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Miércoles, 27 de noviembre de 2024

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Un homenaje a Cortázar entre cronopios y profesores

Los días 12 y 13 de febrero, los alumnos del Máster en Estudios Literarios y del Grado de Literatura General y Comparada organizaron las jornadas "Cortázar en la memoria". En el homenaje hubo conferencias, lecturas, vídeos, teatro... y cronopios.

El 21 de febrero de 1984 fallecía Julio Cortázar en París. Treinta años después, a las 10 de la mañana, el paraninfo de la Facultad de Filología acogió un homenaje al autor de Rayuela. Y no un homenaje cualquiera, sino quizás el "primero que se celebra en todo el mundo a Julio Cortázar en el año del centenario de su nacimiento y justo el día del treinta aniversario de su muerte". Así al menos lo anunció el profesor Ángel García Galiano a todos aquellos que decidieron compartir un par de días de recuerdo al escritor argentino.
La llegada a la Facultad ya anunciaba que ese iba a ser un día especial, no sólo por la rayuela (avión, muñeca, txingo, peletre..., según la región de cada uno) pintada en el vestíbulo, sino porque además en un puesto de la entrada se podía adquirir un pin con el lema "Soy un cronopio" por poco más de un euro. Así, tanto los estudiantes del Máster en Estudios Literarios y los del grado de Literatura General y Comparada, que organizaron las jornadas, como el resto de los asistentes se podían identificar claramente como cronopios, y no como esas famas que nadie quiere ser. Al menos nadie que haya leído el clásico libro de cuentos de Cortázar Historias de cronopios y de famas, una metáfora de las diferentes clases sociales, que además incluye una serie de magistrales instrucciones para hacer cosas tan habituales como llorar, cantar, tener miedo o subir una escalera.


Ficción y realidad
El profesor Antonio Garrido, del Departamento de Lengua Española y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, impartió una conferencia en la que desgranó las características literarias de Cortázar. Según Garrido, el escritor argentino solía utilizar la literatura para hablar de sí misma prácticamente en todos sus cuentos. Analizó algunos de ellos en los que se movía entre la ficción y la realidad, eso sí, "la realidad cortaziana, la del mundo moderno que a veces es una gran mentira".
Considera Garrido que Cortázar entendía la realidad de una manera propia, ya fuesen los espacios, el tiempo o la propia literatura. Por ejemplo, en uno de sus relatos escribía que "viajar en Metro es como estar metido en un reloj".
Según el conferenciante, para el autor de Todos los fuegos el fuego, el "lector ideal es el joven para quien sus libros significan algo". Para Cortázar esos eran "sus compañeros de ruta y eso le sobraba y le bastaba".


Último round
Precisamente una de esas jóvenes lectoras fue Izara Batres, quien descubrió al escritor argentino en su adolescencia y que aprovechó este homenaje para presentar su libro Cortázar y París: Último round.
En su ensayo plantea que en la vida de Cortázar hubo tres ósmosis diferentes. La primera fue "la interacción del autor con la ciudad de París, donde descubrió otro mundo e incluso un pasaje a todo lo mágico, lo espiritual y lo atemporal". La segunda ósmosis fue el encuentro con Cuba "que le llevó del escepticismo al activismo", y la tercera fue el "amoricidio, una síntesis imposible que es la entrega total al amor, a un amor utópico encarnado en el mayo del 68".
Batres opina que cuando Cortázar volvió de su viaje a India se encontró con un "París revolucionado por los cronopios y se unió a ese movimiento de manera activa, aunque la suya fue más una unión espiritual que política".
En cuanto a su obra literaria, para Batres, Último round, es el libro donde el autor "profundizó en sus ideas de siempre, las sintetizó y las condensó". Un proceso que le llevó, al mismo tiempo, a romper con todo lo anterior.


Relatos y teatro
Antes de celebrar las jornadas "Cortázar en la memoria" se hizo público un concurso de relatos entre los alumnos de primero y segundo de grado de Literatura General y Comparada. El profesor García Galiano informó de que en un principio se presentaron 17 relatos, de los que se preseleccionaron 9 y al final, al homenaje, llegaron tres que fueron leídos justo antes de la dramatización de Historias de cronopios y de famas.
El programa de las jornadas incluyó también la proyección de la célebre entrevista que realizó Joaquín Soler Serrano en el año 1977 a Cortázar en el programa A Fondo, así como un recital de poesía del escritor, el concurso "Sea un cronopio", una jazzuela con textos de El perseguidor y una lectura dramatizada sobre el Club de la Serpiente a cargo de la compañía teatral Aldaba Tres.
Ese Club de la Serpiente, que ha dado nombre a grupos de jazz, compañías de teatro, tertulias y páginas web, apareció en Rayuela y consistía en un grupo de amigos y conocidos de los protagonistas de la novela que se juntaban para filosofar sobre cualquier tema.

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