El pasado verano, Julia Takacs (Budapest, Hungría, 1989) se proclamó campeona de la prueba de 20 kilómetros marcha de la Universiada, juegos similares a los olímpicos que convocan a los mejores deportistas universitarios del planeta. Su triunfo en Shenzhem, localidad china donde se celebró la vigesimosexta edición de la Universiada, ha situado a esta estudiante complutense de Nutrición entre las grandes esperanzas de futuro del atletismo español. De hecho, ella fue la única medallista española en pruebas de atletismo tanto masculinas como femeninas en la Universiada.
El próximo reto -que haría realidad el sueño que persigue casi desde que se inició en el atletismo en su país natal con apenas 10 años y más aún desde que llegara junto a su familia a España en 2004- es lograr su clasificación para los Juegos Olímpicos que se disputarán en Londres el próximo verano. Para ello, una vez que ya ha acreditado la marca mínima necesaria para participar, debe hacerse un hueco entre las tres marchadoras españolas que elija la Federación para participar en la prueba femenina de marcha de los Juegos, ya que ese es el número máximo de atletas de un mismo país que pueden participar en una prueba. "Los tres puestos nos los jugamos entre cuatro atletas: María Vasco, que es la única medallista española en pruebas de marcha de la historia, Beatriz Pascual, María José Pover y yo. Las tres que mejor lo hagamos en la Copa del Mundo de Marcha, que se celebrará en mayo, iremos a los Juegos", explica Julia.
Aunque se le escapa un "sí o sí" cuando se la pregunta si cree que ella será una de las tres elegidas, enseguida Julia recobra la pausa y apuesta por ir paso a paso. "Lo primero es entrenar a tope y no lesionarme. Después clasificarme entre las cinco primeras en el Campeonato de España para ir a la Copa del Mundo. Y luego allí, quedar entre las tres primeras españolas. Soy ambiciosa, quiero ir a Londres y quiero hacerlo bien allí también, pero también tengo que ser prudente", señala Julia.
El sueño olímpico, según reconoce la propia atleta, la está haciendo dejar un tanto de lado todo lo demás. "Lo que logro se basa en el sacrificio, en el entrenamiento, en cuidarme, en alimentarme bien, en no salir de fiesta... Es duro, sí, y más en una prueba tan aburrida como la marcha, pero a mí, al menos a mí, me merece la pena".