En un futuro cercano, el planeta Tierra ha quedado prácticamente destruido por la acción de los Centinelas, unos robots patrocinados por el gobierno de Estados Unidos para destruir a los mutantes y a todos aquellos que les apoyen. La única manera de arreglar el estropicio es volver atrás en el tiempo y evitar el detonante de la historia.

El guión de esta película, como es sabido, se basa en una historia que escribió Chris Claremont para la serie de los X-Men en 1981. Curiosamente, Claremont no aparece en los créditos del filme, y el guión lo firman Matthew Vaughn (director de X-Men: Primera generación), Jane Goldman (guionista de esa primera precuela de los X-Men y también de Kick-Ass) y Simon Kinberg (guionista de Jumper). La historia en general no se desvía demasiado del cómic original, aunque sí incluye personajes que no estaban en ella (Bishop o Blink) y descarta a otros como Franklin Richards. Las peleas son bastante parecidas, aunque es cierto que ahora son más impresionantes, e incluso incluye el fatídico final de Tormenta a manos de un Centinela. Lo mejor planificado en el guión es el cruce temporal entre el pasado y el futuro y el desarrollo de la acción simultánea, y además consigue mantener el dinamismo de la acción incluso en las escenas en las que sólo hay reflexiones sobre la naturaleza humana, que queda igual de mal que en el resto de películas futuristas.

La dirección es muy buena, como cabía esperar de Bryan Singer, el hijo pródigo que ha vuelto al redil de las películas de mutantes después de irse a DC para destrozar al héroe de Krypton en Superman Returns, una de las peores películas de superhéroes de la historia (quizás al nivel de Elektra y Linterna Verde). Singer sabe perfectamente lo que hace y conoce a los mutantes, y sus poderes, a la perfección, con lo que puede dirigir una buena historia con algo que de otra manera podría quedarse en la anécdota. Entre los mejores momentos está el conseguir que Pietro Maximoff (alias Mercurio) sea un personaje glamuroso, algo que consiguen los cómics en muy pocas ocasiones.

En cuanto al reparto, el director cuenta con un elenco de grandes actores como Hugh Jackman, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence, Halle Berry, Ellen Page, Ian McKellen... así que lo tiene muy fácil. Añade, en esta ocasión al ahora famoso Peter Dinklage, para gozo de los fans de Juego de Tronos, que borda su papel de un Bolivar Trask bienintencionado, pero confundido.