Hace dos años y medio que Carlos Andradas es el rector de la Universidad Complutense. Llegó al cargo con un ambicioso programa electoral que recibió el apoyo masivo de la comunidad complutense. Mucho, como señala, se ha llevado a la práctica, algunas cosas ya son visibles y otras se irán notando muy pronto, aunque, no lo oculta, "todavía nos queda mucho por hacer".
-Hace dos años y medio, en la entrevista que le hicimos en Tribuna Complutense, afirmó que la máxima prioridad de su mandato era conseguir que las personas que forman la Complutense recuperasen la ilusión. ¿Lo ha logrado?
- Quizá en eso es en lo que más tenemos que trabajar todavía: en lograr que la comunidad universitaria, se ilusione, recupere la ilusión. Creo que algunas personas sí que están ilusionadas, pero no es suficiente. Todavía tenemos que trabajar mucho más en ello. Existe todavía un sentimiento de que la vida en la universidad se va complicando paulatinamente, se va haciendo cada vez un poco más dura. Y en algunos aspectos ha sido así. Seguramente es un sentimiento fruto de las dificultades que la crisis trajo y que no hemos logrado revertir aun. Desde el punto de vista económico, afortunadamente, ahora mismo no hay problemas acuciantes. Es cierto que la universidad en general y la Complutense en particular están infra-financiadas, que el dinero que tenemos es limitado, y que no da para abordar todo lo que querríamos, pero no estamos en una situación dramática o de angustia.
"Desde el equipo de gobierno tenemos que conseguir que la gente vea que podemos ir viviendo cada vez un poquito mejor. La comunidad complutense se lo merece"
Seguramente lo que más nos ha afectado es el tema del personal. El ver que "cada vez vamos quedando menos para hacer lo mismo o más", como se dice. Y ese es el principal punto de inflexión que tenemos que dar. No se ha podido reponer el personal a la velocidad que habríamos querido. Al mismo tiempo había acumulada, y todavía hay, una gran bolsa de temporalidad y compañeros en expectativa de promoción desde hace muchos años. Ahora mismo la tasa de reposición es del 100 por 100, tanto para el PDI [personal docente e investigador], donde es así desde hace un par de años, como para el PAS [personal de administración y servicios], donde en el año 2017 ha ocurrido por primera vez. Ahora mismo estamos a expensas de que esta tasa de reposición se apruebe en los Presupuestos Generales del Estado para 2018, lo que ya el año pasado se retrasó y este llevamos el mismo camino, con lo cual los procesos de concursos, etcétera, se van retrasando... Pero si todo va bien, este año, en concreto, en el PDI vamos a recuperar capacidad docente, es decir que las horas docentes que se pierden por jubilación son menos que las que recuperaremos con todas las convocatorias de plazas que se van a sacar. Vamos a sacar más de 650 plazas a concurso de PDI. La publicación en el BOCM, el pasado viernes, del artículo 128 de nuestros estatutos nos permitirá poner en marcha la Oferta de Empleo Público para el PAS como continuación del concurso que ya hubo de 40 plazas hace unos meses. Ambas actuaciones, en PDI y PAS, son una pieza fundamental para recuperar esa sensación de que realmente comenzamos a respirar y que comenzamos a vivir mejor. Como dije el otro día en la toma de posesión de los nuevos decanos, desde el equipo de gobierno tenemos que conseguir que la gente vea que podemos ir viviendo cada vez un poquito mejor. La comunidad universitaria complutense se lo merece.
- Otra aspiración que se marcaba al comienzo de su mandato era volver a situar a la UCM entre las universidades más influyentes y mejor valoradas. ¿Misión cumplida?
- Creo, sinceramente, que de las cosas mejores hemos hecho en estos dos años y medio es haber recuperado la presencia institucional y externa de la Complutense y su prestigio. Ahora mismo la UCM está presente a nivel nacional dentro de la CRUE ocupando puestos clave, y también a nivel internacional. Hemos recuperado la presencia en redes en las que estábamos prácticamente desaparecidos, como Europaeum o UNICA; estamos creando o entrando en nuevas redes como la que estamos poniendo en marcha con la Universidad de París; hemos creado y trabajado la Unión Iberoamericana de Universidades (UIU), que está funcionando magníficamente; seguimos con el Real Colegio Complutense en Harvard, cada vez más activo, y abriremos, espero que podamos inaugurarlo antes del verano, un Centro asociado en China, un proyecto que viene gestándose desde hace unos años y que espero que sea una realidad en unos meses.
