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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Sábado, 21 de diciembre de 2024

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El II Festival de Filosofía recuerda que pensar es lo único que nos hace libres

Centro Centro, el espacio cultural alojado en el Ayuntamiento de Madrid, ha acogido, el 17 de octubre, la sesión inaugural del II Festival de Filosofía. Querellas y reyertas callejeras, organizado por el propio Ayuntamiento, la Fundación Santillana y la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense. Bajo el título "Hedonistas contra puritanos", la sesión confrontó a los filósofos Marina Garcés, de la Universitat Oberta de Catalunya, y José Luis Villacañas, del Departamento de Filosofía y Sociedad de la UCM. En la inauguración, la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, se congratuló por una iniciativa que permitirá luchar contra "el mayor enemigo del pensamiento, que es el tópico, esas pastillas de rutina que son antídotos contra la reflexión".

 

Ayer mismo, horas antes de comenzar este festival filosófico, los grupos del PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos aprobaron una proposición no de ley en la comisión de Educación del Congreso de los Diputados para revertir la situación creada por la LOMCE, que eliminaba la troncalidad de la Filosofía en los institutos y se reducía su peso en secundaria. Aunque ya se sabe que una proposición no de ley no tiene ningún efecto real sobre la legislación, no deja de ser una buena noticia que los políticos vuelvan a preocuparse por la Filosofía, porque como aseguró Basilio Baltasar, director de la Fundación Santillana Cultura, "la Filosofía es la ilustre entrometida, la columna vertebral de nuestra Historia, la gran escuela de las ideas, el hospital de los argumentos rotos, la disciplina intelectual que integra la diversidad de las ciencias... Y por eso, debe regresar con urgencia a la vida cotidiana de los ciudadanos".

 

También Ignacio Polanco, presidente de la Fundación Santillana, opina que es fundamental "para promover el conocimiento sin banalizarlo, ya que sin la brillantez de las ideas estaríamos huérfanos del patrimonio intelectual". Incluso Manuela Carmena reconoció que "el pensamiento es un cuadro de mando donde nosotros diseñamos nuestra propia trayectoria, nuestra propia vida, y Madrid quiere tener ciudadanos que piensen y desde el Ayuntamiento se quiere pensar con ellos".

 

Puritanos y hedonistas

Marta González Novo, directora de Hoy por Hoy Madrid de la Cadena Ser, fue la moderadora en el debate filosófico y tras observar un auditorio lleno, especialmente de gente joven, consideró que todos los que estaban allí eran "los que no se tragan las pastillas de rutina".

 

Al filósofo José Luis Villacañas le tocó defender el papel del puritano y confesó con humor que "a determinadas edades es electivamente afín ser un puritano". Por su parte, Marina Garcés, aseguró que "si hubiera tenido que encontrar alguna gracia al puritanismo no la encontraría por ningún lado". Añadió Garcés, que el hedonismo le queda más cerca, sobre todo en su aspecto de reyerta callejera, "porque sin la calle la Filosofía no puede existir".

 

Volviendo a las palabras de Basilio Baltasar, Villacañas afirmó que "la Filosofía interviene en la vida cotidiana porque es la única institución que se conoce para detener un problema, para enfrentarse a él". En cuanto al tema de las rutinas, considera el filósofo complutense que "el ser humano está diseñado para adquirir hábitos, modos estabilizados, tópicos, prejuicios... Está inclinado a fijar las cosas, a detenerla, a rutinizarse y la Filosofía es la única institución especializada en resistir a esa rutina con argumentos antiintuitivos. Por ejemplo -bromeó- el puritano no es un ser desdichado, sino de una felicidad refinada". Añadió que la Filosofía sirve para saber "si tus formas de representar el mundo son adecuadas o sólo unas prácticas cómodas, ilusorias o prácticamente engañosa".

