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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Sábado, 21 de diciembre de 2024

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Desinformación y noticias falsas, un peligro para la democracia

La sala de conferencias de la Facultad de Ciencias de la Información ha acogido, el día 27 de septiembre, la jornada "Desinformación y noticias falsas. La necesidad de tomárselas muy en serio". Jorge Clemente, decano de la Facultad de Ciencias de la Información, aseguró en la inauguración de la sesión que "hoy en día es imposible hablar del presente sin hacerlo sobre el internet social, y ello ha traído una configuración nueva de la información, pero también de la desinformación". Reconoció que las noticias falsas no son un invento de nuestra era, pero "en la época de la posverdad, el periodismo se enfrenta a la escasez de medios y a la dictadura del click y para eso necesitamos un periodismo independiente, de verdad, como elemento garante de los derechos de toda la democracia". De ahí que desde la Facultad sea necesario organizar jornadas "de naturaleza interdisciplinar en las que se profundice en el análisis de los problemas actuales y de los posibles elementos para contrarrestarlos".

 

La decana de la Facultad de Psicología, Nieves Rojo, añadió que a los psicólogos les interesa saber "qué afecta a nuestra toma de decisiones, porque la realidad se filtra a través de nuestros valores, prejuicios, principios y emociones y todo eso nos lleva a escoger zonas de confort y sesgamos nuestros canales de información, independientemente de que sean más o menos fiables".

 

Opina la decana que salir de la zona de confort es fácil si uno utiliza el escepticismo, "aunque vivimos terrenos de muchas prisas y ese es terreno abonado para las fake news, los rumores y los bulos".

 

En la inauguración participó también Rubén Carlos García, del Centro de Operaciones Aéreas Combinadas de la OTAN en Torrejón. El militar señaló que "este tema es extremadamente preocupante, también desde la estrategia de seguridad nacional, y no sólo en España, sino en todos los países occidentales, ya que es un tema que pone en cuestión y que afecta al futuro como lo conocemos de las sociedades libres y democráticas".

 

Consideró Rubén Carlos García, que "para salvaguardar el modelo hay dos pilares esenciales: la capacidad crítica de cada ciudadano que deriva de la educación, y la información, una información que ahora está directamente afectada por intereses lejanos". Reflexionó además que es preocupante pensar que "el periodismo de toda la vida pueda quedar arrinconado por la inmediatez y por la información no contrastada que llega a nuestras sociedades".

 

La jornada analizó tanto los procesos psicológicos, cognitivos y lingüísticos de la comunicación, como los riesgos para la seguridad de los países y los límites que tiene hoy en día el derecho a la información.

 

Andrea Pereira, psicóloga de la Universidad holandesa de Leiden, impartió la primera jornada de la sesión y recordó que, al menos en Estados Unidos, las fake news ahora son más comunes que las reales, "lo que hace que la gente esté confusa sobre hechos muy básicos, porque nadie sabe realmente lo que está ocurriendo".

 

Según Pereira, muchas veces estas fake news se crean de manera voluntaria "como las creadas por el gobierno ruso que han llegado a cientos de millones de personas en todo el mundo, con el objetivo de atacar a las instituciones democráticas e incluso a la democracia en sí".

 

Explicó Pereira que los partidos políticos, psicológicamente, representan valores e ideologías, pero también son grupos sociales y los miembros se identifican con dichos grupos. Según estudios realizados con republicanos y demócratas de Estados Unidos, se deduce que" las noticias que están más relacionadas con los valores sociales de alguien son más fáciles de creer, aunque sean totalmente falsas". Parece que incluso afectan a nuestros sentidos y un partidario de Donald Trump creerá ver más gente en la investidura de su presidente que en la de Barack Obama, aunque las fotografías muestren claramente que no fue así.

 

Una manera de contrarrestar este peso de las fake news, sería "quizás darle más importancia al rigor, educando al público para que se preocupen por la verdad, y por supuesto también a profesionales como periodistas y jueces". Otra fórmula quizás más compleja sería "intentar reducir la importancia de los valores sociales, con la auto afirmación o buscando otras maneras de satisfacer sus necesidades".

 

Opina Pereira que en Europa se dan los mismos procesos ya que los partidos políticos son también grupos sociales, aunque "la parte buena es que hay sistemas multipartidistas, no polarizados como en Estados Unidos, y eso hace que haya más cantidad de informaciones y no sólo blanco y negro".

 

De todos modos, considera que la mejor receta para un periodista, sigue siendo la que ha valido desde el principio de esta profesión: "comprobar una y otra vez las fuentes".

 

Francisco Javier Mayoral, profesor de la Facultad de Ciencias de la Información, habló de tres conceptos fundamentales en el mundo actual: manipulación, credibilidad y periodismo, "sacándoles punta para ver los significados aparentes y de uso real que tienen esos términos, para ver cómo la inercia, al menos en el uso del término manipulación, nos han hecho usarlo de manera perversa".

 

Mayoral asegura que "la manipulación nos lleva a un significado que casi siempre dejamos pasar, que es tocar con las manos, trabajar con las manos, y sin embargo se nos queda mucho más cerca el matiz manosear, de dar forma a deformar, que es el significado que en contextos periodísticos solemos emplear".

 

Lo preocupante, de hecho, es que "este término se utiliza con gran naturalidad en textos periodísticos con el significado de intervenir con medios hábiles, y a veces arteros, en la política, en el mercado y en la información con distorsión de la verdad y la justicia en beneficio de los intereses particulares".

 

Recordó Mayoral que el periodismo consiste en convertir los hechos en palabras y eso que "parece que es sencillísimo, y que podría hacerlo cualquiera, los que trabajamos en esto sabemos que es siempre traumático, porque sobra o falta, porque el ángulo no es el más adecuado, a veces sobran ángulos o fuentes... Es muy fácil que un periodista sienta que ha fracasado al intentar convertir un hecho en palabras, y eso es normal, porque es un trabajo muy difícil, complejísimo".

 

Explicó el profesor complutense que esa equivocación no es dramática, eso no es manipular. "La manipulación no es equivocarse, sino hacerlo a sabiendas de que lo estás haciendo mal, para engañar, para trastocar la realidad, deformar los hechos, queriendo ridiculizar a un personaje, silenciando para que los ciudadanos no se enteren de algo", aclara.

 

Lo realmente peligroso, de acuerdo con Mayoral, es la naturalidad con la que admitimos ese segundo significado de manipulación. De hecho, hay una imagen, una fotografía, un juicio, que ha hecho la sociedad de periodismo como manipulación, de periodistas como manipuladores y de ahí ese grito tan común en manifestaciones y concentraciones: "Televisión manipulación".

 

En la jornada se habló también del derecho a la información, de las noticias falsas y la desinformación rusa en Cataluña y de la transparencia en el periodismo.

Ángel Rubio Moraga e Inmaculada López Núñez, organizadores de la jornada Desinformación y noticias falsasAndrea Pereira, psicóloga de la Universidad de LeidenEl profesor Francisco Javier Mayoral durante su conferenciaTras su charla, Andrea Pereria habla con uno de los asistentes al congresoÁngel Rubio Moraga presenta a Francisco Javier Mayoral, que reflexionó sobre el criterio de manipulación
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