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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Sábado, 9 de noviembre de 2024

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La profesora Irene Molina, nueva académica correspondiente de la Real Academia de Doctores de España

La importancia de utilizar nano-sistemas y micro-sistemas farmacéuticos en la administración ocular de medicamentos fue el tema elegido por la doctora Irene Molina Martínez, profesora de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense, para su discurso de ingreso, como Académica Correspondiente, en la Sección de Farmacia de la Real Academia de Doctores de España (RADE), en un acto presidido por el titular de la corporación, Jesús Álvarez Fernández-Represa.

 

Estudios biofarmacéuticos y farmacocinéticos, polímeros para administración tópica oftálmica, análisis de tolerancia de biomateriales oftálmicos y desarrollo de sistemas de administración de fármacos son, precisamente, objeto de la labor investigadora de la nueva Académica Correspondiente de la RADE, como resaltó, al presentarla, la doctora Rosa Basante Pol, Académica de Número de la misma sección.

 

Actualmente, "la administración de fármacos por vía ocular es uno de los campos más desafiantes en la investigación farmacéutica", afirmó la doctora Molina. En la administración oftálmica, la vía utilizada viene determinada por la localización del "tejido diana" en el ojo. Se puede hablar, continuó, de sistemas de administración tópica, intraocular o de administración periocular; y agregó que los nano-sistemas y micro-sistemas farmacéuticos que se están estudiando para la administración ocular abarcan micropartículas, nanopartículas, liposomas, microemulsiones, niosomas y dendrímeros. 

 

La administración tópica es la vía preferida en el caso de enfermedades que afectan a la superficie ocular, cuando la "diana farmacológica" se sitúa en el segmento  anterior del ojo. Esta administración tópica, advirtió la recipiendaria, tiene una serie de inconvenientes, como el tiempo de residencia relativamente corto de la formulación sobre la superficie ocular o la permeación corneal reducida para la mayoría de los fármacos o simplemente la dilución de la concentración administrada. Estas limitaciones, indicó, causan una baja biodisponibilidad ocular, cuyo resultado es que solo un 5 por ciento del fármaco instilado accede al lugar de acción.

 

Aumentar la biodisponibilidad del fármaco

Con el fin de aumentar esa biodisponibilidad por vía tópica ocular, se han desarrollado sistemas coloidales, como liposomas, nanopartículas, niosomas y microemulsiones, y más recientemente se han incorporado los dendrímeros al campo oftalmológico. "Estos compuestos aumentan la baja biodisponibilidad de fármacos poco solubles por su capacidad de interactuar con las mucinas de la superficie ocular", señaló Molina, para añadir que "la estructura específica de estos polímeros también los hace útiles para la orientación de fármacos a tejidos diana, y son uno de los agentes de transfección no viral más prometedores en la terapia génica".

 

Respecto a las patologías que afectan al segmento posterior del ojo, el uso de la administración tópica resulta ineficaz, y la vía más adecuada es la administración intraocular de la sustancia activa. "El inconveniente principal en las afecciones crónicas que afectan al segmento posterior del ojo es la necesidad de inyecciones repetidas, para lograr niveles eficaces durante períodos prolongados de tiempo. Esto conlleva el riesgo de efectos secundarios graves; entre otros, el aumento de la presión intraocular, la endoftalmitis y el desprendimiento de retina. En ese sentido, los implantes intraoculares y perioculares y las micropartículas capaces de liberar el fármaco durante largos períodos de tiempo pueden reducir la frecuencia de estas inyecciones. Así mismo, los nanosistemas son herramientas útiles para dirigir el fármaco a los tejidos diana y protegerle del medio externo", aseguró.

 

Explicó la interviniente las características de los diversos nano y microsistemas. Entre otras cuestiones, destacó que los liposomas se consideran prometedores nanoportadores para administración ocular, ya que son biocompatibles, biodegradables y relativamente no tóxicos. De los niosomas, resaltó que unen a las ventajas de los liposomas una mayor estabilidad química, y además poseen algunas similitudes con las microemulsiones, como la de incluir un tensoactivo en su composición que aumenta la permeabilidad del fármaco a través del tejido corneal.

 

De los dendrímeros subrayó que los más prometedores y, actualmente en estudio para fines médicos, son los derivados de poliamido-amina, de polietilen-imina y de carbosilano; y, como ventaja adicional, indicó que los dendrímeros no provocan visión borrosa, lo que evita la formación de cualquier velo en la región corneal.

 

Respecto a las microemulsiones, precisó que, al ser sistemas termodinámicamente estables que se preparan y esterilizan fácilmente y son capaces de incorporar fármacos de distinta naturaleza, constituyen una atractiva alternativa a las formulaciones tópicas convencionales. Debido a su baja tensión superficial, las microemulsiones permiten una mezcla adecuada con las lágrimas y garantizan una buena extensibilidad sobre la superficie ocular.

 

Docente, investigadora, madre y abuela

Una breve semblanza de "esta madrileña, con raíces aragonesas, felizmente casada, madre de dos hijos y abuela de dos nietos, nos muestra a una mujer  de su tiempo que, fiel a sí misma, ha ido dibujando día a día en su vida, con enorme esfuerzo y dedicación sorteando valladares, el perfil de la investigadora, la docente, la gestora, la compañera de equipo y la madre de familia que es Irene Molina", dijo la doctora Rosa Basante, al presentar a su compañera de departamento en la Universidad Complutense.

 

Licenciada y doctora en Farmacia por la citada universidad, con la calificación de premio extraordinario, Molina es también farmacéutica especialista en Farmacia Hospitalaria, Farmacia Industrial y Galénica y Análisis y Control de Medicamentos. Al acabar sus estudios se incorporó al Departamento de Farmacia y Tecnología Farmacéutica de la Facultad de Farmacia complutense, que ha dirigido durante ocho años. Profesora ayudante en 1976, pasó a colaboradora en 1982 y, dos años después, a titular; y en 2015 fue acreditada como catedrática.

 

Realiza su tarea investigadora dentro de un grupo multidisciplinar de investigación, en el que participan expertos en farmacia y tecnología farmacéutica y en oftalmología, que ha obtenido financiación en cinco  proyectos competitivos. Dentro del grupo, Molina dirige la línea de investigación dedicada al desarrollo de nuevas formulaciones para el tratamiento del ojo seco, y es inventora de una patente española que se ha extendido recientemente a Europa, y que ha donado a la industria farmacéutica para su explotación.

 

Dentro de su equipo científico, interviene en siete contratos de investigación con la industria farmacéutica y en cuatro de transferencia de tecnología. Una labor que ha dado lugar a la dirección de 12 tesis doctorales, dos de ellas con mención de doctorado europeo, varias tesinas, memorias de licenciatura, trabajos fin de máster y la publicación de un gran número de trabajos en revistas indexadas.

 

Parte de su tiempo lo dedica a colaborar con organismos públicos, como la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, de cuyo Comité de Evaluación de Medicamentos de Uso Humano es Vocal desde 1999. Y, desde 2002, es miembro del Comité de Asesoramiento Científico en las sucesivas ediciones del Plan Profarma, para la promoción de la I+D+i en la industria farmacéutica. Entre otros galardones, ha sido distinguida con la Medalla de Honor de la Facultad de Farmacia de la Complutense.

 

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