 

Para Garcés "la Filosofía es un arte más, porque implica un modo de hacer que hay que aprender y se puede mejorar y nos permite relacionarnos con lo que no sabemos cómo pensar". Ese estar en el mundo "se puede hacer por la rutina o la estupidez, que nos evita tener que pensar, o hacerlo con la Filosofía, que además es un arte compartido, porque dirige su palabra a otros, que quizás no están en su tiempo o espacio". Tiene claro Garcés, que "la Filosofía es el arte de no dejar en manos de nadie la última palabra, para poder seguir estando en eso que no sabemos cómo pensar, y eso es lo que la hace hoy interesante, sobre todo a mucha gente joven".

 

El hecho de que la Filosofía se esté retirando en las instituciones va en contra de la realidad, porque hay muchos foros filosóficos, como este, o en Barcelona, o en Cartagena... "En cantidad de pueblos o ciudades de toda la Península está ocurriendo, así que hay que reivindicar este arte que nos permite juntarnos para pensar aquello que no sabemos pensar de forma totalmente insumisa, totalmente libre". Opina Garcés que "la gente busca no tener que comprar soluciones rápidas, poderse sostener en eso que tiembla, que son nuestras vidas, nuestras precariedades. Hay unos umbrales de incertidumbre que nos hacen ver la palabra futuro en negro político, ecológico, moral... Y eso da lugar a un repliegue, pero también a la apertura y a la necesidad de la Filosofía".

 

La crisis perpetua

Villacañas opina que ese temblor, "esa desestabilización en nuestra vida está relacionada con la imposibilidad de que el mundo de la vida se mantenga estable en medio de una civilización que ha entregado su dinamismo a la técnica". Para él, "no hay forma de estabilizar los mundos de la vida cuando surgen novedades constantes que generan una complejidad que no puede ser canalizada por las formas antiguas".

 

Informa el filósofo que ya desde su origen "la Filosofía estuvo íntimamente ligada a un aumento de la complejidad, con un elemento de crisis de la ciudad que estalla en sus órdenes internas, produciendo una crisis comunicativa, y cuanto más se reflexiona sobre la crisis menos se sabe en qué consiste, por eso las crisis son muy difíciles de solucionar".

 

En ese escenario el hedonista y el puritano tienen estilos de vida diferentes, que surgieron en otros momentos de nuestra sociedad, y ninguno de ellos nos llenan hoy en día ni representan un anhelo. "Es imposible imaginar el futuro, no podemos aspirar a identificar un estilo de vida cuando la sociedad se desestabiliza permanentemente y lleva consigo la irrupción de vidas precarias que no están en condiciones de proponerse ni de realizar un estilo de vida", añade.

 

Un ejemplo de esto que afirma es que "hay un millón de estudiantes universitarios que viven una vida precaria y esa precariedad nos deja perplejos a los que la padecemos y observamos, y nos deja sin una forma de vida con la que identificarnos. Por lo tanto, ya no está permitido ser puritano, porque no hay un futuro asegurado, ni hedonista por la vida precaria que nos encontramos".

 

Apuesta Villcañas por tanto, por "tener una forma de vida sin las restricciones del puritanismo pero que nos asegure que en su interpretación del goce no nos exponga a formas de experiencia de soledad, que nos lleve a una desintegración social".

 

El dolor y el miedo

Para Garcés, la Filosofía puede ser ese fármaco, esa medicina, ese cuidado del alma, "como se ha dicho tradicionalmente". Explica la filósofa que "hay un deseo, para usar la Filosofía, que se puede explicar desde el hedonismo más clásico, el de Epicuro que buscaba una vida buena en torno a dos cuestiones fundamentales, evitar el dolor y liberarnos de nuestros miedos, y esa es la tarea de la Filosofía emancipadora".

 

El hedonista "no es un iluso que se pega la buena vida, sino que es quien tiene más claro que el cuerpo es el lugar donde se encuentran el sufrimiento y el miedo, que es una pasión básica de muchos seres vivos, y es una tarea fundamental encontrar las herramientas para no dejarse dominar por ese miedo". Por eso, en una vida precarizada, llena de malestares que se interiorizan de formas patológicas, hay una insubordinación y una afirmación de que ser capaz de liberarse de esos miedos y sufrimientos puede ser el lugar donde se encuentre una vida nueva.

