Ir al contenido

Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Miércoles, 9 de octubre de 2024

Inicio | ¡Buenos días! (Presentación por Miquel Barceló) | ¿Quiénes somos? | ¿Cómo puedo participar? | Aviso legal | Revistas culturales

De vuelta a la Tierra

Una imponente nave con el inconfundible escudo de la federación como insignia, surgió de repente desde el contorno lunar, parecía como si hubiese estado escondida tras el enorme satélite rocoso, sin embargo, acababa de concretar un salto interestelar desde el sistema binario de Muscida, hasta aquella posición. El crucero, solicitó peaje libre hacia Tierra al centro de mando ubicado en la base Terranova, en Luna, y este fue concedido en el acto. Dentro de él, un contingente federativo se agolpaba cómodamente para lo que parecía ser una visita oficial. Yanko Prek, diplomático federal, sentado en su compartimento de primera clase, lucía meditativo, mientras Sarno Roman, subordinado suyo, le comentaba ciertos disgustos.

-No comprendo porque motivo siempre volvemos a este mundo primitivo.

-Porque la federación así lo requiere, son políticas y acuerdos de cooperación, nosotros cumplimos con nuestra parte. -Mientras decía esto, el diplomático pensaba para sí, sobre la posibilidad de que aquello fuese la tónica del destino humano, volver una y otra vez a sus raíces.

-Pero señor Yanko, este planeta es el único de la liga que antagónicamente involuciona con el tiempo.

-Eso es cierto, pero no debe olvidar que todo humano hoy diseminado por la galaxia cercana, tiene sus antepasados en él. ¿Y que con eso?... Disculpe señor, es que no me gusta esa gente.

-A mí tampoco a decir verdad. Pero temo que no tenemos más salida.

-Y ¿Por qué no separarlos de la federación? Hacerles a un lado sería más beneficioso que improductivo para la unión, y me atrevo a arriesgar que para ellos mismos también.

-Sarno, mi amigo, Tierra ha sido declarada miembro honorario de la federación, recuerde que somos un ente democrático, todo planeta habitado por personas, sin distingo, debe ser reconocido como porción inequívoca de nuestra humanidad.

-Lo sé muy bien, pero es que son tan extraños, tuvieron la galaxia en sus manos. Hoy mismo serían ellos y no Garén, el planeta líder y centro principal de la confederación interestelar. ¡Ah pero no! sus convicciones morales nunca les dejaron ir más allá, por este motivo abandonaron sus estudios avanzados en genética, robótica, astronomía y demás ciencias y artes... porque iba contra sus principios, contra su ley sagrada. Ellos prefieren adorar deidades intangibles e incendiarias, mismas que les "obligan" a estar en constante batalla con sí mismos y contra sus semejantes. En sus actos es fácil oler el miedo, miedo a evolucionar emocionalmente. ¿Sabe usted que ya no sobrepasan en promedio de vida los 70 años?

Yanko, asintió bajando levemente la cabeza, mientras escondía sus ojos del rostro de su interlocutor. El cual prosiguió.

-Mientras yo, con 90 años terrestres sobre mis espaldas, no paso de ser un adulto joven aún. Saber que buena tinta de la base de este conocimiento ha provenido de ellos, es la paradoja más irónica que existe, y eso que todas lo son desde la concepción más profunda de tal adjetivo.

-No obstante -replicó el diplomático -Tierra no desaparecerá por este motivo. Ya sucedió hace miles de años, tal cosa parece ser un bucle infinito. Primero anales de información y de avances científicos son irreverente y literalmente quemados, echados a la basura por culpa del dogma. Después acontece una revolución, iniciada desde los estratos de las minorías menos conservadoras y el ciclo vuelve a comenzar con el renacer del pensamiento; como le digo, esto sucedió por primera vez en lo que la historia de los terreos suele denominar y de buena manera como, oscurantismo medieval.

-Quizá, pero lo mismo me da, tal cosa no hace más que asegurar nuestro programa de viaje hacia tan repugnante destino. Por mí que el ciclo llegue a su fin, que muera con el planeta ¡mucho mejor!

En aquel momento, el capitán del crucero anunciaba por el altavoz la puesta en contacto con los habitantes del planeta, justo al tiempo en que la nave era absorbida por la órbita del gigante azul.

El ministro pareció aún más hundido en sus reflexiones, callando por completo ante la última aseveración de su acompañante. La procesión regular hacia aquel planeta tan familiar y a la vez tan desconocido, a pesar de la cantidad de visitas realizadas, le cambiaba el humor y le hacía entumecer las tripas, la sensación era deprimente.

En una poco menos que destartalada base americana, les esperaban escasísimos hombres; un prelado auspiciaba entre ellos, el mismo ensortijado entre sus llamativas túnicas sería el encargado de honrar a los marchantes, aquellos elegidos por la federación para formar parte de las esferas de grandes científicos que componían la magnífica república. Este ritual le dio una idea a ambos viajantes de cuán lejos se encontraba aquel planeta del minutos antes tan comentado renacimiento.

Poco tiempo después y apresurando el protocolo, lograban librarse y poner dirección hacía el escape de la órbita planetaria; mientras el personal de pilotaje de la nave realizaba los cálculos del futuro salto interestelar hasta Garén, aquella se mantenía a velocidad constante alejándose del génesis humano.

-El proceso de reclutamiento ha sido exitoso, los 50 postulantes han superado las pruebas, están limpios, como es costumbre señor.

-Y solo por eso vale la pena haber venido, Sarno. Cincuenta más que libramos de la opresión, de la dictadura y el dogmatismo.

Mirando en una gran pantalla, el salón en el cual se encontraban los ahora iniciados, el asistente no pudo evitar que una leve sonrisa se deslizara por sus labios.

-¡Ah desgraciados! si supieran la suerte que tienen, miles como ellos desearían tal oportunidad, y sin embargo, la única manera de rescatarles sería entrando en guerra con el arcaico planeta.

-Así es, de momento es mejor mantener el disfraz de este convenio, hasta que Tierra inicie nuevamente el bucle.

No obstante, mientras decía aquello Yanko no pudo evitar un espasmo general, y es que con el salto, al entrar en el hiperespacio, y en conjunto con un vago presentimiento; recordó las últimas palabras de Sarno, horas antes al ingresar en la órbita terrestre. "Que el ciclo llegue a su fin, que muera con el planeta..." y ya no estuvo tan seguro de su propio discurso ni de la futura supervivencia del mundo madre.

Bookmark and Share

Comentarios - 0

No hay comentarios aun.


Logotipo de la UCM, pulse para acceder a la página principal
Universidad Complutense de Madrid - Ciudad Universitaria - 28040 Madrid - Tel. +34 914520400
[Información - Sugerencias]
ISSN: 1989-8363