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Crítica de cine. El verdugo, de Luis García Berlanga

Texto: Jaime Fernández, - 10 FEB 2011 a las 13:28 CET

Los regímenes políticos que tienen aprobada la pena de muerte cuentan con una serie de funcionarios siniestros, los verdugos, a los que nadie se quiere acercar. La película de Luis García Berlanga cuenta cómo un pobre hombre acaba enmarañado en una peculiar red social y familiar que le lleva a convertirse en uno de esos verdugos.

El guión de esta película, una de las obras maestras de Berlanga (y de paso una de las pocas del cine español), está escrito a tres manos entre el propio director, por Rafael Azcona y por Ennio Flaiano y se puede ver perfectamente la aportación de cada uno. Azcona aporta la parte divertida, irónica del asunto, en su clásico estilo de humor negro que tanto supo explotar. Berlanga concentra su trabajo en la parte esperpéntica de la historia y en la relación un tanto alocada de los personajes y de unos diálogos que casi se suceden sin silencios a lo largo de toda la película. Por último, la aportación de Ennio Flaiano se nota en algunos toques neorrealistas y sobre todo en ese final, clavadito al de otra película que escribió ese mismo año 1963 y que también es otra de las obras maestras del cine: 8 y medio, de Federico Fellini. Flaiano colaboró con Fellini en otros filmes como La dolce vita, I Vitelloni y La Strada, mientras que con Berlanga trabajó también en el guión de Calabuch.

Podemos decir que El verdugo es la última gran película de Berlanga, que es el momento cumbre de su trabajo cinematográfico. Algunos críticos alargan ese momento hasta obras como Tamaño natural, pero yo pienso que el color, y el paso del tiempo, le sentaron fatal al director valenciano (al igual que a otros muchos como Bergman, por ejemplo).

Gracias a esta película Nino Manfredi consiguió colarse en el "star-system" español de la época (que tenía mucho más tirón que el actual) acompañando a Emma Penella, que ya era una estrella desde mucho antes. Pepe Isbert consiguió el segundo (o el primero quizás) mejor papel de su carrera interpretando a ese verdugo mucho más terrorífico por el hecho de ser una poquita cosa de aspecto inofensivo (que inspiró incluso personajes muchos años más tarde como el protagonista de Justino, un asesino de la tercera edad). El otro papel antológico de Isbert es, por supuesto, el de alcalde en Bienvenido Mr. Marshall.

Meses después, la  Facultad de Ciencias de la Información homenajeó a Berlanga con la proyección de este filme y con un debate sobre su obra.

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