 

Villacañas apunta que todos buscamos una forma de estar juntos, libres, pero a veces se observan "formas muy inquietantes de estar juntos, vinculadas a pasiones tristes, mientras que la Filosofía te permite una forma de estar juntos, de manera libre. Aunque eso sí, la Filosofía no puede ofrecer nada que no sea aceptado por el que la escucha desde su interna libertad".

 

El complutense dio la vuelta a la figura de Epicuro y consideró que "es un gran paradigma de hedonismo, pero también en cierto modo de puritanismo". Por ejemplo fue así en la recepción de Epicuro por parte de los conversos españoles, que recordaron que hablaba de placeres estables, no dinámicos, y Epicuro tenía una solución fácil, porque creía en un cosmos estático.  Para Epicuro todo era azar, así que no había que tener un especial miedo respecto a nosotros, y además creía que se puede limitar el conocimiento. Según Villacañas, "el veneno del conocimiento se ha instalado en nosotros y no nos trae más que malas noticias, por ejemplo porque hoy sabemos que nos podemos morir de 40.000 cosas, así que el conocimiento sólo trae sensación de impotencia y desasosiego". Sabemos además que ni el cosmos es estable y que los huracanes cambian su camino e incluso pueden llegar hasta la Península Ibérica, y "de ahí emerge el puritanismo, porque no hay nada estable, todo es una inquietud con la que se no puede vivir, así que el puritanismo dice que lo primero que hay que producir es un orden en ti, un orden psíquico, porque esa es la única manera de que algo estable pueda existir en el Universo".

 

Confianza 

Garcés tiene claro que para enfrentarse a esa inestabilidad y al miedo lo mejor es la confianza, que es "esa capacidad que tenemos de relacionarnos con todo lo que no sabemos, así que es una batalla épica, política, ética, estética, personal la de cómo generar confianza en un entorno de altísima incertidumbre como son nuestros tiempos".

 

"La confianza se puede delegar en un dios o en un robot o en un algoritmo o podemos ejercitarnos en el arte de darnos confianza los unos a los otros, y la Filosofía también va de eso, de nuestra relación concreta con la política y la ética". Así que darnos confianza "no es algo que puedan hacer sólo los grandes líderes, que lo que pueden realmesnte es dar seguridad, sino que es una práctica inmediata de vida en la que participa la Filosofia, pero que no le incumbe sólo a ella".

 

Para Villacañas la confianza es la otra cara de tomar en serio determinadas promesas. El puritano, según él, cree que "la institución de la promesa sigue siendo necesaria como control de una temporalidad que no se entrega a una dimensión de consumo, así que el tiempo de los seres humanos se fija con la promesa o con la responsabilidad". Garcés replica que "la responsabilidad es otra cosa, es eso que está ahí, que está dispuesto, que todavía no ha ocurrido, pero sin embargo la promesa tiene una condición de horizonte que está bajo la amenaza de cumplirse o no, que no sabe si es suficiente para darse confianza los unos a los otros".

 

Los niños

Yendo al mundo de la infancia, el filósofo complutense asevera que "la mejor manera de evitar la desestructuración del cerebro de los niños es evitar la desestructuración del cerebro de los padres". Para él, la tragedia de la humanidad consiste en que los niños tienen que formarse en un entorno familiar que no siempre tiene las mejores circunstancias, y es muy complicado sin que los padres ofrezcan un estilo de vida concreto, algo que "sólo se hace mediante un sistema de atención, de rechazo de nuestra propia pulsionalidad, que se refleja en nosotros como una pulsionalidad de consumo".

 

Garcés añade que cada sistema de poder y dominación tiene sus propias maneras de dañar a los niños y a cualquiera. Formas cognitivas de dañarles son, por ejemplo, el trabajo infantil, el miedo al pecado que existía en otras épocas, o "el consumo, que es contra lo que tenemos que batallar, porque es el común régimen de dominación bajo el que se construyen nuestras relaciones sociales y nuestras maneras de trabajar". "Si entendemos la escuela como una inversión de tiempo, al final todo forma parte de una cadena de relaciones y el daño está en toda la estructura que hace que nos veamos como ciudadanos-clientes de nuestras vidas colectivas", añade.

