Las mujeres tienen Historia, genealogía, patrimonio, espacio público y espacio universitario, pero le acompañan adjetivos como devaluado o androgénico. El Encuentros Complutense La mujer escondida, el pasado jueves, desveló algunos de los esfuerzos y caminos para cambiar el relato.

La mujer escondida, además de un encuentro es una plataforma con un hilo conductor "la reconstrucción de una genealogía de mujeres", explica la psicoanalista especializada en género Concepción González. En ella confluyen personas de diferentes edades pero todos "somos feministas y solidarios" y se ha planteado "trabajar en hacer visibles mujeres de la Historia valiosas, visibilizarlas para que haya un cambio en el relato histórico. Reflexionar sobre esos rasgos femeninos que nos dicen que valen menos que los masculinos", añade González.

A ella se suman experiencias como las bibliotecas de mujeres que fueron "creadas por mujeres feministas, todavía hoy la de Londres - de las sufragistas de 1927-, la de París o la de Ámsterdam siguen existiendo con los mismos fines",  recuerda Marisa Mediavilla. Sin embargo, en Madrid, Mediavilla nos narra un recorrido azaroso de una biblioteca que "es en sí misma un testimonio de la lucha". Creada en 1985 -calle Barquillo-, pasó a Villaamil en 1997, "en 2005 la Comunidad de Madrid me obligó a desalojar esa sede", se tuvo que donar al Instituto de la Mujer y, desde enero 2012, esta colección de cerca de 30.000 volúmenes está en el Museo del Traje, aunque algunos grupos de mujeres siguen trabajando para preservarla porque "las bibliotecas de mujeres son un patrimonio del que hemos carecido. Nuestra memoria también es memoria histórica. Nuestros derechos conquistados nunca son definitivos", reivindica Mediavilla. "La Historia de las mujeres apenas ha empezado a contarse desde el punto de vista de sus protagonistas, por lo que hay que guardar y difundir todos los documentos que contribuyan" a probar "la aportación de las mujeres a la sociedad en todos los campos", sentencia.

Uno de esos espacios es el espacio público, que también es "una ideología; no es neutro, hay un sujeto privilegiado, que es adinerado, que es varón,...", analiza la politóloga e investigadora feminista Sara Porras. "Hay toda una construcción simbólica que la ciudad nos devuelve", continúa; una información sobre "para quién está diseñada, la información de nuestro sistema político, económico,....". "Generizar los espacios es fundamental para el sostenimiento del sistema" y por eso resalta la "apropiación del espacio público que han hecho las movilizaciones feministas. La articulación de las demandas feministas es subversiva en sí misma. Las demandas que se despliegan sobre el espacio público generan un cambio sustancial".

Cambios que se reclaman también en los cánones de estudio; Lucía Jiménez -una de las fundadoras de la Asociación Universitaria Mujeres Olvidadas- ejemplifica "yo estudio filología y doy autores,... he estudiado mujeres que puedo contar con los dedos de una mano". De ahí su reivindicación, "tenemos todo el derecho a cuestionar los cánones y decir que es ridículo seguir leyendo Garcilaso sin gafas feministas".

Ese interés del feminismo y los estudios de género, del que habla Jiménez, "una herramienta para acceder a otros campos", se da de bruces con la realidad universitaria para Isabel Tajahuerce, "no hay nada más patriarcal que la Universidad". Esta profesora complutense nos da algunos ejemplos: el estudio "del cuerpo, la farmacia la investigación... Todo el conocimiento es androgénico, no solo la Historia, que es lo que nos llama la atención".

Isabel Tajahuerce, que pertenece también al Instituto de Investigaciones Feministas UCM, añade que "las universidades tenemos que poner el valor las mujeres. En España seguimos con un 20 por ciento de catedráticas, la brecha salarial es muy grande... Hay mujeres que se empeñan en llamarse catedráticos, se mantiene el que si te llamas en femenino está devaluado.... Siete siglos estuvieron cerradas las puertas del conocimiento a las mujeres, no pudieron entrar hasta 1910. Ya no vivimos en un mundo de hombres, tenemos un futuro por delante pero nos están construyendo el futuro".

Como profesora de Ciencias de la Información llama la atención sobre cómo "la perspectiva de género es contar el mundo de verdad. No podemos contar las guerras mundiales como si las mujeres no estuvieran,....no podemos contar las guerras actuales" sin hacer esta narrativa. Tajahuerce introdujo temas sobre la educación sexual a través del porno entre los más jóvenes y el interés del público por la opinión de las participantes sobre el llamado "porno feminista" cerró la jornada. Desde el no lo comparto a las posibles vías de un porno de sujetos y no de objetos, la cuestión quedó abierta... quizá para otro encuentro de la Mujer Escondida.