrado en sí mismo" puede ser, no sólo una experiencia científica gratificante sino, también, una experiencia emocional cristalizadora que podría, incluso, ser decisiva para orientar la futura vocación intelectual.

Sin su inevitable aspecto lúdico, o gozoso, la inteligencia nunca habría podido desarrollarse. Sin el gozo intelectual, que nos proporciona el placer físico de la actividad mental y sin el descubrimiento de la belleza que da armonía a la inteligibilidad, no puede haber un buen desarrollo educativo de la actividad de pensar científicamente.

El gozo intelectual existe, cada vez que se intuye, se descubre o se comprende algo. Parafraseando a Descartes podemos transformar su famosa expresión "cogito ergo sum" en "cogito ergo gaudeo", pero también hay gozo intelectual cuando, el "puer faber", logra transformar una idea en realidad y se transforma en "puer ludens".

Proporcionar los medios y las iniciativas para alcanzar ese gozo, eso es lo que queremos. Algo que no podríamos conseguir nunca sin contar con vuestra colaboración.

A partir de ahora me gustaría que esta sección acogiera todo tipo de invenciones vuestras en las que la ciencia, la creatividad, la fantasía, la libertad y la imaginación crearan un cóctel digno de disfrutar. Adelante.

Bookmark and Share


Logotipo de la UCM, pulse para acceder a la página principal

Copyright © 2017 E-Innova

ISSN: 2172-9204