 

En otros tiempos, aprender a leer y a escribir era el sinónimo de emancipación para mucha gente cuando gran parte de la población estaba radicalmente excluida del aprendizaje. Hoy que estamos casi todos alfabetizados hay que dar un nuevo sentido a ese aprendizaje, "para que siga siendo sinónimo de una tarea emancipadora y que nos permita continuar en el largo trabajo de la educación popular como emancipadora".

 

Los medios de comunicación

Los medios informativos pueden tener también una tarea en esa educación, pero "hoy no sabemos ya donde empiezan o acaban porque son grandes grupos de capitales que funcionan a muchos niveles". Por eso, Garcés más que hablar a los medios, se pregunta "qué medios podemos construir para ejercer una labor necesaria de crítica y antagónica, capaz de contestar y de hacerlo de tal manera que no quede encerrado de forma autoreferencial entre unos cuantos, que es uno de los grandes peligros actuales, ya que cada medio tiene sus públicos y no se encuentran entre ellos ni en el disenso".

 

Villacañas también considera que estamos asistiendo a una transformación radical del espacio público, y mientras la juventud de su generación tenía una dimensión pública, "el de la actualidad está fragmentado en el espacio virtual que es un espacio de autoafirmación, perfectamente autoreferencial, aunque adopta la apariencia de espacio público y es una especie de íncubo que entra en ese espacio público y lo disuelve".

 

Ese espacio se convierte en comunidades privadas que nos reflejan a nosotros mismos, pero "en realidad no son espacios públicos, son basura permanente para una comunidad de seres asustados". En ese doble mundo paralelo "no puede entrar la Filosofía, como no entró en la asamblea de Atenas, ya que las comunidades privadas están blindadas y en ellas no puede entrar la deliberación ni la operación filosófica de detenerse, pararse y mirar". No duda en confesar que para él se trata de "una agenda de embrutecimiento generalizado de la humanidad que producirá barbarie física en su situación de estrés y que ya empieza a estar justificada en algunos países del mundo".

 

Feminismos y varones puritanos

La filósofa no quiso dejar pasar la oportunidad de mencionar a los feminismos actuales, que es lo que más tiene que ver con el hedonismo, porque "no sólo se dirigen a la reivindicación objetiva en el terreno de los derechos y la igualdad, sino que son parte de toda una reconsideración de qué son los cuerpos en todos los ámbitos de la vida, en la forma de convivir, de asumir las precariedades y los cuidados, no sólo entre nosotros, sino también con nuestro planeta y las demás especies, de ahí el ecofeminismo que es una forma fundamental de esos cuidados".

 

Villacañas, como representante del puritanismo, señala que "no es posible un estilo de vida nuevo, de las relaciones entre varones y mujeres, sin que el varón esté en condiciones de incorporar algunos elementos puritanos, como son la lucha de la pulsionalidad, que es destructora, como se manifiesta, por ejemplo, en el machismo, donde sólo existes tú, y no es el azar sino una pulsión de muerte lo que lleva al suicido de los maltratadores". Considera el filósofo que "si no tienes una forma de ser libre, hasta de tu propio sentido del gozo, es difícil ver la manera en la que puedas mantener unas relaciones de igualdad y responsabilidad". Por eso, "el puritanismo es el único camino de supervivencia del hombre dentro de la especie, y si no generamos un estilo de vida nuevo que incluya elementos del puritanismo y del hedonismo, la violencia intrínseca a la forma de vida tradicional del varón va a producir efectos terribles y de largo alcance".

 

El complutense va incluso más allá y opina que "el camino evolutivo de la humanidad es un camino hacia el narcisismo total, que es una fantasía que nunca se puede colmar, pero fenómenos científicos se manifestarán tarde o temprano a algo tan narcisista como es la generación y eso afectará al sentido de la reproducción del ser humano". Garcés también tiene claro que "la Filosofía contemporánea tiene que preocuparse por los umbrales de la realidad natural o artificial al borde de una gran transformación importante, y ya lo hace con aproximaciones muy concretas o elucubraciones muy locas, ciencia ficción e incluso ideología construida a partir de aquí basada en el miedo para convertirnos en sujetos preocupados".

