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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Sábado, 21 de diciembre de 2024

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Mediación en Rondonia, un pionero proyecto de cooperación complutense

Sembrar cultura de paz en un contexto de pobreza y violencia. Eso es lo que ha hecho un grupo de estudiantes del Máster en Mediación y Resolución de conflictos de la UCM, y su directora, la profesora Leticia García Villaluenga. Lo que empezó siendo un trabajo de fin de máster se convirtió en un proyecto de ayuda al desarrollo -el primero, al menos que sepan sus responsables, que se desarrolla con la mediación como objetivo- en Rondonia, Brasil, cerca de Bolivia. Los resultados, según resumen la propia Leticia García y las dos estudiantes que desarrollaron toda la labor de campo, Irene Robles y Edit Sánchez, "han sido muy positivos. Hemos hecho un buen trabajo y hemos logrado un cambio: la gente de allí ya sabe que la mediación les puede ayudar. No obstante, nos volvemos con un sentimiento ambivalente por no poder hacer más por cambiar una realidad social muy complicada, en la que la violencia está presente de manera constante".

 

En el Estado de Rondonia, según cuentan la profesora García Villaluenga y sus dos ex alumnas -cursaron el máster en el curso 2014-15- hay numerosas pequeñas poblaciones situadas en los márgenes del río Madeira. Son lugares en los que la pobreza casi extrema está al orden del día y en las que la violencia campa a sus anchas. La justicia apenas está presente en esos pueblos. Un barco con funcionarios de la justicia estatal y federal recorre durante 16 días el río parando en las poblaciones más numerosas. Registran los nacimientos que se han producido, las separaciones, las defunciones... Y también tratan de resolver conflictos entre partes. El "Barco de la Justicia", como se le conoce, hacía el trayecto dos veces al año. Ahora, por los recortes presupuestarios, sólo visita las poblaciones una vez.

 

La profesora García Villaluenga conocía la existencia de este barco por las relaciones que mantiene desde hace tiempo con la Facultad Católica de Rondonia. "Además -cuenta la profesora- a esa edición del máster se habían matriculado una abogada de Rondonia, Luciana Alves, a quien había conocido en una Escuela Complutense Latinoamericana, y una jueza, María Abadía, que es magistrada también en Rondonia, y que estaba a punto de jubilarse y había decidido cogerse un año y venirse a España para capacitarse en mediación. Ella allí hace conciliaciones y pensaba que la mediación podía serle muy útil". Cuenta la profesora García Villaluenga que cada año dividen a los estudiantes del máster en grupos y les proponen un tema que deben desarrollar a lo largo del curso y convertir en su trabajo fin de máster. En este curso 2014-15 tuvo claro que debía aprovechar la presencia de sus dos alumnas del Estado de Rondonia para proponer el desarrollo de un proyecto de mediación en ese Barco de la Justicia que recorre el Río Madeira. Con Luciana Alves y María Abadía formó un grupo de trabajo al que sumó a dos trabajadoras sociales tituladas por la UCM, Irene Robles y Alicia Romera, y a la psicóloga canaria Edit Sánchez. A la idea de introducir la mediación en el Barco de la Justicia pronto se sumó otra posibilidad: desarrollar un proyecto de mediación educativa con niños de la zona. La propuesta se la había hecho el propio gobernador de Rondonia a Leticia García Villaluenga. "Estaba claro que había que aprovechar la oportunidad".

 

El grupo de estudiantes del máster preparó a toda velocidad un boceto del proyecto y lo presentaron a la Convocatoria de Ayuda al Desarrollo de la UCM de 2014, pero fue denegado. "Nos hacen en ese momento unas observaciones -explica García Villaluenga- que nos permiten mejorar el proyecto y presentarlo a la siguiente convocatoria". "Y ser el segundo mejor valorado de los 81 proyectos que se presentaron", añade Irene Robles.

 

En marzo les comunicaron que el proyecto había sido concedido. Con la financiación de 18.000 € podrían cubrir los gastos de viaje, estancia y seguro médico de dos personas durante seis meses. La abogada y la jueza de Rondonia ya habían regresado a su país, Alicia Romera no podía por motivos personales ir durante tan largo periodo a Brasil, por lo que serían Irene Robles y Edit García las que se desplazarían a Rondonia. El plan consistía, en primer lugar, en viajar en el Barco de la Justicia por el Río Madeira y allí informar, sensibilizar y realizar un estudio tanto entre los funcionarios de justicia como entre la población ribeiriña sobre el papel que podría cumplir la mediación para ayudar a resolver los conflictos. Tras bajarse del barco se desplazarían hasta la ciudad más importante del Estado, Porto Velho, para terminar de diseñar el proyecto de mediación educativa y finalmente comenzar a visitar los colegios y formar a sus profesores y alumnos.

