Cuando en 2014 se pasó de Erasmus a Erasmus +, Bruselas decidió ampliar el programa más allá de la UE con la creación de Erasmus + Internacional. A las universidades socias se les dio la opción de solicitar a Bruselas patrocinio para tener intercambio similar a la Erasmus, con movilidad de profesores, estudiantes y PAS, pero con universidades del resto de los continente. Isabel Durán, vicerrectora de Relaciones Internacionales y Cooperación, explica que el programa piloto ha sido de dos años y en la UCM hemos tenido intercambio con Australia, Israel, Rusia, Ecuador y Estados Unidos. Para los dos próximos años ya está en marcha la petición a la que se ha añadido Paraguay a esa lista de países. Hablamos con estudiantes y profesores que ya han disfrutado de este programa para que nos cuenten su experiencia, tanto complutenses que han salido fuera como estudiantes extranjeros que en este momento están en la Complutense con una Eramus + Internacional.
Shirley Chng y Lucy Rucher han venido de Australia. La primera es de Singapur, pero estudia en la Griffith University, de Queensland, y la segunda, originaria de Australia, viene de La Trobe University, de Melbourne. Entre las dos hay más coincidencias, a las dos les gusta "la historia de España, su lengua y también la música", o "la comida", como apunta Rucher.
Definen su experiencia como muy interesante, sobre todo porque "aquí los estudiantes son más apasionados, mientras que en Australia tienen una actitud de pasotismo, de que no les importa nada, ni hacen preguntas ni quieren saber nada más que lo que se imparte en clase". Lo afirma Chng, de su experiencia en la Facultad de Filología, y lo confirma Rucher, que está en la Facultad de Políticas.
Esta última informa de que "en Australia no está de moda estudiar idiomas, pero los que lo hacen sí que aprenden muchos a la vez". Ella misma aprendió primero italiano y luego español, y si decidió venir a nuestro país es porque " la Universidad Complutense lo ha puesto todo muy fácil".
Las dos son estudiantes de grado y vienen a pasar aquí unos cuantos meses. En Madrid han encontrado alojamiento en un piso compartido y mientras Rucher no tiene problemas de dinero, porque recibe la ayuda de Erasmus + Internacional más la de la universidad de Australia, "que aporta dinero para viajes de estudio", Chng no puede recibir becas del gobierno australiano, así que se tiene que conformar con los 800 euros de la Erasmus +, que en la capital se pueden quedar un poco cortos.
El programa
La vicerrectora Isabel Durán explica que "muchas de las universidades no europeas no conocen el programa Erasmus, con lo cual es una iniciativa que les pilla de nuevas y no conocen cómo se gestiona, que es algo muy complicado, y no cuentan, evidentemente, con la experiencia de 30 años que tenemos en Europa, por lo que a veces es un trabajo muy complicado explicárselo por parte de las universidades solicitantes".
Añade que, por otra parte, "a España nos interesan muchísimo las universidades latinoamericanas, por razones obvias, pero la UE tiene otras prioridades geopolíticas que no son las nuestras, así que mucha parte de la financiación va a países como Yemen, Irán, Irak o Túnez, que son países que desde el punto de la movilidad de estudiantes son complicados. Es muy difícil pensar en estudiar estudiantes de grado a Yemen, impensable más bien, así que en esos casos se queda en movilidad de profesores y en recepción de estudiantes, así que la bilateralidad no está garantizada".
Para intentar que la situación cambie una sectorial de la CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas), en concreto el Grupo de Movilidad de la CRUE Internacionalización, que preside la propia Isabel Durán, acudió en enero a Bruselas para transmitir "esas inquietudes de que los intereses geopolíticos no siempre coinciden con los académicos y educativos de las universidades de los países miembro".
De momento, el año que viene se afrontará la segunda etapa de Erasmus + Internacional "con ilusión y con afán, y la Universidad Nacional de Asunción de Paraguay está encantada de que les hayamos elegido, ya que nosotros recibimos becados paraguayos, casi sesenta, así que es una forma de afianzar nuestra relación de intercambio y movilidad".
Aparte de eso, la vicerrectora confía en que se pueda repetir con los países donde ya se han realizado Erasmus + Internacional, "porque la experiencia acumulada facilita la gestión, aunque con este programa, de momento no está garantizada la continuidad más allá de tres años".
Los profesores
Hablamos con Andrés Barrera, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, del Departamento de Antropología Social, que ha participado en los programas Erasmus desde el inicio, e incluso ha contribuido a organizar algunos de ellos, el último en Rusia, en la Universidad de la Amistad de los Pueblos con el programa Erasmus + Internacional.
Para Barrera lo más interesante del programa Erasmus es "viajar con algún propósito, que en este caso tiene que ser académico, aunque no definido de una manera muy estricta". Se trata de "estudiar, de investigar, de enseñar, fundamentalmente de tener esa experiencia con otras culturas, con otros países, fomentar el entendimiento entre la gente y los intercambios entre los estudiantes, pero también entre los profesores y los administradores de las instituciones académicas".