- Pero junto a esos intangibles, ilusión, prestigio, hay que situar las obras, los hechos, las decisiones que cambian las cosas. ¿Con cuáles de las que tomado en este tiempo se queda? ¿Cuáles han contribuido más a mejorar la UCM?
- Como decía al principio han sido muchas cosas y los efectos de algunas de ellas irán viéndose poco a poco en los próximos meses. En lo referente a estudiantes me quedaría con el cumplimiento inmediato que hicimos de nuestra promesa electoral de dotar un millón de euros en ayudas para paliar lo efectos de la subida de tasas, así como la periodificación del pago de las matrículas. Esto tuvo un efecto llamada, de modo que la Comunidad de Madrid añadió una cantidad adicional sobre ese fondo del millón de euros. Esto ha permitido ayudar a muchos estudiantes a que sigan estudiando. También hemos incrementado la participación de los estudiantes en la vida universitaria, mediante becas colaboración, becas para máster, ayudas para programas de voluntariado de embajadores de la propia universidad en ferias de estudiantes... En mi opinión todo esto hace que los estudiantes se sientan más implicados con la institución.
También han sido muy importantes los sucesivos planes de actuación en PDI aprobados anualmente en el Consejo de Gobierno en los años 16, 17 y 18, este último aprobado en el Consejo de Gobierno del martes 30 de enero. En total han supuesto la convocatoria de unas 1.500 plazas de profesorado a tiempo completo, que de manera sostenida en el tiempo han permitido, o van a permitir mejorar su condiciones a muchos profesores que llevaban mucho tiempo sin posibilidad de mejoras y avanzar en la eliminación de la temporalidad.
En investigación, prometimos que en el plazo de tres meses elaboraríamos el Plan Estratégico de Investigación UCM 2020, cosa que hicimos, y fruto del cual son las convocatorias propias de contratos de doctorado que hemos ampliado hasta 75 plazas al año; las convocatorias propias de proyectos de investigación que están sirviendo para que los recortes de los planes nacionales nos afecten un poco menos. Hemos lanzado la convocatoria de contratos postdoctorales, algo a mi juicio imprescindible porque el segmento postdoctoral es fundamental y estaba desasistido. Hemos puesto en funcionamiento la Escuela de Doctorado, que está desarrollando iniciativas que van a dar mucha más cohesión a los estudiantes de Doctorado y a los programas de Doctorado.
Estamos haciendo obras en nuestros edificios que eran absolutamente imprescindibles, poniéndolos en norma, subsanando las deficiencias señaladas en las ITE, arreglando cornisas, la carpintería exterior,... cuidando los campus lo mejor que podemos. En particular, espero, que, finalmente en marzo podamos iniciar las obras del nuevo edificio de Económicas en Somosaguas. Como recuerdo siempre, en este aspecto estamos recogiendo los frutos del esfuerzo institucional, de varios rectorados, que en su día reclamaron judicialmente a la Comunidad de Madrid lo que nos correspondía. A nosotros nos corresponde la obligación de ejecutar esas cantidades lo mejor posible.
Hemos creado el Centro de Inteligencia Institucional, otra de nuestras promesas, que está jugando un papel clave en el tratamiento y suministro de datos que nos permita tomar decisiones informadas. Hemos superado con éxito todos los procesos de acreditación de nuestras titulaciones, lo que nos ha sometido a un fuerte estrés y en los que la Oficina de Calidad y en particular la recién creada unidad de indicadores de calidad están jugando un papel fundamental. También hemos verificado nuestro programa Docentia-UCM, supliendo así un déficit endémico que impedía que la evaluación de la docencia de nuestros profesores fuera reconocida por las agencias de acreditación.
