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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Sábado, 21 de diciembre de 2024

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Cuatro ejemplos de cómo la cooperación al desarrollo te cambia la vida

Desde 2004, nuestra Universidad publica convocatorias anuales de Proyectos de Cooperación al Desarrollo, y desde 2009 existen ayudas para la realización de Estancias en Proyectos de Cooperación para el desarrollo sostenible, dirigidas a estudiantes que buscan completar su formación académica con prácticas externas en programas y proyectos de cooperación al desarrollo. Fernando Calles de los Mozos, de la sección de Cooperación al Desarrollo y Voluntariado de la UCM, informa de que ahora mismo las facultades más implicadas en estas estancias son Veterinaria y Políticas y Sociología, y precisamente de esos dos centros provienen Nuria Hachemi, Antonio Sterling, Alba Sanz Propios y Valentina Benincasa. Ellos cuatro han representado a los nueve estudiantes que han disfrutado de estas estancias durante este 2019, en una recepción informal que ha querido hacer el rector Joaquín Goyache para mostrar el apoyo institucional de la UCM a los proyectos de cooperación.

 

Nuria Hachemi y Antonio Sterling son veterinarios, recién licenciados, y cuentan que siempre habían "tenido en el corazón las ganas de ir a algún otro país para hacer un proyecto de cooperación". La Facultad de Veterinaria tiene ya una larga tradición en estas iniciativas, así que hablando con compañeros que habían ido otros años, se animaron a presentarse a la convocatoria de Estancias en Proyectos de Cooperación, en concreto, dentro del proyecto "Actuación veterinaria en poblaciones caninas y felinas: promoción del bienestar social, animal y salud pública".

 

Sterling reconoce que gracias a este proyecto han podido trabajar sobre el terreno uniendo la salud animal con la de las personas, en lo que se conoce ahora como OneHealth, "que está muy de moda en las áreas sanitarias, y consiste en prevenir las enfermedades que nos afectan a nosotros a través del control de esas enfermedades en los animales".

 

En Tailandia han estado trabajando, fundamentalmente, con el virus de la rabia, para intentar erradicarlo, o al menos "ir poniendo un granito de arena" a través de la vacunación y la castración de animales, que permita controlar una superpoblación que además cuenta con un estado de salud muy bajo. Hachemi y Sterling estuvieron dos meses en el país asiático, en el primero de esos meses en una de las asociaciones donde ya habían estado estudiantes de Veterinaria de la UCM, y el segundo en una nueva. Hachemi asegura que no es casualidad la presencia de estudiantes de su Facultad en este tipo de proyectos, porque desde que comienzan sus estudios les intentan transmitir la importancia de lo de una sola salud. Asegura que en ciudades como Madrid se ve la salud animal como algo que sólo ocurre en las clínicas veterinarias, pero en realidad va mucho más allá, haciendo un control sanitario a todos los animales, no sólo aquellos con los que convivimos en nuestros hogares.

 

Informa Hachemi que el 74% de las enfermedades infecciosas son de origen zoonótico, y cuando hay tantas alarmas sanitarias, como las que han ocurrido últimamente en nuestro país, es porque el control sanitario no ha sido perfecto. Eso sí, en países como Tailandia siguen existiendo muchas enfermedades zoonóticas que en España ya no existen, por cosas básicas como que" no saben, porque nadie se lo ha ha contado, que si te muerde un perro te tienes que lavar la herida durante quince minutos de forma muy rápida para impedir la expansión del virus".

 

El género en México

Alba Sanz Propios y Valentina Benincasa han estado en Puebla (México), dentro de la misma convocatoria de Estancias en Proyectos de Cooperación, en su caso en el proyecto "Fortalecimiento del Seminario permanente sobre Género y Migraciones impulsado por el CEG-BUAP". Sanz Propios, estudiante de tercer curso de Antropología Social y Cultural, se enteró de esta convocatoria a través de una profesora, y ha estado tres meses en México junto con Valentina Benincasa, quien cursó el máster de Antropología el año pasado.

 

Explican las dos que en Puebla, ya desde hace unos años, hay un proyecto desarrollado por la BUAP y la Complutense sobre las situaciones de las mujeres migrantes que vienen de Centroamérica, fundamentalmente de Salvador, Guatemala y Honduras, y que intentan cruzar a Estados Unidos y pasan por Puebla.

 

Uno de los primeros objetivos del trabajo ha sido visibilizar que Puebla es un lugar de tránsito para estas personas, porque no se percibe que sea así, y luego ver qué medidas se toman desde asociaciones e instituciones para brindar ayuda a estas personas que cruzan y, sobre todo, ver si en las prácticas que desarrollan hay una perspectiva de género. Benincasa asegura que "la emigración en sí ya es un contexto muy duro, muy difícil, y en ella la mujer migrante está expuesta a muchos más peligros".

 

En la zona se desarrolla otro trabajo, que las complutenses apoyaron durante su estancia, con las asociaciones feministas de Puebla, para ver si querían apoyar con el tema de la emigración, en un intento de cruzar agendas entre emigración y género. Las dos reconocen que "ese es un trabajo a más largo plazo del que se encargarán los equipos que se han quedado allí".