Allí impartió clases en inglés, y "lo del idioma da un cierto valor añadido, porque al tenerlo que hacer en inglés, que no es tu lengua, también te obliga, por ejemplo, a tener las ideas más claras y expresarlas de manera más sintética, y al mismo tiempo también sitúa a los que te escuchan en un terreno neutral porque no es el idioma materno de ninguno".
Cristina del Campo, del Departamento de Estadística de la Facultad de Económicas, también ha estado en Rusia, en su caso en la Financial Academy de Moscú. Ella ya imparte clases en inglés en la Complutense, así que lo del idioma no le supuso un problema añadido.
También Irene Solbes Canales, profesora contratada doctora interina del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, informa de que aunque en la actualidad imparte clases "en el grupo bilingüe de la Facultad de Educación, fue un reto importante preparar e impartir tantas horas de clase en inglés ante grupos con tanta formación y alumnado de los últimos años de Psicología", en su caso en la universidad australiana de La Trobe, de donde proviene nuestra estudiante Lucy Rucher. Explica Solbes Canales que la experiencia le sirvió para desarrollar sus "competencias comunicativas en inglés, pues no es lo mismo impartir clase en un aula de 1º que realizar un intercambio de este tipo entre investigadoras, profesionales del ámbito y estudiantes cuya lengua materna es el inglés".
Considera Cristina del Campo que el programa para profesores del Erasmus + es un punto muy importante para establecer una primera conexión, y aunque reconoce que la de Rusia no le ha salido muy bien, las otras Erasmus "han sido siempre punto de partida para investigación y siempre hemos sacado provecho, hemos establecido una colaboración y hemos hecho un artículo o dos o lo que haya surgido". Explica la profesora que cuando presentas el proyecto tienes que incluir una parte docente y una de investigación, "porque no es sólo dar tus ocho horas de clase y luego hacer turismo... aunque también sea importante".
Para ella, la Erasmus + Internacional, aunque permite hasta dos meses, se le hace un poco corta, porque "la subvención que recibimos es para una semana, así con ese dinero a veces te permiten estar dos semanas, aunque el dinero es el mismo y con suerte te da para el billete de avión y para el hotel".
Con esto último coincide Ismael Gálvez, profesor titular del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular I de la Facultad de Químicas, que ha participado durante dos semanas en Erasmus + Internacional impartiendo un curso en la Universidad Técnica de Ambato en Ecuador. Piensa que es también corto, "porque si uno va a hacer un primer contacto con un grupo que no conoce, se puede convertir en un viaje para dar una conferencia, estar tres días y volverse, y eso parece poco productivo".
En esa misma línea se expresa Irene Solbes Canales, de la Facultad de Educación, quien afirma que "sería interesante permitir al profesorado permanecer algo más de tiempo en la universidad de destino, especialmente cuando se trata de destinos tan alejados como Australia, porque entre el cambio de hora y la cantidad de tiempo que hay que invertir en el viaje, impartir en tan poco tiempo las horas necesarias se hace complicado, pues a menudo la propia profesora que te recibe en la Universidad de destino no dispone en tan pocos días de horas en la que poder distribuir tu docencia y los talleres que vas a impartir".
El profesor Gálvez finalmente dio dos semanas en Ecuador, y aunque intentó que la universidad receptora le pagara el alojamiento de la segunda de ellas, no lo consiguió. Cuenta que su caso no es como el de los profesores anteriores, porque estuvo "en una universidad que tiene muchas menos posibilidades, a nivel de medios, que la Complutense, así que los estudiantes han tenido la opción de ver a un investigador que tiene el conocimiento técnico y la tecnología que ninguno de sus profesores o nadie de su universidad les podía dar. Por ejemplo, incluso en temas como el nivel de jerarquía que existe en las universidades latinoamericanas entre profesor y alumno que puede ser, por lo general, bastante más grande que en España, y mi disponibilidad y apertura la agradecieron mucho, la cercanía".
Considera Gálvez que "una de las fortalezas del programa es tener acceso a muchas colaboraciones y relaciones internacionales que son susceptibles de tener continuidad", y aunque habría que encontrar la manera de articular esa continuidad, sí cree que "tener acceso a otros lugares es realmente positivo, sobre todo porque como país y como universidad estamos fuera de los circuitos de toma de decisiones y además en una situación de crisis de recursos, así que deberíamos aprovechar nuestro conocimiento, que es lo que más tenemos como país".
Andrés Barrera opina, de todos modos, que "el programa Erasmus no tiene como objetivo desarrollar contactos de continuidad muy concretos, más bien se trata de crear un campo favorable, abrir el escenario al intercambio y dar un primer empujón, porque para cosas más específicas hay otros programas".
A pesar de que sea así, Álvaro Martínez, catedrático de Bioquímica de la Facultad de Químicas, también ha aprovechado la Erasmus + Internacional para ir a la Universidad de Massachusetts en Lowell, "donde hay una persona que trabaja con proteínas tóxicas, al igual que nuestro grupo, aunque en su caso de araña". Durante la semana del programa, dio seminarios, habló con mucha gente y ha establecido una colaboración.
