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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Sábado, 21 de diciembre de 2024

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“Hay que quedarse con que este trimestre ha sido una oportunidad para plantearnos qué papel tienen que tener las TIC en la educación”

Prácticamente de un día para otro, a mediados del pasado mes de marzo, millones de estudiantes y miles de profesores de todos los niveles educativos se vieron forzados a cambiar su forma de recibir o impartir clase. Alba Torrego, profesora del Departamento de Estudios Educativos de la Facultad de Educación, reconoce que ni profesores ni estudiantes estaban preparados para el cambio. Experta en educación mediática y en análisis en el discurso en entornos digitales, la profesora Torrego defiende que la auténtica educación on line debe ser muy diferente a la que colegios, institutos y universidades han impartido durante este trimestre. La conversación se centra en los primeros niveles educativos: infantil, primaria y secundaria.   

 

- En unos pocos días se pasó de una educación presencial a una formación a distancia. ¿Estaban preparados los estudiantes de primaria, secundaria, incluso de bachillerato para asimilar ese cambio?

- Siempre hablamos de que estos alumnos son nativos digitales. Hemos utilizado ese término siempre para hablar de ellos, como personas que han nacido ya cuando existían y estaban implementadas las TIC y por que eso parecen que saben usarlas y que tienen los recursos necesarios. Pero ese término de nativos digitales siempre ha sido muy discutido porque desde el ámbito educativo nos damos cuenta de que usan las tecnologías pero no saben utilizarlas. Es decir, por ejemplo, hasta determinada edad no saben enviar un correo electrónico, utilizar un Excell... Respondiendo a la pregunta: los alumnos no estaban preparados para este cambio ni todo lo que conlleva.

 

- ¿Qué ha sido lo más difícil de suplir?

- Llevamos muchos años intentando implementar las TIC en los centros educativos y, de repente, lo hemos tenido que hacer en unos días y encima en una situación de pandemia, en la que había unas preocupaciones mucho mayores. Esa situación también tenía repercusiones en el alumnado, que muchas veces lo hemos dejado de lado, y no se ha tenido en cuenta que ellos también estaban sufriendo estas circunstancias. De repente, de la noche a la mañana, se encontraron en casa, tenían miedo por no saber lo que estaba pasando al ver a sus familias preocupadas... Y ellos tenían que conectarse a clase mediante una pantalla, pero perdiendo un componente básico de la educación que es todo lo emocional, todo lo que se construye mediante el diálogo, mediante la interacción entre las personas... Y eso de repente desapareció. Interaccionan con el docente pero se pierde todo el contacto con el resto de compañeros, que en etapas como infantil o primaria, es muy necesario.

 

- Está claro que cuanto más pequeños, más complicado ha sido.

- Sí, y que es lo que más preocupación nos genera. Antes de la pandemia la mayoría de las familias estaban muy preocupadas por cómo sus niños, sobre todo en infantil y primaria, accedían a la tecnología. Estábamos debatiendo a qué edad había que dejar ya a los niños con las pantallas, a partir de qué edad pueden tener un teléfono móvil o utilizar un ordenador... Y de repente les hemos entregado a la tecnología. Durante cinco o seis horas lectivas les hemos dicho que van a estar aquí sentados o sentadas con un ordenador o con una tablet. Y, claro, en la mayor parte de los casos las familias no pueden estar ahí sentados con ellos, porque tienen que trabajar o estar a otras cosas. Con lo cual toda esa preocupación que había antes sobre cómo manejamos a los niños y a la tecnología, de repente ha cambiado y hemos pensado que la tecnología nos iba a ayudar a que ellos pudieran seguir el curso normal de las clases.

