Mighuel Hernández González ha obtenido el primer premio en el Área de Ciencias Biológicas y Biomédicas por su trabajo de fin de máster y Sandra Jiménez Falcao ha logrado el premio especial "Esfera del agua" por un trabajo que ha llevado a cabo en la Facultad de Químicas.
Miguel Hernández González y Sandra Jiménez Falcao no sólo coinciden en haber sido los dos complutenses galardonados en el certamen universitario Arquímedes de este año, sino que además tienen en común que ninguno de los dos lo conocía con anterioridad. Fueron sus tutores los que les animaron a presentarse y así fueron dos de los cerca de 250 estudiantes de toda España que optaron al premio.
Cuenta Hernández González que la experiencia de presentar un trabajo frente a un jurado y el hecho de que luego te hagan preguntas con el póster de tu trabajo es una experiencia muy enriquecedora. Y también creadora de un cierto grado de nerviosismo por saber si al final tu nombre estará entre los ganadores. De todos modos, el investigador llevaba los deberes hechos ya que se pasó "dos semanas, doce horas al día, escribiendo para el certamen". El resultado del esfuerzo se vio compensando con uno de los cuatro primeros premios, en concreto en el área de Ciencias Biológicas y Biomédicas. Un premio dotado con 6.000 euros para el investigador y 2.000 euros a repartir entre sus tutores: Miguel Ángel Peñalva Soto y Areti Pantazopoulou.
Ruta secretora
El trabajo por el que fue premiado Miguel Hernández se relaciona con la ruta secretora, que es la responsable de la distribución de las proteínas y los lípidos dentro de la célula.
Explica el investigador, actualmente en el Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC, que "las proteínas se sintetizan en el retículo endoplásmico y tienen que transportarse a sus destinos finales. Para ello viajan dentro de vesículas al aparato de Golgi, que recibe las proteínas y las envía a sus destinos específicos, ya sea a la membrana celular, a un orgánulo celular determinado o al exterior de la célula, como es el caso de hormonas como la insulina". El aparato de Golgi es, por tanto, el centro organizador del transporte dentro de la célula y lo hace gracias a unos complejos proteicos (conocidos como COPI) que son los responsables de la formación de las vesículas de transporte.
En la bibliografía general existen dos teorías diferentes sobre el aparato de Golgi, una que dice que es muy estable (conocida como modelo de cisternas estables) y otra que defiende que es muy dinámico (maduración de cisternas). Para validar uno de esos dos modelos lo que hicieron fue bloquear todo el tráfico de proteínas desde su lugar de síntesis, el retículo endoplásmico, hacia el aparato de Golgi. Lo que vieron, una vez bloqueado el tráfico, es que el aparato de Golgi desaparece, lo que coincide con la predicción del modelo dinámico, el de maduración de cisternas. Asegura Miguel Hernández que esto no quiere decir que ese sea el modelo bueno, sino que simplemente con los resultados de este trabajo se ha apoyado un poco más esta hipótesis.
Aplicación y futuro
Explica el investigador que es importante conocer el mecanismo por el que se transportan las proteínas dentro de una célula porque hay enfermedades que se producen porque este transporte no funciona de manera correcta. Entre ellas destaca la enfermedad de Anderson, provocada por una mala absorción de grasas, o displasias que provocan malformaciones. De ese modo, conocer este proceso es útil para el conocimiento de ciertas patologías.
Hernández Jiménez estudió Biología y luego hizo un máster de Microbiología en la Facultad de Farmacia de la UCM. Durante este máster ha estudiado el aparato de Golgi y seguirá haciéndolo en el laboratorio del CSIC donde ahora estará contratado durante cuatro años en los que elaborará su tesis doctoral. Comparte laboratorio con otros doctores, un tesinando, un técnico y el jefe principal de la investigación que es su tutor Miguel Ángel Peñalva.
Con el dinero obtenido por el premio cubrirá los gastos del Máster que le costó 3.900 euros y tendrá para un poco más. Y mientras su investigación seguirá adelante e incluso la presentará en un congreso internacional que se celebra en Sevilla en marzo de 2014. Quizás sus trabajos alcancen renombre internacional, porque no hay que olvidar que el premio Nobel de Fisiología o Medicina de este año 2013 ha recaído precisamente en los tres investigadores que iniciaron los estudios de la ruta secretora de la célula: James E. Rothman, Randy W. Schekman y Thomas C. Südhof.
Esfera del agua
La galardonada con el premio especial "Esfera del agua" del Arquímedes 2013 ha sido Sandra Jiménez Falcao, estudiante de cuarto curso del grado de Químicas. En su caso, el trabajo que presentó lo ha realizado a lo largo de tres veranos, colaborando con el grupo de la profesora María Cruz Moreno Bondi y el postdoc Javier Lucas Urraca Ruiz, que han sido sus tutores en la presentación del trabajo. Ellos la animaron a presentarse al certamen Arquímedes con los resultados del estudio "Desarrollo de anticuerpos artificiales para la determinación de antibióticos en leche". Jiménez Falcao, al igual que Miguel Hernández González, puso mucho empeño en escribir el trabajo que iba a presentar y en la elaboración del póster.
