A menudo pregunto a mis alumnos y amigos qué harían con su vida si les tocaran diez millones de euros y no tuvieran que pasar su vida intentando "ganarse la vida". Generalmente la respuesta es emprender, crear un proyecto o empresa dedicándose a hacer lo que más les apasiona. Son muchos los que alguna vez han soñado con la posibilidad de emprender su propio negocio pero pocos los que deciden llevarlo a cabo.

¿Por qué? Desde muy pequeños hemos sido educados para no correr riesgos, para protegernos de posibles peligros, para preferir un trabajo seguro y estable que no suponga un desafío diario y que no nos obligue a esforzarnos más cada día y, por tanto, tampoco nos entusiasme demasiado.

 El Doctor Mark Albion en su libro Vivir y ganarse la vida describe una investigación sobre las carreras profesionales de 1.500 graduados de escuelas de negocio. Los alumnos se agruparon en dos categorías distintas. En el grupo A estaban aquellos que pensaban que debían primero ganar dinero y después hacer lo que realmente les gustaría, mientras que los alumnos de la categoría B buscaban primero hacer lo que les gusta y el dinero acabaría llegando. El 83% (1.245) escogió el grupo A, mientras que solo 255 personas se quedaron en el grupo B. Veinte años después había 101 millonarios, que además estaban más sanos, alegres y motivados ante la vida. Solo uno de ellos pertenecía al grupo A, los otros 100 al grupo B, que prefirieron comenzar haciendo lo que les gustaba y que generalmente implicaba desarrollar su propio proyecto.

�@¿Es posible aprender a emprender?

Un buen ejemplo de cómo la universidad puede ayudar a emprender es el centro de iniciativa emprendedora del MIT, donde durante los últimos quince años se han creado mas de 25.000 nuevas empresas, dando empleo a más de 3,3 millones de personas y produciendo en valor económico el equivalente a la undécima economía del mundo.

 Emprender es una forma de vivir, supone experimentar de forma apasionada, es disfrutar en la cultura del error. El verdadero emprendedor sabe que la suma de varios errores no supone el fracaso, más bien ve los errores como pasos necesarios en el proceso de aprendizaje. Para el emprendedor la recompensa no está en el éxito económico del proyecto sino en poder disfrutar y experimentar el camino recorrido.

 El emprendedor es un agente de cambio que requiere ciertas habilidades personales como autoeficacia, creatividad e inteligencia emocional entre otras. Los programas de formación deben incluir entrenamiento en estas habilidades emprendedoras, sesiones de coaching, presentaciones a empresas de capital riesgo, comunidad on line de emprendedores, incubadoras de empresas y prácticas en empresas innovadoras.

 Los programas de formación han de estar enfocados para estimular a los participantes a usar todo su potencial creativo, crear algo nuevo, una actividad mucho más desafiante y satisfactoria, necesaria y natural en el ser humano ,ya sea creando su propio plan de empresa y/o negocio o en empresas ya establecidas.

 Desde el programa de iniciativa emprendedora de la UCM Master in Entrepreneurship Complutense (mbaemprendedores.es) pretendemos dar la oportunidad a cada estudiante de que descubra por sí mismo si ser emprendedor es la mejor elección para él, creando un conjunto de experiencias necesarias para llevar a cabo su sueño emprendedor.

Por Javier Sanz, director del Master in Entrepreneurship Complutense www.mbaemprendedores.es