"Tenemos que dejar que se consolide la nueva estructura de departamentos. Cuando corresponda sopesaremos los pasos a seguir siempre con el objetivo de mejorar el funcionamiento y la modernización de la universidad"
El proceso de reordenación de Departamentos ya está concluido y yo estoy seguro de que con la aprobación de la RPT [Relación de puestos de trabajo] del personal de apoyo de administración, se normalizará progresivamente su funcionamiento ordinario y habrá una disipación de la tensión natural producida en el momento de cambio.
Diría muchas cosas más: tenemos, por fin, Estatutos legales lo que nos permite salir de la alegalidad en la que estábamos inmersos con los riesgos que ello conllevaba; la nueva Oficina de Prácticas y Empleo, el cambio de imagen de la web, el protocolo contra el acoso, el servicio Psi-call de asistencia 24 horas a los estudiantes, el proyecto Alumni, la celebración del 90 aniversario de la Ciudad Universitaria, la renovación de los campos de deportes ... Yo creo que hemos actuado en muchos frentes y todo ello contribuye a modernizar la universidad, a proyectarla hacia fuera y yo creo que, como decía antes, mucho de lo que hemos hecho se va a ir notando enseguida.
- De esta extensa lista de proyectos puestos en marcha, sin duda, las que mayor debate generaron fueron las propuestas relacionadas con la reordenación de las estructuras, de los Centros y de los Departamentos. ¿Con la reordenación de los departamentos aprobada en el Consejo de Gobierno ha concluido este proceso?
- Como he mencionado, la Universidad ha estado sometida a un fuerte estrés y ahora mismo tenemos que dejar que se consolide la nueva estructura de departamentos. Cuando corresponda sopesaremos los pasos a seguir siempre con el objetivo de mejorar el funcionamiento y la modernización de la universidad; para evitar que dupliquemos esfuerzos que podemos destinar otras cosas, para mejorar nuestros procesos y funcionar mejor con menos sobrecargas de trabajo.
- Hablemos de las titulaciones. Que son de calidad parece que no hay duda tras ser la única universidad que ha renovado la acreditación de todos sus títulos, tanto de grado como de posgrado. ¿Pero hacia dónde queremos ir? Decía hace dos años que la UCM tenía que ser una universidad de posgrado. ¿Se está avanzando en esa dirección?
- Sigo pensando que tenemos que enfocarnos mucho más hacia el posgrado. La UCM tiene que ser una universidad de posgrado. Tenemos que lograr que nuestra distribución de estudiantes entre grado y posgrado se vaya escorando más hacia el posgrado. Creo que tenemos la capacidad para ello, tenemos el prestigio y es cuestión de desarrollar estrategias, de revisar y mejorar nuestra oferta, de hacer más visibles nuestros posgrados, de facilitar a los posibles estudiantes de cualquier lugar del mundo que se puedan matricular... En estos años hemos aumentado el número de estudiantes de posgrado, pero estamos lejos todavía de conseguir la cifra del 30 por ciento que nos proponíamos. Estamos participando en ferias internacionales, estamos modificando los procedimientos de admisión en posgrado para facilitar ese incremento, estamos llegando a acuerdos con instituciones de otros países para que sus estudiantes vengan aquí...
- Se dice que el 60% de las profesiones de dentro de una década ahora mismo ni existen. ¿Cómo pueden las universidades preparar a sus estudiantes para algo que no saben qué va a ser?
- Creo que hay que concentrarse en lo fundamental y en proporcionar herramientas a los estudiantes para que después puedan aprender continuamente, trabajar en equipo e interactuar con otras disciplinas. Yo creo que va a cambiar mucho el perfil del estudiante de la universidad. Vamos a entrar en lo que yo llamo, tomando el término de la economía, la universidad circular: ya no va a darse un proceso lineal en el que uno se forma y después desarrolla su vida profesional en aquello en que se ha formado, sino que se va a entrar y salir continuamente de la universidad para reciclarse, formarse en cosas nuevas... La formación permanente va a ir cobrando más importancia y con ella la formación on-line o semi-presencial.
