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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Sábado, 21 de diciembre de 2024

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La Luna vuelve a estar de moda 50 años después

Ana Inés Gómez de Castro, catedrática del Departamento de Física de la Tierra y Astrofísica de la Facultad de Matemáticas, lamenta que la vida de los seres humanos sea tan corta. Su ilusión, confiesa, sería poder ver cada noche desde la Tierra las luces encendidas de las ciudades que está segura que dentro de unas décadas habrá en la Luna. Hace 50 años, aquel 20 de julio de 1969 que se acaba de conmemorar a lo grande en todo el planeta, Neil Armstrong dio un pequeño paso que se suponía el primero de muchos otros grandes logros. Quizá, incluso, en aquella veraniega noche de 1969 el sueño de la astrónoma espacial complutense, como gusta presentarse la profesora Gómez de Castro, ya lo tuvieron otros muchos. Sin embargo, en estos 50 años poco se ha hecho por instalar colonias humanas en nuestro satélite. De hecho, desde 1972 ningún ser humano la ha vuelto a pisar. Pero la situación está cambiando. La Luna desde hace unos pocos años vuelve a protagonizar numerosas misiones espaciales. Dentro de menos de 5 años la NASA ha prometido enviar por vez primera una mujer a la Luna. China e India está enviando misiones no tripuladas. Incluso la iniciativa privada abre la posibilidad de hacer realidad el turismo lunar.

 

Hace 50 años un pueblo de la sierra de Madrid, Fresnedillas de la Oliva, fue el primer lugar del mundo en recibir la señal de la misión Apolo XI al posarse sobre la Luna; no de las palabras de Armstrong al pisar el satélite, honor que le correspondió a la estación de la NASA en Camberra, Australia. La Estación de Fresnedillas era una de las tres que la agencia espacial estadounidense había instalado pocos años antes en la Península Ibérica, todas en las proximidades de Madrid. En la actualidad solo existe una de ellas, la de Robledo de Chavela. La de Cebreros ahora pertenece a la Agencia Espacial Europea y la de Fresnedillas se cerró en los 80. Eso sí, su histórica antena de 70 metros de diámetro, la que recibió la comunicación del alunizaje, se trasladó a Robledo, donde estuvo en funcionamiento una década más, siendo en la actualidad únicamente ya utilizada como reclamo educativo en visitas de estudiantes de bachillerato y escolares.

 

La actual estación de Robledo de Chavela es una de las tres únicas que la NASA dedica al contacto con sus misiones -y también las de otras agencias colaboradoras- que se desarrollan en el espacio profundo. "Lo que ocurre de la Luna al más allá", especifica el actual director de las instalaciones, Ángel Martín Álvarez. Las otras dos están en Camberra (Australia) y en Goldstone (California, Estados Unidos). Martín Álvarez y el representante de NASA en España, Anthony Carro, saben que el MDSCC (Madrid Deep Space Communications Complex) va a afrontar en los próximos años una nueva época dorada. De hecho, como explican, en la actualidad están construyendo dos nuevas antenas, que permitirán en combinación con las existentes mejorar su capacidad de recepción de señales.

 

Anthony Carro, Ángel Martín Álvarez, la propia Ana Inés Gómez de Castro, junto al astrofísico complutense David Montes y Carlos González Pintado, uno de los ingenieros presentes en Fresnedillas hace 50 años, fueron los participantes el pasado 19 de julio en el Curso de Verano de la UCM que se celebró en el Centro Cultural El Lisadero de Robledo de Chavela, y que dirigió el profesor Carlos César Álvarez Nebreda. La excusa, es obvio, era el 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna, así como la contribución española en el acontecimiento, pero, como no puede ser de otra manera cuando se habla de exploración espacial, lo más relevante fue conocer los planes futuros. Unos planes en los que, como subrayaron todos los participantes, la Luna ha recobrado un papel central.