 

En el trabajo de campo se incluyó una salida a Ciudad Serdán, muy cerca de Puebla, por donde pasa el que se conoce como El Tren de la Bestia. Fueron allí con la Cruz Roja, y cuentan que se generó un espacio de conversación de unas cuatro horas, donde además pudieron hacer un par de entrevistas que aportaron muchos datos sobre la situación de las mujeres.

 

Trabajo por hacer

Muchas de las personas con las que contactaron los estudiantes de Veterinaria en Tailandia eran analfabetos, refugiados de Myanmar, y no sabían ni escribir ni leer ni hablar inglés. Eso sí "al ser budistas, vegetarianos o veganos, reducían el riesgo de enfermedades de origen zoonótico por la ingesta de animales".

 

Hachemi cuenta que hay también algunas rémoras en la sociedad, como un profundo machismo, que se nota incluso en la "reticencia a castrar a un macho, cuando realmente esa es la forma más eficiente de reducir la transmisión de enfermedades". A las hembras todavía dejaban castrarlas, y a los machos sólo se conseguía hacer tras explicarles la importancia, e intentar transmitirles el mensaje, algo que se hacía con el traductor de idiomas del móvil, lo que provocaba inevitables malentendidos, como a un paciente que se le dijo que volviese al día siguiente a las 4, volvió cuatro días después.

 

Cuentan las complutenses que la mayoría de veterinarios que hay en Tailandia están allí una temporada y se van, porque los veterinarios autóctonos no cobran por trabajos como la castración o la vacunación y no pueden llevarlos a cabo. Por suerte, tras los cooperantes que se marchan quedan los responsables de los proyectos que los siguen moviendo por todo el mundo para que vayan más veterinarios y todo siga hacia adelante.

 

En el caso de México, las dos cooperante reconocen que es un programa muy complicado, porque "siempre que se toca la cuestión de género el trabajo se hace muy difícil y además queda mucho por hacer", aunque las dos se llevaron una buena sensación de que habían trabajado bastante, habían avanzado mucho con el proyecto y, poco a poco, se puede ir creando de lo que está pasando. Ninguna de ellas dudaría en volver al mismo sitio para seguir con la investigación que ya está abierta, o ir a cualquier otro lugar donde la situación sea similar, algo que por desgracia ocurre en muchas partes del mundo.

 

Experiencia personal

Para Nuria Hachemi lo más importante de la experiencia ha sido la inmersión que ha tenido en la sociedad tailandesa, en lugares metidos dentro de la jungla donde ha podido hablar con la gente, ha visto su día a día de verdad, "nada que ver con las zonas masificadas a las que van los turistas que viajan hasta Tailandia".

 

Antonio Sterling afirma que, "aunque sea un tópico, una experiencia así te cambia la vida, porque llegar allí y sentirse útil desde el primer momento, ya que se ven los resultados de manera inmediata, te ayuda a valorar realmente muchas cosas en las que no te habías parado a pensar antes". Considera que "realmente ver cómo vive la gente, lo feliz que es con lo poco que tiene, lo honestos que son, lo mucho que conviven y se comunican las personas... Es algo que hasta que no lo vives no caes en la cuenta de cuánto tenemos que aprender de ellos".

 

Por su parte, Valentina Benincasa reconoce que esta cooperación le ha servido para pensar en una tesis doctoral y en el Doctorado, aparte de que se le ha abierto un contexto nuevo de un mundo complejo, lleno de preguntas, y muchas ganas de seguir trabajando con gente que esté igualmente comprometida.

 

En el caso de Alba Sanz Propios ha sido algo "muy, muy, muy importante", porque era la primera vez que salía fuera sola y ya enfrentarse a eso fue muy especial, y además ha visto una realidad que ya conocía por sus muchas lecturas, pero que le chocó mucho y tras algunas entrevistas se sintió mucho más comprometida con la situación y además tuvo la oportunidad de conocer el contexto feminista de Puebla y México, y eso "fue muy potente".

 

Hachemi vivió además una experiencia al límite, ya que sobrevivió a la picadura de una medusa de caja, que está considerada la criatura más venenosa del planeta y que es letal en gran parte de los casos.

 

El rector Joaquín Goyache animó a los cuatro estudiantes a continuar trabajando en temas de cooperación, así como en la posibilidad de presentar un mega proyecto que englobe a estudiantes de diferentes disciplinas académicas. Señaló además que el objetivo de internacionalización más claro de la UCM en estos momentos es ampliar las ayudas que se dirigen a África, empezando con la creación de la Escuela Complutense Africana, que en su primera edición se desarrollará en Guinea Ecuatorial.

 

A Fernando Calle de los Mozos, al igual que al rector, le gustaría que una vez que los estudiantes pasasen por la experiencia de las estancias, se animasen a presentar sus propios proyectos, a ser posibles multidisciplinares.

Antonio Sterling, Nuria Hachemi, Alba Sanz Propios y Valentina Benincasa, en el rectorado de la Universidad ComplutenseEl rector Joaquín Goyache ha recibido a los cuatro cooperantes que han representado a los que han disfrutado de las estancias de proyectos de cooperación durante este 2019Alba Sanz Propios y Valentina BenincasaAntonio Sterling y Nuria Hachemi
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