Como un día cualquiera, el 27 de diciembre de 1870 Juan Prim, presidente del Consejo de Ministros y ministro de la Guerra, salió del Congreso de los Diputados y subió a su berlina de caballos. Eran los tiempos en los que en Madrid nevaba de manera abundante, así que los equinos llevarían a Prim a un ritmo pausado por la capital. Al llegar a la calle del Turco (que hoy es la del Marqués de Cubas), el coche sufrió una emboscada y tanto Prim como sus acompañantes fueron tiroteados.Tres días después Prim falleció debido a la infección de las heridas.
Esa ha sido siempre la versión oficial de lo ocurrido, aunque hace unos años surgió una voz divergente, la del periodista Francisco Pérez Abellán, creador de la Comisión Prim de Investigación. El periodista organizó un equipo que realizó una autopsia a Prim y concluyó que había sido estrangulado después del atentado. Esta nueva hipótesis se basó en unos surcos que se pueden ver en el cuello del presidente del Consejo de Ministros. La polémica surgió pronto, no sólo por la teoría divergente sobre la muerte del político, sino porque además parte del equipo científico que lo secundó en un principio se negó a firmar las conclusiones del análisis. La única que apoyó el estudio de Pérez Abellán fue profesora ayudante doctor de la Facultad de Medicina Mar Robledo.
La Sociedad Bicentenario General Prim 2014 decidió conocer si era cierta la teoría del estrangulamiento, así que contactó con la Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense para que volviera a hacer un análisis de la momia de Juan Prim. Tras un estudio exhaustivo, los responsables complutenses presentaron los resultados de su estudio el pasado 18 de diciembre en la Facultad de Medicina de la UCM.
La principal conclusión del estudio es que las marcas que presenta el cuello se corresponden con fenómenos post-mortem, debidos a la presión ejercida de forma prolongada, tras la muerte, por la vestimenta. José Antonio Sánchez, director del Museo de Antropología Forense y Criminalística, explicó que en las muertes con lazo suele haber fractura en tiroides y en el cartílago cricoides, algo que no se ve en Prim. Igualmente, Bernardo Perea, médico forense de la Escuela de Medicina Legal, aseguró que no existen signos radiológicos de aplastamiento de ningún tipo, y que lo único que se ve son lesiones traumáticas producidas por armas de fuego. Pérez Abellán, presente en la rueda de prensa, protestó de malas maneras por los resultados, pero cuando terminó la presentación, en lugar de hablar con los científicos, se marchó airado perdiendo una oportunidad de defender su, ahora endeble, hipótesis.