Los días 20 y 21 de octubre, la Ciudad Universitaria acogió una jornada de homenaje a los 50 años de la creación de la Federación Española de Teatro Universitario. Mientras el sábado se centró en representaciones teatrales en diferentes escenarios y una mesa redonda sobre la situación de este tipo de teatro en la actualidad, el viernes, aparte de varios talleres, se pudo asistir a otra mesa redonda sobre los orígenes de dicha Federación y a una gala en la que intervinieron varios grupos universitarios. El dramaturgo Jerónimo López Mozo, que estuvo en los orígenes de la Federación Española de Teatro Universitario, considera que es "un milagro que se celebren 50 años" de aquella asociación que surgió en Valladolid, bajo el amparo del omnipresente SEU (Sindicato Español Universitario), que en un principio "quiso cortar las alas al teatro independiente". Pronto la iniciativa se vio invadida por "el veneno del teatro", como asegura el también dramaturgo Javier Navarro, y derivó en ese teatro libre que hoy en día se engloba bajo el nombre de Teatro Universitario.
Juan Antonio Hormigón, autor de una decena de obras, considera también que "llegar a los 50 en España es un hito, porque aquí la mayoría de los hechos culturales son efímeros". Aseguró Hormigón que "a veces cuando se está en la universidad uno no es consciente de lo fundamentales que son esos años para la configuración de la personalidad", y en esa configuración para él, el teatro ocupa un papel relevante, "porque es un vehículo para descubrir, poco a poco, que es aquello que nos interesa hacer".
En esa misma línea, la autora teatral Eva Redondo quiso dar las gracias a toda aquella generación que hizo posible el teatro universitario, porque a ella personalmente el grupo teatral al que se unió en Salamanca le cambió la vida, ya que era un lugar "artístico, de esperanza y sueños".
Javier Navarro coincide en que algo de onírico hay en todos los que se ven impulsados a hacer teatro, porque no se sienten satisfechos con su vida, "o no del todo". Son aquellos que necesitan "ser otro, vivir otra vida".
Margarita Piñero, profesora de Literatura Dramática en la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático), también se inició en el teatro en la Universidad, en su caso de Sevilla, aunque pronto vino a Madrid donde se incorporó al Teatro Libre de la UCM. Explicó Piñero que en esa época todavía existía la censura, en aquel entonces del ministerio de Manuel Fraga, que implicaba que "el autor podía escribir sobre lo que quisiera, pero luego las autoridades podían cortar también lo que quisieran". Además, para comprobar su trabajo censor, se personaban en los ensayos para que no se hubieran hecho añadidos, sobre todo en temas como "la religión y la política".
Por si eso fuera poco, "el proceso burocrático sólo servía para una representación, o dos como máximo, si se hacía en el mismo lugar".
A pesar de esos impedimentos, Piñero sacó mucho del teatro universitario, sobre todo a "manejar los espacios escénicos, a adaptar cualquier espacio a las necesidades, incluso aunque esos espacios no estuvieran pensados para una representación teatral".
El director de escena Mariano de Paco Serrano coincide con Piñero en ese aprendizaje total, "ya que lleva a un conocimiento profundo de la práctica escénica". Y lo dice alguien que entró en el teatro universitario estando ya en 3º de BUP y quien, por influencia de sus padres, fue víctima de "ese veneno del teatro" desde su más "tierna infancia".
También incide en la misma idea, Juan Antonio Hormigón, que asegura que en el teatro universitario "se hace cualquier obra con poquísimos recursos, pero con muchísimo entusiasmo". Considera que eso es algo que no debe perderse nunca, pero "al mismo tiempo hay que saber dónde podemos estrellarnos". Piñero considera que el "arrojo es necesario" y que muchas veces esa valentía "va encarrilando el gusto y la estética de lo que se va a hacer, aunque uno no sea consciente del camino que está recorriendo".
Para de Paco Serrano, el arrojo también es fundamental, pero en el teatro universitario debe ir unido a la investigación. Javier Huerta Calvo, catedrático de Literatura Española en la UCM, explicó que por eso ha empezado en la Complutense un proyecto de I+D sobre el teatro universitario en España, una dramaturgia que es poco conocida, y sobre todo "poco apreciada, aunque sin ella no se entendería la Historia del teatro español".
Entre la mesa redonda del viernes y la gala teatral se proyectó un vídeo con fragmentos de obras teatrales y con declaraciones de personalidades relacionadas con el teatro universitario como José Sanchis Sinisterra, Ángel Fernández Montesinos y César Gil.