Ahora una becaria de su grupo ha ido allí tres meses a hacer la transcriptómica de la anémona marina con la que se trabaja en la UCM y luego se va a venir con el ADN de las toxinas de las arañas que se van a tratar aquí de producir y caracterizar. Además, en mayo viene la profesora a pasar una semana con el mismo programa Erasmus +.
En su caso, el dinero le ha dado suficiente para una semana, al igual que para Diego Rascón Moreno, profesor ayudante doctor en el departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Facultad de Educación y del Centro de Formación de Profesorado. Ha estado en la Universidad de Tel Aviv, y allí le han sobrado incluso unos 75 euros de la aportación, porque se administró bien y reservó el alojamiento con antelación.
Explica el profesor que ha sido una experiencia muy enriquecedora, porque "se vive en la Universidad, y en toda la ciudad, una estupenda convivencia entre diferentes culturas, principalmente la judía y árabe, y hay una amalgama de diferentes nacionalidades que resulta muy atractiva".
La mejora que propone para el progrma es "la realización de la estancia en el momento de mayor oferta de cursos que puedan resultar de interés". Él estuvo a principios de septiembre, siguiendo las recomendaciones del centro de destino y teniendo en cuenta que además a su Departamento de origen también le venía muy bien esa fecha para no interrumpir apenas sus obligaciones. Añade que los cursos en los que participó "eran interesantes desde un punto de vista lingüístico (cursos de verano), pero no tanto en relación a la formación didáctica del profesorado".
Doctorandos
Aparte de estudiantes extranjeros que cursan la Erasmus + Internacional en la Complutense, y de profesores de nuestra Universidad que han ido a otros países a disfrutar de este programa, también hemos hablado con dos estudiantes de doctorado de la UCM que han estado tres meses en otros países.
Andrés Antón Rey, estudiante de doctorado en Informática, ha estado tres meses en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, y "la experiencia ha sido buena en general, con bastante ayuda por parte de la universidad americana y con resultados de investigación también buenos". Por su parte, Nuria Hinarejos, estudiante de Historia del Arte, está haciendo una tesis doctoral sobre Puerto Rico, y estuvo allí tres meses en lo que fue "una gran experiencia".
La tesis de Hinarejos versa sobre el sistema de defensas de Puerto Rico, así que le "vino fenomenal, porque no es lo mismo analizar las fortificaciones en plano que in situ". Reconoce que cuando llegó allí su tema llamó mucho la atención "porque no está prácticamente estudiado y además por ser extranjera y mujer estudiando una temática militar". Eso le dio la posibilidad de participar en muchísimos congresos, en conferencias y en dar clases en la universidad. Dijo a todo que sí, y se le fueron abriendo puertas "hasta de la institución que sería como nuestro Patrimonio Nacional, en la que a veces no saben ni que existen determinadas fortificaciones, ni a quién pertenece su protección".
Lo que más le llamó la atención fue la diferencia entre los sistemas de doctorado, porque en Puerto Rico "se te abren unas oportunidades que jamás llegaremos a ver en España". Desde su primer año en doctorado, los que tienen una beca ya son profesores en la universidad, compaginando las clases con la investigación, y además los dos primeros años no hace falta que tengan claro su tema de doctorado, "algo que aquí es muy raro".
La experiencia de Antón Rey, que trabaja en supercomputación, ha sido diferente, porque se centró en la investigación. Entró directamente como estudiante de doctorado que "comparado con los que están allí estudiando, sería bastante avanzado, como un tercer o cuarto año suyo". El programa le ha permitido hacer contactos y este mes de abril recibió la aceptación de un artículo que se ha mandado a un congreso europeo de supercomputación, sigue en contacto con su supervisor y la investigación que ha motivado su estancia probablemente dé lugar a más cosas derivadas de la Erasmus +.
Los dos tuvieron problemas para encontrar un piso. Antón Rey porque eran caros, pero "nadie va a Erasmus para ganar dinero", así que en su caso pudo pagar con la beca el 50% del coste, "aunque la experiencia no tiene precio". E Hinarejos, porque "en Puerto Rico entre pagar el avión y la casa en un barrio seguro, con lo que te dan por la Erasmus + no puedes pagar ni la mitad del viaje".
Repetirían sin duda
A pesar de que al programa todavía le quedan aspectos por pulir, como la duración de las estancias para los profesores, la falta de reconocimiento por parte de la Universidad, aunque se realicen los cursos en periodos vacacionales, o la dotación para docentes y estudiantes, todos los entrevistados aseguran, sin excepción y sin ninguna duda, que lo harían de nuevo.
Irene Solbes Canales resume el sentir general, asegurando que "volvería a repetir" y que espera "poder pedir otros destinos en los próximos años". Destaca además la "gran ayuda que recibió en todo momento por parte de las personas que trabajan en la Oficina de Relaciones Internacionales del Rectorado, que asesoraron muy bien en el proceso y se mostraron muy amables atendiendo todas las dudas".