 

Cinco razones para volver a la Luna

¿Por qué hay que volver a la Luna? Ana Inés Gómez de Castro lo resume en cinco razones. La primera es que los seres humanos no podrán permanecer en la Tierra por siempre y la Luna es el mejor laboratorio para crear "hábitats humanos extraterrestres". En segundo lugar, y teniendo claro que la Luna no será el destino final de la humanidad, lo que sí es indudable es que viajar hasta ella permitirá desarrollar la tecnología necesaria para vuelos tripulados que conduzcan a la humanidad a lugares más lejanos. Como recordó Anthony Carro, en la actualidad a la Luna se llega en apenas tres días, mientras que pisar Marte -que posiblemente será el próximo objetivo- no se consigue sin un viaje de entre 7 y 8 meses. La tercera y la cuarta razón que esgrime Gómez de Castro son científicas: en la Luna se pueden establecer laboratorios únicos para experimentar en múltiples campos, así como una base sobre mineralogía espacial. El quinto motivo quizá sea a día de hoy el más primordial: su satélite es el mejor lugar para observar y seguir la evolución del entorno terrestre a gran escala. "Por ejemplo -explicó Ana Inés Gómez de Castro- no hay un sitio mejor para observar los 100 millones de átomos por segundo y por centímetro cuadrado que la Tierra expulsa de su materia hacia el espacio". En ese sentido, la catedrática complutense explicó que su grupo de investigación participa en la misión Earth ASAP, que pretende, entre otros objetivos, equipar este telescopio ultravioleta de la tecnología necesaria para producir el primer mapa 3D a gran escala de la exosfera terrestre y de su interacción con el viento solar.

 

De la Moon-village al turismo lunar

Volviendo al "sueño" de la profesora Gómez de Castro de ver desde la Tierra las luces de ciudades habitadas en la Luna, las moon-villages, quizá pronto ya no deba calificarse como un sueño. Las agencias espaciales de China e India trabajan desde hace unos años de manera casi exclusiva en misiones a la Luna. Por ahora han sido misiones no tripuladas, como la Chang'e 4 china, que desde hace unos meses tiene un lander en la cara no visible de la Luna, y en pocos días, se espera que la Chanyadraan 2 india sitúe en el satélite otro lander. Rusia también tiene planes y su agencia, Roscosmos, ha anunciado para 2025 su misión Luna 28. Incluso Israel no descarta liderar un proyecto. En la parte privada, los magnates Jeff Bezos y Yusaku Maezawa  alimentan proyectos como Deep Blue y Dearmoon, que pueden abrir la veta del turismo lunar.

 

Artemisa: una mujer en la Luna en 2024

¿Y la NASA? Pues también. Donald Trump ha conseguido que el congreso autorice un importante incremento en el presupuesto de la Agencia y a cambio parece haber pedido grandes titulares en los medios de comunicación. Como explicó el representante de NASA en España, Anthony Carro, el primer gran objetivo se ha fechado en 2024. Será entonces cuando, si todo sale bien, el programa Artemisa -la hermana mitológica de Apolo, el programa que llevó al hombre a la Luna en los 60- hará posible que una mujer pise el satélite por vez primera. En un principio se dijo que ocurriría en 2028, pero las malas lenguas dicen que el temor a que China se adelantase en ese hito histórico, ha obligado a adelantar cuatro años la previsión. Para Carro este adelanto no debe suponer ningún problema. Si partiendo de cero, en 11 años la NASA -fue creada en 1958- fue capaz de llevar una misión tripulada a la Luna, con la actual tecnología y el conocimiento que existe sobre el satélite conseguir una nueva misión tripulada con éxito en cinco años no parece muy difícil de alcanzar. Es más, el siguiente objetivo, este en principio sí para 2028, será mucho más ambicioso: la instalación de una base permanente. "Si todo va bien en la década de los 30 o 40 llevaremos al ser humano a Marte", concluyó Carro.

 

Con agua, pero con interrogantes

Por supuesto, hay muchos interrogantes que resolver antes de que las colonias humanas extraterrestres se hagan realidad. Por ejemplo, su alimentación, algo para lo que la mejor opción a día de hoy, según señaló  Ana Inés Gómez de Castro, es basarla en la ingesta de insectos. Menos problemática será la elección del lugar donde instalar las colonias humanas en la Luna, ya que las últimas misiones científicas han dejado claro, como explicaron la propia Gómez de Castro y el profesor de Astrofísica David Montes, que el polo Sur lunar es el mejor candidato al albergar gran cantidad de hielo y rocas hidratadas. No obstante, aún hay que dilucidar si la base se establece en la superficie, donde las condiciones son extremas y las edificaciones precisarían de recubrimientos o dentro de los cráteres. También habrá que ver qué pasa con las "leyes espaciales", que en la actualidad siguen rigiéndose por el principio de "res comunis" emanado en los años 60 por la Asamblea de Naciones Unidas, que niega la propiedad privada, incluida la de a nombre de las naciones, de los "cuerpos celestes". Lo dicho: que pena que la vida de los humanos sea tan corta...