 

Lo peor de todas estas evoluciones, para la filósofa, es "cuánta residualidad humana producirán este tipo de mutaciones, porque no serán para todo el conjunto de la humanidad, así que la pregunta ética y política es cuánto residuo humano estamos dispuestos a asumir y a cargar en nuestras vidas futuras, porque una gran parte de la humanidad no va a gozar de los beneficios de estas tecnologías, sino que se va a degradar aún más". 

LA PORNOGRAFÍA 

La periodista Marta González Novo introdujo en el debate el tema de la pornografía, relacionándolo con violaciones en grupo, y consideró "que flaco favor nos está haciendo el tema de la pornografía para la modificación de la sociedad". También José Luis Villacañas opinó que es un tema central porque "no estamos en condiciones de darnos cuenta de hasta qué punto profundísimos hábitos antropológicos pueden cambiar con la temática de la pornografía, que tiene que ver con el dominio de la virtualidad de nuestras vidas, y a la vez con el dominio de la abstracción en nuestras vidas".

 

Es consciente de que la Filosofía vive de abstracciones, pero a pesar de eso "es una defensa de la experiencia, no de la abstracción, mientras que la pornografía es una forma que muestra que la vida llena de abstracciones es tan triste como la del puritano". Puso de ejemplo a Casanova, en la película homónima de Federico Felllini, que "no iba al encuentro de los cuerpos, porque era un puritano, iba con la aspiración de que el cuerpo fuera una máquina del placer, en la línea de lo que será Sade, era una racionalidad productora de coito, para tener una productividad capitalista del sexo, que es lo mismo que sucede con la pornografía". Ahora estamos, según Villacañas, en esa aspiración decisiva que es la búsqueda del placer, que por sí misma se vuelve pulsional, porque el placer es tan frágil, que la disposición a poseerlo es interna, y esas formas de buscar el placer ya es en sí mismo una forma de puritanismo que impide la experiencia concreta, y eso es lo más terrible. "Las experiencias concretas no son virtualidades, son presenciales, son carne, y no hay nada más alejado de la pornografía que la carne".

 

Llevándolo al terreno de la actualidad, el complutense considera que "es mucho más fácil que los usuarios permanentes de pornografía luego entiendan los cuerpos reales como los fantasmas de la pornografía y que están a su misma disposición en la vida cotidiana, y eso implica, inexorablemente, que vivan anclados en el fantasma de su soledad y representen en el mundo del sufrimiento aquello que ven en el fantasma pornográfico".

 

También Marina Garcés dice que la pornografía tiene mucho que ver con el puritanismo, aunque "habría que distinguir entre la dislocación de imaginar otros espacios-tiempo diferentes y otros cuerpos posibles, que es simplemente la base de la cultura y ahí es donde vive el deseo que se alimenta de lo que no somos, frente a la pornografía que hay que situarla en una sociedad de consumo no sólo en el sentido económico de la palabra, sino en el consumo de nosotros mismos como máquinas y que buscan no dejar rastro de lo que se consume". Por tanto, "ese consumo de cuerpos, de experiencias que pasan a ser elementos de consumo, de vidas...es una dictadura que sólo puede dejar cenizas, excrementos o cuerpos destripados y que hace que pornografía sea todo aquello que implique consumir hasta no dejar nada deseable de nuestros cuerpos". De ahí a la violencia desatada con tantas violaciones grupales no hay ni un pequeño paso.

Ignacio Polanco, Manuela Carmena y Basilio Baltasar en la inauguración del II Festival de FilosofíaMarina Garcés, Marta González Novo y José Luis VillacañasIgnacio Polanco, presidente de la Fundación Santillana, opina que la Filosofía es fundamental para promover el conocimiento sin banalizarlo, ya que sin la brillantez de las ideas estaríamos huérfanos del patrimonio intelectualLa filósofa Marina Garcés representó el papel de la hedonista, frente a la moderadora, la periodista Marta González Novo, y el periodista José Luis Villacañas, a quien le tocó el papel del puritano
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