 

En el último momento Irene tuvo que retrasar su viaje, por lo que Edit se vio sola en el Barco de la Justicia. Llegó a Brasil el 6 de mayo y un día después ya estaba embarcada. Los primeros días, recuerda, fueron un poco complicados, ya que su portugués no era muy fluido y su presencia no era del todo comprendida. Poco a poco la situación fue cambiando y con la ayuda de algunos de los 54 viajeros del barco pudo ir cumpliendo con el plan que tenía prestablecido. "Pude dar algunas charlas entre huecos a los trabajadores del barco, explicándoles qué es la mediación y en qué les podía ayudar, y también comencé a acercarme a las comunidades que íbamos visitando, incluso entrar en sus casas y en sus escuelas". Edit recuerda como por primera vez consiguió a sentarse a hablar con un grupo de personas en la localidad de Demarcación, en una fábrica de yuca. Allí mientras ellas misma también pelaba yuca pudo escuchar los conflictos que tenían los que allí trabajaban a diario y ella contarles como la mediación les podía ayudar a resolverlos. "Es algo que nunca olvidaré", comenta Edit con visible emoción.

 

El trabajo en el Barco de la Justicia se completó como estaba previsto y según se ha podido comprobar en los resultados de las encuestas que cumplimentaron trabajadores y ciudadanos, con notable éxito. Conocieron la mediación y vieron que podía ayudarles tanto en su trabajo como en la resolución de sus conflictos.

 

La siguiente etapa era en Porto Velho, la capital del Estado. Allí Edit tenía que coordinarse con la gente del gobierno del Estado de Rondonia y de la Facultad Católica para organizar las visitas a la escuela. Finalmente se decidió visitar cuatro centros: las escuelas Jorge Texeira, Roberto Pires, 4 de Janeiro y Petronio. Y el 7 de julio llegó Irene. Aunque el contacto con Edit durante los dos meses anteriores había sido constante, "hasta que no llegas y ves lo que hay no puedes hacerte una idea", señala Irene. "Recuerdo -habla Edit- que los primeros días, cuando volvíamos de los colegios, estábamos frustradas, veíamos aquella situación, las condiciones en las que estaban los chicos, la inseguridad, la pobreza... Eran tantas cosas las que querrías cambiar... Al final te das cuenta que lo único que nosotras podíamos hacer era nuestro trabajo lo mejor posible".

 

Y lo hicieron. "Cuando yo llegué -toma la palabra Leticia García Villanueva, que llegó a Brasil ya casi cuando concluía el proyecto, el pasado mes de noviembre- vi que el trabajo estaba funcionando. En las escuelas los chavales estaban muy motivados; habían interiorizado los valores de la mediación. No olvidaré verles barriendo ellos mismos la clase donde íbamos a estar; querían que estuviese limpio, que el espacio de la mediación fuera un lugar digno".

 

Sin duda, el contacto con los niños y niñas de entre 12 y 17 años es lo que más ha marcado a Irene y a Edit. "Allí -cuenta esta última- todo es muy diferente a lo que estamos aquí acostumbrados. Las clases sociales están muy marcadas y en una misma clase hay niños con hasta cuatro años de diferencia. Y luego está el tema de la violencia. La escuela es su único lugar seguro, aunque a veces ni eso. Un día cuando llegamos a una escuela, 10 minutos antes les habían robado en clase a punta de pistola".

 

Aunque no estaba previsto, el proyecto tuvo un componente más. "Una jueza de infancia y adolescencia -cuenta Irene- nos llamó para ver si podíamos ir a un centro de menores infractores en Ji-Paraná. Aunque no sabíamos qué podíamos hacer allí y pese a que estaba a 500 km de Porto Velho, fuimos". La propuesta que recibieron era la de trabajar con los 90 educadores del centro y dotarles de una formación en mediación. Por supuesto, aceptaron. "De lunes a jueves visitábamos los colegios y el jueves por la noche viajábamos a Ji-Paraná, donde estábamos hasta el domingo", recuerda Irene. También fuera de programa, tuvieron sesiones con profesionales sanitarios y con policías.

 

En diciembre Edit, Irene y Leticia García Villaluenga volvieron a Madrid. "Satisfechas, sí, pero también viendo cómo podemos dar continuidad a lo que se ha hecho. La idea es que sea la gente de la Facultad Católica de Rondonia que nos acompañaba a las visitas a los centros, pero hay que ver cómo podemos hacer desde aquí porque necesitan más formación", concluye la profesora García Villaluenga. Edit e Irene ya están metidas en un nuevo proyecto, por supuesto de la mano de Leticia García y de Mari Luz, la coordinadora del máster. "Se trata de un convenio con el Ayuntamiento de Madrid, por el que vamos a desarrollar un proyecto piloto de mediación educativa en escuelas de Madrid. Ya estamos viendo, aprovechando la experiencia de Edit e Irene, la posibilidad de hermanar estas escuelas con las de Rondonia y ver si se puede hacer algo juntas...", concluye García Villaluenga. 

 

Irene Robles, Leticia García Villaluenga y Edit Sánchez, en la bilioteca de la Facultad de Trabajo SocialEl Barco de la Justicia en el río MadeiraLa progresora García, Irene y Edit, durante sus últimos días en BrasilDurante una sesión con los alumnos de una de las escuelasSe trabajó con niños y niñas de entre 12 y 17 añosIrene y Edit no olvidarán esta experienciaLos resultados del proyecto se presentaron en la Facultad de Políticas y Sociología a mediados del pasado mes de marzo, con presencia del decano de Trabajo Social, Fernando de Lucas, y Julio Fuentes, del Ministerio de JusticiaDurante la presentación de los resultados se proyectó un vídeo sobre el proyecto
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