La gala
El director de El Barracón nombró, en el vídeo, muchas veces la libertad, como una de las características fundamentales del teatro universitario. Al comenzar la gala, Juan Antonio Hormigón aseguró que a él no le gusta hablar de libertad a secas, porque "en su nombre se han cometido muchos atropellos", así que prefiere hablar de "la libertad adjetivada". Ello le lleva a reivindicar un teatro universitario, pero no uno que "fomenta la eclosión del yo, que es la formulación del egoísmo que surgió con el capitalismo", sino ese otro que busca la cultura y una exploración de cosas nuevas.
Margarita Piñero animó a estudiar teatro, porque no pueden imaginar "lo bien que se pasa y lo maravillosa que es" esa experiencia que te configura la vida.
Tras su breve intervención se pudo ver la obra Monólogo de palabras, de Javier Navarro, interpretada por Cova Murias, del Teatro Universitario de Bellas Artes de la UCM. Tras la representación, el propio Navarro recordó algunas anécdotas de un espectáculo que dirigió sobre el Camino de Santiago, allá por el año 1965.
Mercedes Delgado, la directora del grupo teatral La Escena Roja, reconoció que para ella en el teatro universitario hay que "probar, arriesgar y confundirse para aprender de los errores, porque el día que salgamos a un circuito fuera de la universidad, será todo mucho más arriesgado y hace falta tener una base muy buena".
Añadió que es imprescindible que en el teatro universitario haya investigación y crítica, "para seguir siendo críticos y con capacidad de denuncia".
A continuación Carlos Jaque, Esperanza Cuadrado, Mary Ramírez, Juan Carlos Suárez y Francisco León, de Cómicos de Adamuc, interpretaron El Castelo Sangrienti. Roberto Ateca, del grupo teatral explicó que él no había pensado en el teatro en su vida hasta que llegó a la Universidad para los Mayores de la UCM, y que desde entonces se ha convertido en una parte sustancial de su vida. Mercedes Menéndez, la directora de Cómics de Adamuc, que ya llevan 15 años participando en el Certamen Teatral de la UCM, añadió que lo ideal sería que "el veneno del teatro se extendiese más y que contagiase a mucha gente, casi que se convierta en una pandemia".
Eva Redondo aseguró que su paso por el teatro universitario le enseñó lo que cuesta sacar adelante una obra de teatro, así que para ella fue una buena escuela como espectadora, para valorar la siempre difícil puesta en escena.
Fátima Plazas y Alberto Garrido, de El Noema, interpretaron El profesor republicano, escrita por Rubén Burén. El propio autor recordó que lleva ya 20 años en el teatro universitario y que para él, "las obras de arte están para dar voz a los que no la tienen" y el teatro en concreto te permite ponerte en la piel de otros y "conocer cómo piensan los que no piensan como nosotros". Para Burén, a quien no le interesa el teatro comercial, el teatro universitario es "un fin en sí mismo, con un lenguaje lleno de libertad que tiene que ver con la pedagogía en un espacio muy humanista".
La actriz y autora teatral Leire Ucha considera también que "el teatro es un espacio para el cambio", aunque eso sí, "en él sólo funciona la verdad, porque sin ella no es más que un teatro muerto". Recordó que ella pasó por el teatro universitario hace mucho tiempo y que empezó como actriz motivada por la pasión de "un foco que te hace sentir bien".
Tras su intervención se pudo ver la obra La playa blanca, interpretada por Elva González y Marina Arias, del grupo La Coquera de la Universidad Politécnica de Cataluña. El autor de la obra Alberto Rizzo, y secretario de la Federación Española de Teatro Universitario, opina que "este tipo de teatro es la última oportunidad que tiene el sistema educativo de generar público crítico para el teatro, un público que busque otras realidades y que esté abierto al diálogo".
Katharsis Teatro, en concreto Manu Arévalo, Jaime Cano, Carmen Gómez, Irene Lobón, César Montero y Ander Orenga, interpretaron Orden de Alejamiento, de Jerónimo López Mozo. El autor recordó que su primer estreno fue en el año 1965 en el teatro universitario de Sevilla, con un grupo al que no conocía de nada, pero al que envió la obra, gustó y se representó. Añade que con este tipo de dramaturgia aprendió a burlar la censura, sobre todo en un tiempo en el que el teatro universitario sí salía de los campus "para contactar con un público comprometido que buscaba experiencias políticas". López Mozo reconoce que le entristece cuando el teatro universitario actual "hace obras sin ningún peso político, como las de Alfonso Paso".
La última de las puestas en escena correspondió a un actor del grupo Katharsis, que hizo una lectura representada del poema El crimen fue en Granada, de Antonio Machado. Tras él habló el presidente de la Federación Española del Teatro Universitario, Gaston Gilabert, quien consideró que "el teatro universitario es un patrimonio inmaterial que debe protegerse y defender porque es de un valor incalculable". Añadió que "el teatro es una experiencia empática y un valor añadido a lo que se aprende en las clases".