Los pliegues de un papel esconden promesas, sorpresas, un splash revelador,... el pliego se llena de arte y viaja por el mundo en una exposición que ha recalado en la Facultad de Bellas Artes. Encuentros Complutense ha participado de esa experiencia con sus promotoras, este miércoles, en "Navegar por el pliego: abrir, splash, cerrar". "Todas las integrantes de esta mesa somos artistas y eso es investigación también", reivindicaba Carmen Hidalgo de Cisneros al presentar la iniciativa que reúne en torno a este tercer encuentro itinerante de interacción gráfica a artistas visuales de todo el mundo.
Ana Soler Baena, profesora de la Universidade de Vigo lo conoce bien. Allí han desarrollado la exposición EL PLIEGO/LE PLI/A FOLDER con su grupo de investigación dx5 digital & graphic art research que practica la "investigación de la frontera, border lines entre el arte y la ciencia, la intuición y la razón. Ahí pasan las cosas interesantes y nos llevan a resultados inexplorados". Soler nos cautiva con la estampa, acordándose de la propuesta a Epson durante un proyecto desarrollado en Japón: "¿Y si inyectamos mermelada en un plotter?"
Pero el encuentro en esta ocasión iba de pliegos, que recuerda Anne Heyvaert (Universidade de Vigo) comparten etimología con complejidad, complicar...; de "accionar sobre el espacio en sus cuatro subespacios, la idea del pliegue". Heyvaert ha construido su "Así piensa el pliego" sobre la obra "Livre" de Michel Melot, donde "la culminación del libro está definida por el pliegue". "La extraña promesa tiene un espacio escondido, eso es un libro y también un pliego", explica. Espacios escondidos que construyen la exposición EL PLIEGO, que ya cuenta con más de 200 obras, a pesar de haber reducido la participación a "dos centros por país y máximo 20 obras por centro", asegura Heyvaert. Exposición que la semana que viene se inaugura en Portugal y que se puede visitar estos días en el hall de Bellas Artes, con piezas seleccionadas de EEUU, Canadá, Taiwan... y pliegos de veinte artistas complutenses profesores/as, egresados/as o estudiantes.
Artistas como Miriam Cantera, antigua alumna que dirige el taller El mono de la tinta, que reconoce que su reto fue "darle una secuencia al grabado" y tener en cuenta que el público "lo va a sostener, lo va a oler si quiere. Aportar para que esa pieza se pueda sentir no solo con la vista". Que sea, en definitiva,"algo que se toque, se vea, se huela, se sienta".
El leiv motiv de la mesa era "navegar por el pliego" y de eso sabe mucho la diseñadora gráfica María José Subiela. Subiela explica que el libro de arte, en el que es especialista, está "condicionado por el cliente, el presupuesto y el tiempo" y "con todo eso, la tipografía, los colores, la rejilla y cómo lo distribuyes" se construye "la navegación por el libro". "La lectura a lo largo de los pliegos y las dobles páginas es lo que hace que el libro de arte funcione", concluye.
"Yo me compro la revista para tener el póster central"
A la Complutense la exposición EL PLIEGO/LE PLI/A FOLDER ha venido de la mano de Carmen Hidalgo de Cisneros y el grupo de investigación LAMP. Mónica Oliva, artista visual y profesora integrante de este grupo de la Facultad de Bellas Artes que reflexiona sobre "el libro artístico en la era digital", expone la importancia del libro de artista como "género" y como "un método docente para solventar procesos creativos, para materializar el pensamiento". Oliva anuncia un proyecto de "base de datos para tener un fondo, necesario, de libros de artista; que recoge libros de todo tipo de nuestros alumnos".
Un proceso de pensamiento que a la comisaria de la exposición, Carmen Hidalgo, le llevó a uno de "sus" anglicismos -splash- para titular esta mesa inaugural. Desde los pósteres centrales de las revistas adolescentes que atesoraban a los Beatles, a Queen,... pasando por el comic de Moebius, en la navegación de un pliego "quiero que el centro tenga el splash, lo importante es llegar al centro". Y además, ese abrir y cerrar -emoción del interior mediante- se transmite a través del "espacio de una hoja plegada, el encuentro que provoca este plegado, la navegación por el libro, el tiempo - Carmen cita a San Agustín acerca de qué es tiempo si me piden que lo explique dejo de saberlo-, el concepto de doble-desdoblado, el valor de la gráfica contemporánea, la autoría compartida...".
Sensaciones navegables en los ríos congelados de Itziar Ruiz, la máscara de José Antonio Vallejo, las alas de luz de Lidia Benavides, el contrapunto de Miriam Cantera, la intimidad de Paz Carpintero, el libro del conocimiento de Rosana Arroyo, los árboles de Trinidad Isarri,... pliegos también de Carmela Saro, Carmen Hidalgo de Cisneros, Eva Santín, Gema Goig, Katarzyna Pacholik, Luis Mayo, María de Iracheta, Marta Aguilar, Mónica Aranegui, Mónica Florensa, Mónica Oliva, Raquel Algaba o Sara González. Imposible describirlos todos, mejor ir a ver estos pliegos, junto a sus homólogos internacionales, en Bellas Artes hasta el 3 de noviembre; porque, como dice Ana Soler, "a un libro le hace falta el tiempo y el tacto. Es una cajita de secretos que hace falta abrir".