 

ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES DE UN SALTO DE GIGANTE

Carlos González Pintado era uno de los ingenieros que la noche del 20 al 21 de julio de 1969 estaban en la Estación de la NASA de Fresnedillas de la Oliva. A ellos, como se ha recordado estos días, les correspondió el honor de escuchar antes que nadie las palabras que llegaron desde el módulo Eagle al posarse sobre la Luna. Exactamente lo escucharon medio segundo antes que el centro de control de Houston. González Pintado, quien llegó a ser jefe de Operaciones y director adjunto del MDSCC en Robledo de Chavela, recuerda a la perfección aquella noche y sus emociones. "Podría dar una conferencia de varios días sobre lo que sucedió", advirtió a los asistentes al curso de verano, que llenaron el salón de actos del Centro Cultural El Lisadero, antes de dejar claro que apenas serían unos minutos los que utilizaría para evocar sus recuerdos.

 

González Pintado recordó que si el hombre llegó a la Luna aquella noche fue posiblemente gracias a Werhern von Braun, el alemán nacionalizado estadounidense que fue capaz de diseñar el cohete Saturno, que permitió despegar de la Tierra a las misiones Apolo, y a John Fitzgerald Kennedy, quien logró convencer al congreso estadounidense para que dedicase el 4 por ciento del presupuesto de la nación a la NASA. "En dinero de ahora, ir a la Luna costó entre 150.000 y 200.000 millones de dólares", calculó González Pintado, quien ante todo quiso destacar el colosal esfuerzo de ingeniería y tecnología que supuso la construcción del cohete y de los distintos módulos que lo formaban, e incluso del propio edificio de Cabo Cañaveral en el que se ensamblaron todas las piezas. Todo ello sirvió para que la humanidad diera, como el propio González Pintado tituló su presentación, "un salto de gigante".

 

González Pintado tuvo tiempo de hablar de los tres tripulantes del Apolo XI. Así, proyectando el famoso posado con el que se les dio a conocer al mundo, analizó lo que cada uno de ellos pensaba. A la izquierda había un hombre feliz, sonriente, "con la cara de quien acaba de saber que le ha tocado la Bonoloto". Por supuesto, ese era Neil Armstrong. En la otra esquina del trío había un hombre con la sonrisa forzada, al más puro estilo Mona Lisa: "Sonrío porque debo sonreir". Era Buzz Aldrin, quien sin saber por qué había descubierto que él no sería el primero en pisar la Luna, pese a ser a quien le correspondía. Y en el medio, Michael Collins, un hombre serio que se preguntaba "¿Quién se va a acordar de mí?".

 

¿Por qué pisó Armstrong la Luna con el pie izquierdo? "Porque ya se habían impreso 152 millones de sellos con la imagen de un hombre pisando la Luna con el pie izquierdo", contó González Pintado, dando a conocer que el autor de la ilustración utilizada para el sello se dio cuenta de ese detalle y pidió reunirse con los astronautas antes de iniciar el viaje para dejarles claro con qué pie debían pisar antes.

 

¿Y ellos cómo lo celebraron? A diferencia de lo vivido en Houston, en Fresnedillas no hubo puros jamaicanos -"parecían habanos pero en la vitola ponía jamaicanos", señaló con sorna- ni champagne, sino algún celta, vino peleón, y "eso sí, jamón serrano", contó González Pintado comparando las fotografías de ambas celebraciones sin poder ocultar su sonrisa y la tremenda satisfacción que le acompaña desde hace 50 años. "Sí, nosotros colaboramos para que todo saliese bien. Esa noche todos llegamos a la Luna", cerró el ingeniero español.

Anthony Carro, Manuel Álvarez Junco, Carlos González Pintado, Fernando Casado (alcalde de Robledo de Chavela), Ana Inés Gómez de Castro, David Montes y Carlos César ÁlvarezLa catedrática Ana Inés Gómez de Castro, durante su intervenciónEl vicedecano de la Facultad de Físicas David Montes explicó los conocimientos sobre la Luna que propiciaron los experimentos llevados a cabo en ella por las misiones espacialesLa jornada concluyó con un turno de preguntas dirigidas a todos los ponentesEntrada al auditorio del centro cultural de Robledo de Chavela, en el que se celebró el cursoLa antena de Fresnedillas que recibió la comunicación del alunizaje se encuentra en la actualidad en el centro de la NASA en Robledo de ChavelaVista del MDSCC (Madrid Deep Space Communications Complex)
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