Al escribir estas líneas en plena ola de calor que parece haber llegado para quedarse todo el verano, no podemos por menos que acordarnos de la película Soylent Green, ambientada en un sofocante escenario de superpoblación y calor asfixiante en un futuro y distópico año 2022... Vamos, que parece que Cuando el destino nos alcance ya nos ha alcanzado. Eso sí, mientras tratamos de no convertirnos pronto en materia prima usable por la Soylent Corporation, les proponemos un número refrescante con relatos, ensayos y capítulos de libros de reciente publicación.
Comenzamos el número con Florentino Briones, que por fin lo ha admitido y nos ha dicho No soy yo quien ha escrito este artículo. Tras esta desconcertante confesión, analizamos qué implicaciones tiene La soledad alemana, para posteriormente considerar un tipo alternativo de maternidad en No infectes a mis hijos. Tras los relatos, damos paso a la presentación de Nölt incluyendo el primer capítulo de este libro que el lector seguro que querrá leer del tirón y que no podemos por menos que recomendar como lectura para este verano. A continuación introducimos también el primer capítulo de Azumi, que nos presenta la compleja situación de un proceso de hibernación. Completamos el número con un nuevo trabajo de nuestro ensayista de cabecera, que en esta ocasión nos ilustra sobre ecología y ciencia ficción. Como de costumbre, resulta una lectura enriquecedora que nos anima a leer (o releer) grandes obras a veces olvidadas.
Antes de finalizar, el equipo editorial desea realizar una importante aclaración. Ha llegado a nuestro conocimiento el rumor recientemente propagado de que nuestros relatos contienen mensajes subliminales con el fin de convencer a nuestros lectores para que donen sus cuerpos a Soylent Corporation. El equipo editorial y los responsables de la Facultad desean anunciar que, lógicamente, estas acusaciones son únicamente habladurías sin fundamento. Es bien sabido que somos firmemente defensores de la dieta mediterránea clásica, no de comernos a los mediterráneos propiamente dichos. Si alguien tiene dudas sobre ello, que nos invite a comer a cualquier restaurante (de lujo a ser posible, claro) y verá cómo saboreamos la dieta local...