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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Sábado, 21 de diciembre de 2024

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La Complutense reconoce la labor de sus profesores excelentes

El paraninfo de la Universidad Complutense ha acogido, el lunes 25 de junio, la entrega de diplomas UCM de Excelencia Docente del curso 2016-2017. María Castro, vicerrectora de Calidad, informó de que este "es un acto en el que se reconoce una tarea muy cotidiana, a veces muy discreta y poco reconocida, como es la docencia". Para la vicerrectora, ser profesor es "una tarea grata, a veces emocionante, y en ella asistimos y contribuimos a esa trascendencia que supone que otra persona despierte a la curiosidad y el conocimiento". A la entrega de diplomas a los 539 profesores excelentes le ha precedido un diálogo entre el filósofo Emilio Lledó y Fernando Gil Cantero, catedrático del Departamento de Estudios Educativos.

 

Emilio Lledó confesó que ha sido muy feliz en su trabajo y si naciera otra vez le gustaría ser algo que no llegó a alcanzar, que no es otra cosa que maestro de escuela primaria, ya que él descubrió el amor por la cultura gracias a don Francisco López Sancho, un profesor de la república en un colegio de Vicálvaro.

 

Asegura que no olvidará jamás cómo don Francisco les hacía de vez en cuando leer unas líneas del Quijote y luego les lanzaba la siguiente pregunta que está en el centro de toda la enseñanza y pedagogía docente: "Ahora muchachos, ¿sugerencias de la lectura?". En sus años de "universidad precomplutense", sobre todo en Filosofía, nunca nadie le volvió a pedir sugerencias de la lectura, sólo aprender manuales y examinarse de ellos.

 

Aquel profesor de escuela les abrió la puerta de la felicidad, aunque allí, de cuando en cuando, con los bombardeos, les sacaban del edificio, "porque era menos peligroso estar tumbado en la era viendo caer bombas a cien metros que dentro de un edificio".

 

Después se marchó, de joven, "porque España era un país muy triste", con una maleta de cartón hasta Heidelberg, sin saber más alemán que el del bachillerato y allí se pasó diez años en una de las experiencias más hermosas de su vida. También aquel era un país triste, más triste que España todavía, pero sin embargo "la universidad era maravillosa, porque no había sido bombardeada y era radiante".

 

Cuando se marchó a Alemania había acabado la licenciatura y buscaba doctorarse en Filosofía o Filología Clásica en aquellos años 50, pero los filósofos y filólogos no daban asignaturas como tal, sino que hablaban de Electra o de Tucídides o de la fenomenología del espíritu de Hegel y luego de Platón. No existían asignaturas como se entienden aquí, porque de hecho "el asignaturismo es la muerte de la universidad", algo que entendieron los alemanes desde principios de siglo XX con una universidad basada en dos conceptos que son "libertad y soledad".

 

A Lledó le parece inaceptable que existan hoy universidades privadas que sólo tienen como objetivo encontrar trabajo, porque "hay que dejar a los jóvenes que aprendan lo que quieran, que luego ya encontrarán un trabajo con el que puedan vivir decentemente".

 

Lledó, profesor

Durante sus primeros años de profesor en La Laguna y los once en Barcelona no hacía más que preparar clases, no publicó nada, pero tampoco le importaba. Lo único que quería era transmitir a sus alumnos parte del espíritu de Heidelberg y para conseguirlo "partía del amor por aquello que impartía, era feliz estudiando a Hegel, Nietzsche, Kant, o Platón... Pero también amaba a aquellos a los que enseñaba, hay que considerarlos tus amigos".

 

Reconoce Lledó que le entristece la "corrupción de las mentes", un problema fundamental en el mundo, cuando lo ideal sería "como decía Epicuro, que se globalizase la amistad". Para el filósofo, la corrupción en España es algo inconcebible, desasosegante. Tiene claro que todo el mundo puede cometer equivocaciones inofensivas, pero "un imbécil, un corrupto con poder es gravísimo y seguir votando a alguien corrupto no tiene sentido". Se pregunta Lledó cómo ha degenerado la "sinapsis neuronal para que la corrupción se haya expandido de esa manera".

 

A raíz de la corrupción, el filósofo asevera que no entiende los másteres, "una importación de Estados Unidos", al igual que tampoco entendía la habilitación, que fue una característica "muy propia de Alemania, de la que sólo heredamos el nombre". Lledó le da mucha importancia a las palabras, porque según él, "el humano es un animal que emite un aire que dice cosas, que señala cosas, que indica, un aire semántico, y eso de tener un lenguaje es lo que nos define como especie". Por eso, uno no puede sentirse orgulloso de su lengua materna, "ya que eso es solamente una casualidad, pero sí de la lengua matriz, la que nos ilumina, la que cada uno hace, por muy modesta que sea, ya que es la manera de cada uno para entender el mundo, para buscar la felicidad".

 

Esa felicidad no se va a encontrar, según el filósofo, en los "videojuegos asesinos que son pedagógicamente siniestros, porque quizás en un avión de verdad das a una teclita y te cargas Hiroshima". Considera que los videojuegos violentos son negativos y quizás lo que se busca con ello, con esta sociedad de consumo, "es que cada vez seamos más imbéciles", porque el mundo del consumo, de acuerdo con Lledó, "está lleno de consumiciones no naturales e innecesarias, y además corruptoras".

 

Para el filósofo, lo fundamental es saber sacar la cultura que tenemos dentro, "porque los seres humanos tenemos una tendencia a la bondad, el hombre no es un lobo para el hombre". Considera Lledó que la bondad y la globalización de esa bondad es algo por lo que hay que luchar y por eso no cree en nacionalismos ni en el maltrato a los inmigrantes.