"Hay universidades muy prestigiosas que están volviendo a los estudios core, los estudios nucleares, y también a poner en valor el uso de la palabra, del debate, de la discusión, sin renunciar a las tecnologías pero en los entornos y momentos pautados para ello"
- Posiblemente en la actualidad se está produciendo una revolución sin precedentes en el ámbito de las metodologías docentes. Los estudiantes que llegan a la universidad han aprendido con metodologías muy diferentes a las que se utilizaban hasta hace muy poco.
- En efecto, y este es para mí el cambio más importante que ha habido con Bolonia. Más allá de los cambios formales de la duración o los nombres de grados y posgrados, es este cambio de las formas de enseñar, de las metodologías, lo que más se ha notado y especialmente el papel cada más destacado de las tecnologías en la enseñanza y el aprendizaje. Ahora mismo en la UCM todos los materiales están en el Campus Virtual, la obtención de la información es fácil, y se están poniendo en marcha experiencias novedosas a través de los proyectos de innovación docente. Es un proceso imparable y en el que tenemos que jugar un papel activo. En mi opinión esto hay que conjugarlo con la presencialidad, que es muy importante porque somos seres sociales y la interacción con otros nos estimula y nos enseña. En los MOOC [Cursos masivos on line] el índice de abandono es tremendo porque aprender en solitario es muy duro y creo que el aprendizaje colectivo y la presencialidad es muy importante.
- ¿Merece entonces la pena dedicar más esfuerzos en facilitar y avanzar en esas nuevas maneras de enseñar?
- Tenemos que seguir avanzando en la transformación digital de la universidad y , de hecho, mirando al futuro, es una de las cosas que nos hemos planteado como objetivo para estos próximos meses. Esto afecta a todos los ámbitos, desde la administración electrónica, las herramientas de gestión de la universidad, gestión de personal, de la investigación, gestión académica, etcétera, hasta los medios digitales para la docencia. Y sí, yo creo que merece la pena y, además, no tenemos otra alternativa. Aunque esto no significa que la palabra, la clase magistral, haya perdido su vigencia. De hecho, hay universidades muy prestigiosas, de las que aparecen siempre en los primeros lugares de los rankings, que están volviendo a lo que llaman los estudios core, los estudios nucleares, y también a poner en valor el uso de la palabra, del debate, de la discusión, sin renunciar a las tecnologías pero en los entornos y momentos pautados para ello.
- Otro objetivo marcado es la internacionalización. ¿Dónde hay que actuar más: más títulos en inglés, titulaciones mixtas con universidades extranjeras, más profesorado extranjero...?
-Hay que hacer un poco de todo, pero yo diría que la clave de la internacionalización es, primero, que nuestros títulos y nuestra comunidad universitaria sean más internacionales. Todavía el número de profesores de fuera de nuestro país es meramente testimonial. Queremos tener un mayor número de estudiantes internacionales en nuestros grados y másteres. Quiero mencionar aquí, que aunque el inglés es muy importante, el español es un valor en alza que debemos saber potenciar y usar como elemento de atracción. Y luego, efectivamente, que nuestros títulos sean conocidos a nivel internacional. En ese sentido, tenemos que ir avanzado en experiencias de títulos con universidades de otros lugares del mundo. Hemos puesto en marcha experiencias de programas integrados de grado más máster entre la UCM y universidades extranjeras, como la de Toulouse, en el ámbito de las ciencias políticas, o la de Bolonia, en el ámbito del Derecho. También estamos diseñando títulos conjuntos, dentro de la Unión Iberoamericana de Universidades, con México y con Argentina. Y tenemos que seguir avanzando en esa dirección. Como mencioné al principio estamos trabajando una red internacional de universidades europeas con la idea de hacer una especie de campus transnacional y titulaciones conjuntas con el objetivo de que los estudiantes puedan y deban moverse de una universidad a otra a lo largo de sus estudios.
- Volvamos a lo inmediato. La Asamblea de Madrid ha comenzado a tramitar la LEMES, la Ley del Espacio Madrileño de Educación Superior. ¿Es la ley que necesitan las universidades madrileñas?