 

- El debate en los medios de comunicación se ha centrado mucho en la evaluación de conocimientos, y se ha hablado poco de cómo los profesores pueden realmente seguir enseñando de manera "on line"

- En efecto. Es lo que antes comentaba de la implementación de las TIC. Si ahora mismo queremos seguir dando las clases como antes de la situación de crisis con la única diferencia de que se hace a través de una pantalla... Es imposible. Está demostrado que los bustos parlantes, el ponerse a hablar delante de una pantalla, no sirven para el aprendizaje. Son monótonos, son aburridos, no puede el alumno mantener la atención... Metodológicamente hay que cambiar el planteamiento de las clases y eso, claro, requiere una formación del profesorado en TIC. Ya no simplemente saberlas utilizar como un instrumento, sino también tener una reflexión de por medio. Tanto el profesorado como el alumnado tienen que ser competentes digitalmente y dentro de esa competencia digital está el uso de las aplicaciones pero también replantearse de forma crítica los medios. Eso se consigue a través de la educación mediática. Por ejemplo, cosas que se podrían haber hecho en esta situación: analizar con el alumnado los bulos o noticias falsas que nos llegan de los medios de comunicación. Eso es una forma de trabajar, de seguir aprendiendo. Otro ejemplo, si seguimos hablando de lengua castellana y literatura: trabajar competencia lectora, crítica, acceso a los medios de comunicación... Es otra forma de seguir adquiriendo competencias sin seguir con la mera clase transmisiva, que a los alumnos les aburre y que como hemos podido ver a través, incluso, de vídeos que nos llegan graciosos donde un micrófono estaba abierto o cualquier otra cosa, sirven para mucho menos.

 

- ¿Entonces, la educación "on line" es otra cosa muy diferente a la que en términos generales se han tenido que adaptar los colegios, profesores y estudiantes, no?

- Exactamente. Y lo principal es formar al profesorado. Nosotros desde la Facultad de Educación lo hemos intentado hacer ofreciendo cursos sobre competencia digital a nuestros alumnos, los futuros profesores, para que vean lo que estoy diciendo, que no es solo el manejo de la tecnología sino también el plantearse de forma crítica como la usamos, cómo la implementamos en el aula. Es un cambio que se tiene que hacer, que no se ha hecho aún. De repente, los docentes de todos los niveles educativos nos vimos de la noche a la mañana con un ordenador, que a lo mejor no tenía ni las características básicas para trabajar, dando clases por Zoom, por Google Meet o por donde fuera. Y eso no es. Algo que lleva tantos años intentándose fraguar no puede hacerse de un día para otro. Se necesita una formación previa. Ahora bien, esto también es una oportunidad para plantear esa formación.

 

- ¿Qué papel debe jugar la parte "on line" en la educación "normal"?

- Depende mucho del periodo educativo. Si vamos al nivel universitario, hay muchas universidades que han dicho que después de esto van a apostar por una educación on line. Quizá se pueda implementar a nivel universitario con sesiones semipresenciales combinadas con otras presenciales. Pero en niveles más bajos se pueden utilizar herramientas on line para complementar las clases presenciales, pero realmente es necesario seguir asistiendo a los centros educativos. La educación al final se construye mediante el diálogo, mediante la interacción con los iguales y con el docente, y eso no se puede hacer mediante las TIC. Ni mediante las medidas que nos vienen ahora de distanciamiento social. He estado viendo imágenes de algunos colegios a los que ya se puede asistir de manera voluntaria y, bueno, es una educación instructiva, pero no se puede utilizar metodologías como las que veníamos utilizando porque requieren el contacto y la interacción.

 

- ¿Qué balance se puede hacer entonces de este trimestre educativo alejados de las aulas?

- Me parece que hay que quedarse con que ha sido una oportunidad para plantearnos qué papel tienen que tener las TIC en la educación, que es algo que parecía que era un tema latente pero que realmente no nos habíamos parado del todo a pensar. De hecho, en la Facultad de Educación en algunos grados son asignaturas optativas, y ahora nos damos cuenta de que todo el alumnado tiene que cursarlo. Pero, por otro lado, todo esto tenemos que analizarlo para ver también la presencia de la brecha digital y que tenemos alumnos en todos los niveles educativos que no tienen acceso a un ordenador o a una conexión a Internet y que toda esa gente se queda fuera del sistema porque no se pueden conectar a clase, no saben cómo hacerlo o no tienen los medios, por lo que estamos dejando personas de lado.

 

 

 

La profesora de la Facultad de Educación Alba TorregoLos estudiantes se han visto inmersos en una nueva situación para la que no estaban preparados
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