Reconoce la estudiante que cuando le tocó presentar la investigación estaba realmente nerviosa, pero que fue ponerse a hablar y a la segunda diapositiva ya estaba suelta y sin nervios, "incluso disfrutando". Luego, cuando pasaron a hacer preguntas, frente al póster le parecieron cuestiones rigurosas, pero a las que no le costó demasiado esfuerzo contestar.
En este caso su premio está dotado con 5.000 euros para ella, que dedicará para la matrícula del Máster del próximo curso, y con 2.000 euros a repartirse entre los dos tutores.
Colaboraciones estivales
Cuenta Sandra Jiménez que en cuarto de la ESO había participado en las Estancias Científicas del Verano que organiza la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, así que cuando llegó a la universidad le preguntó a su profesora María Cruz Moreno si existía algo similar en la Complutense. La docente le explicó que no hay un programa de esas características, pero que sí podía aprovechar los veranos para colaborar en el laboratorio del Departamento de Química Analítica en alguno de los proyectos en los que están involucrados desde hace varias décadas, en concreto en el desarrollo de polímeros para detectar antibióticos en la leche. La estudiante accedió y se pasó los tres primeros veranos del grado colaborando con el grupo de la profesora Moreno.
En el grupo se analizan diferentes tipos de leche, pero en el trabajo en el que participó Jiménez Falcao se estudió sólo la presencia de antibióticos en leche cruda de vaca de una granja de la sierra madrileña.
Explica la estudiante que a las vacas se les dan una serie de antibióticos para curar enfermedades como la mastitis. Una parte de esos antibióticos llega a la leche tras metabolizarse y eso puede dar origen a problemas de muchos tipos como la contaminación del medio o la aparición de cepas bacterianas que sean resistentes a esos antibióticos, de ahí que sea muy importante encontrar un método que permita detectar algunos de esos antibióticos en la leche sin caer en algunos errores comunes como pueden ser los falsos positivos. Según Jiménez Falcao esos antibióticos siempre están en las leches aunque, por supuesto, en concentraciones muy bajas. El trabajo ha conseguido verificar un método de detección. Le preguntamos a la estudiante por la posibilidad de patentar dicho método y piensa que es difícil porque han utilizado una tecnología de polímeros que ya se usa en otros ámbitos científicos.
El futuro de Sandra Jiménez Falcao todavía no está escrito pero sí tiene claro que quiere "tener una visión global de la química" que seguro que la llevará a realizar alguna estancia en el extranjero.
Áccesit
Además de Miguel Hernández y Sandra Jiménez, la complutense Azucena Hernández Pérez consiguió un accésit por su trabajo "Astrolabios andalusíes". Su tutor fue Antonio Eloy Momplet Miguez, del Departamento de Historia del Arte I.
Fomento de la labor investigadora de los estudiantes
La sede del Certamen Universitario Arquímedes se traslada de sede una edición tras otra. Si el año pasado le tocó a la Universidad Complutense esta XII edición se ha celebrado en la Universidad Politécnica de Madrid.
El Certamen Universitario Arquímedes de Introducción a la Investigación Científica se convoca anualmente por la Dirección General de Política Universitaria del Ministerio de Educación, y busca "fomentar la labor investigadora y científica entre los estudiantes de las universidades españolas".
Para los trabajos de los estudiantes hay cuatro primeros premios en las áreas de Ciencias Biológicas y Biomédicas; Ciencias Experimentales, Exactas y Ambientales; Ciencias Sociales y Humanidades, e Ingeniería y Arquitectura. Este año también han podido optar a una serie de premios especiales como han sido el Premio especial al mejor trabajo de investigación presentado en el área de Bellas Artes, la Música, el diseño Arquitectónico o la Ideación Gráfica; el Premio Especial conmemorativo del "Año Español de las Enfermedades Raras", y el Premio "Esfera del agua".
En total han sido 27 premios en metálico, cada uno de ellos dotados con cantidades que oscilan entre 2.000 y 6.000 euros, 3 estancias en centros de investigación del CSIC de dos semanas de duración, 7 premios en metálico para los profesores tutores y un premio de 15.000 euros a la Institución con mayor número de trabajos seleccionados para la fase final del Certamen, galardón que en esta ocasión fue a parar a la Universidad Autónoma de Madrid.
El Certamen Universitario Arquímedes es una estupenda oportunidad que se ofrece a los estudiantes para que puedan sacar rédito a su esfuerzo incluso antes de empezar su carrera laboral.