- Yo manifesté mi postura en el Claustro que celebramos en noviembre. Creo que el intento de tener una Ley Madrileña de Educación Superior es legítimo. Pero sinceramente creo que muchos problemas y cuestiones que la LEMES pretende resolver podrían abordarse sin necesidad de hacer una ley. En este sentido es como si quisiera ponerse el carro delante de los bueyes: estamos planteando una ley cuando lo que se echa en falta son acciones que podrían hacerse sin necesidad de esa ley. Por ejemplo, en el tema de financiación de las universidades, se pueden hacer contratos plurianuales con las universidades, como ya se hizo hace años. Para el estímulo a la investigación, que es otro de los objetivos que persigue, podría hacerse a través de los PRICYT (Planes Regionales de Investigación) poniendo en marcha iniciativas que beneficiaran la investigación en las universidades, sin necesidad de elaborar una ley. Los planes de captación de talento a nivel de la Comunidad de Madrid, hay comunidades que han desarrollado iniciativas en las que podríamos inspirarnos y que no sé precisan de la elaboración de una ley... En definitiva, el que exista una ley se ve como algo más secundario desde nuestro punto de vista o debiera ser como una consecuencia de cosas que no se puedan hacer porque se requiriese una ley para poder hacerlas. Sin embargo no hay una postura clara sobre la proliferación, a mi juicio excesiva, de universidades privadas en nuestra Comunidad.
- La Comunidad dice que está haciendo un gran esfuerzo en educación superior...
- Me alegra que lo señale, porque es importante aclarar algunas cosas. Se da la paradoja de que a nivel presupuestario, por ejemplo, es verdad lo que la Comunidad de Madrid dice de que está haciendo un esfuerzo de financiación de las universidades: el presupuesto que ella destina directamente de sus presupuestos a las universidades es mayor que el de hace un par años. Pero ese incremento corresponde exactamente a la compensación por la disminución de las tasas decretada por la propia Comunidad, por lo que las universidades recibimos exactamente el mismo dinero que teníamos. A nivel presupuestario seguimos teniendo los mismos medios que hace años. Por tanto, ¿la Comunidad está haciendo un mayor esfuerzo? Sí. ¿Las Universidades tienen más recursos? No.
"Creo que el intento de tener una Ley Madrileña de Educación Superior es legítimo. Pero sinceramente creo que muchos problemas y cuestiones que la LEMES pretende resolver podrían abordarse sin necesidad de hacer una ley"
Es cierto que la Comunidad satisfizo en 2016 el importe de las sentencias por el incumplimiento de los planes de financiación y de infraestructuras y esto es muy de agradecer y está permitiendo que efectuemos las obras que mencioné al principio de la entrevista. Pero este dinero estaba ya comprometido. Es al margen del presupuesto ordinario que es de lo que estábamos hablando ahora mismo. Los rectores recordamos siempre que la Comunidad de Madrid es una región próspera dentro del mapa español pero, sin embargo, su inversión en Educación Superior está muy lejos de la media de la OCDE. Creo que debería hacerse un esfuerzo presupuestario mayor. Según el informe "¿Quién financia la universidad?" presentado a mediados de enero en la UCM, la comunidad de Madrid tiene ahora mismo el dudoso honor de ser la comunidad autónoma española que menos invierte por estudiante universitario. Por supuesto que hoy Madrid atrae afortunadamente a muchos estudiantes y hay seis universidades públicas ... pero hay otras regiones comparables y en cualquier caso esto debe verse como un activo, como algo que aporta valor a la región y ser cuidado como tal.
-Para acabar y aunque quizá sea un poco pronto para responder esta pregunta, ¿le gustaría contar con cuatro años más una vez acabe este mandato para seguir llevando adelante su programa?
- Como usted dice, creo que esto, de momento, no toca. Como he señalado, queda mucho por hacer. La transformación de la universidad requiere tiempo y seguiremos trabajando en ello hasta el último momento. Me encuentro ilusionado, creo en esta universidad, la Complutense me encanta, la llevo en el corazón y, mientras pueda, seguiré trabajando para ella donde me corresponda.