 

Como decía Kant, y recuerda Lledó, el "ser humano es lo que la educación hace de él, sobre todo si es una educación en la libertad y por eso es fundamental la lucha por la libertad en la escuela, por fomentar la búsqueda de sugerencias en la lectura como las que hacía el profesor de aquella escuela de Vicálvaro".

 

Los diplomas

Tras el diálogo entre Lledó y Gil Cantero, se pudo escuchar un concierto de música clásica, interpretada por un terceto de cuerda de la Orquesta de la UCM, justo antes de la entrega de los 539 diplomas UCM de Excelencia Docente del curso 2016-2017.

 

De acuerdo con el vicerrectorado de Calidad, Docentia-UCM evalúa trienalmente la actividad docente individual de cada profesor en el marco de un modelo que incluye cuatro dimensiones: planificación y organización, desarrollo, resultados y procesos de reflexión, mejora y actualización de la actividad docente.

 

Docentia-UCM nació con carácter voluntario, pero se ha hecho obligatorio desde el curso 2016-2017, en el que todo el profesorado de la UCM, sea cual sea su dedicación académica y su categoría, deberá participar anualmente en el plan de encuestas del alumnado sobre la actividad docente del profesorado. La obligatoriedad de Docentia en la UCM la convierte en la primera y única universidad madrileña que evalúa a todos los profesores.

 

El rector Carlos Andradas dio la enhorabuena y las gracias "a todos los que forman parte de esta empresa común, la UCM, que sale adelante porque entre todos vamos empujando, caminando y trabajando". Los profesores aquí presentes, de acuerdo con el rector, son un ejemplo de cómo hay que hacer las cosas, sobre todo porque han sido los estudiantes los que han valorado su trabajo.

 

Andradas opina que la de profesor es la mejor profesión del mundo, lo que no significa que sea fácil, porque supone "estar en contacto con los jóvenes, con la posibilidad de entusiasmarles, de contagiarles ese virus del aprendizaje, de la curiosidad". No es fácil, a veces por los medios y además porque es un trabajo polifacético (docencia, investigación y gestión). El perfil de las personas que han recibido su diploma como profesores excelentes es absolutamente variado, "más joven y más maduro, los que comparten cargo en el consejo de dirección, decanos, investigadores... Y esa combinación, ese arte de saber cumplir con esta profesión, que tiene como destino final a esos miles de jóvenes que cada año entran con los ojos ilusionados en la universidad, buscando aprender, mejorar su posición personal y el desarrollo de nuestro país, hace que esta sea la mejor profesión del mundo".

 

Reconoce el rector que la gestión de Docentia tampoco es fácil, y por eso cada día, desde el vicerrectorado de Calidad, se intenta mejorar y simplificar el proceso, pero manteniendo el espíritu de reconocer las mejores prácticas docentes y dar la oportunidad a los estudiantes de que digan qué opinan. Informa Andradas de que han lanzado, este año, más de 400.000 encuestas para evaluar cada una de las actividades de todos los profesores "y la gestión de todos esos datos es abrumador".

 

El rector confía en poder avanzar además en las condiciones en las que se desempeña la docencia, con más medios, con mejoras en los espacios físicos, con la reducción de la carga docente en algunos casos... "Todo para ir desempeñando ese trabajo cada vez con mayor dedicación y prestando más atención a los estudiantes, al tiempo que se compagina la docencia con la gestión y la investigación, para que se mantenga ese perfil poliédrico de la universidad", concluye el rector.

A la entrega de diplomas a los 539 profesores excelentes le ha precedido un diálogo entre el filósofo Emilio Lledó (en la imagen) y Fernando Gil Cantero, catedrático del Departamento de Estudios EducativosEmilio Lledó y Fernando Gil Cantero, durante el diálogo que precedió a la entrega de diplomasMaría Castro, vicerrectora de Calidad, informó de que este es un acto en el que se reconoce una tarea muy cotidiana, a veces muy discreta y poco reconocida, como es la docenciaTras el diálogo entre Lledó y Gil Cantero, se pudo escuchar un concierto de música clásica, interpretada por un terceto de cuerda de la Orquesta de la UCMConsidera Carlos Andradas que la de profesor es la mejor profesión del mundoLos diplomas los entregaron, entre otros, Jesús Sánchez Martos, director de Madrimasd, el rector Carlos Andradas y la vicerrectora de Calidad, María CastroA Lledó le parece inaceptable que existan hoy universidades privadas que sólo tienen como objetivo encontrar trabajoEl paraninfo de San Bernardo ha acogido, por primera vez, la entrega de diplomas UCM de Excelencia DocenteDocentia-UCM nació con carácter voluntario, pero se ha hecho obligatorio desde el curso 2016-2017Este año se han lanzado más de 400.000 encuestas para evaluar cada una de las actividades de todos los profesoresEmilio Lledó confesó que le hubiera gustado ser maestro de escuelaDocentia evalúa cuatro dimensiones: planificación y organización, desarrollo, resultados y procesos de reflexión, mejora y actualización de la actividad docente
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Comentarios - 2

José Luis Esteban

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José Luis Esteban - 26-06-2018 - 15:18:50h

Buen día
...Espero que en este caso sea así....

José Luis Esteban

1
José Luis Esteban - 26-06-2018 - 15:17:37h

Buen día
Hay profesores excelentes, Si.
¿Quién lo decide/ designa/ elige...?
Hay está el problema...
A mi me gustaría que realmente sean los que se lo merecen...; aunque se, que no siempre es así...Espeto que en este caso si.
Un cordial saludo


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