La última exposición de este curso lectivo programada en la sala de exposiciones de la Biblioteca de Bellas Artes ha traído el trabajo medallístico de Julio López, uno de los escultores más importantes de nuestro país.
"En la muestra se presenta la intimidad de la creación de una medalla, lo que son los primeros pasos, el titubeo, la duda, la zozobra de encontrar el tema, el símbolo, la metáfora que ha de representar el tema que te han propuesto". De esta manera tan poética presenta Julio López esta exposición sobre los trabajos medallísticos más emblemáticos que ha realizado a lo largo de su vida.
La medalla, de las que López ha diseñado más de doscientas, "siempre obedece a una demanda especial, una demanda que hay que reflejar con un sentido expresivo de lo que es, un homenaje, un pensamiento, un nombre o una idea". Como se puede ver en la muestra, el escultor mezcla de manera habitual la literatura y la poesía, y se basa en ellas para desarrollar su trabajo.
El proceso creativo
En la exposición se recogen los primeros pasos de la obra, los dibujos previos, "muy acabados para que la clientela se entere antes de hacer la medalla y pueda saber lo que va a surgir de ahí. Por eso son unos dibujos muy terminados, en los que se da la sensación de relieve".
Cuenta Julio López que una vez dado ese paso viene ya el modelar siguiendo la pauta establecida. Para ello se crea el modelo de plastilina sobre un soporte y sobre ese modelado se hace el reverso y se crea ya un modelo que es de plástico "que es el que va a reproducir el fundidor, ya sea a la arena o a las ceras". En la exposición se puede ver un árbol montado con dos piezas fundiéndose al unísono. El árbol es la pieza que se utiliza para que entre el metal y se distribuya por toda la obra.
Las medallas
Entre los trabajos expuestos, López destaca piezas acabadas como el retrato de Concha Espina "cuando escribía al final de su vida; en su retrato está sobre las estribaciones del Río Tinto, donde ella escribió su última novela que era El metal de los muertos. Allí está representada, ciega, conduciendo el lápiz sobre una falsilla y escribiendo".
Otro ejemplo de medalla expuesta es el proyecto de la que elaboró con motivo de la visita de la reina a la agencia EFE. En otra, de la misma agencia, se puede ver a un lector de periódicos. También hay medallas de la Universidad de Alcalá de Henares y de la Menéndez Pelayo e incluso la del Premio Cervantes, "que se entrega cada año a un escritor diferente, y en la enseña del libro representado se graba el nombre del autor". También está la medalla del juramento del príncipe, de joven, en las Cortes, "junto a la flor de la fidelidad para mostrar que es fiel a la Constitución". En este último caso en la muestra se puede ver una reducción pantográfica, para que se pueda ver tanto el modelo grande como el pequeño.
La muestra
Según cuenta Julio López, esta muestra se la propuso Tomás Bañuelos, del Departamento de Escultura, y al escultor le hizo especial ilusión. Y fue así porque "las vitrinas, en las que se exponen las obras, enlazan con la tradición de esta Facultad, porque cuando nació heredó el legado de la Escuela Superior de Bellas Artes que estaba en Alcalá 13", que es donde él estudió. Confiesa encontrarse casi como en su casa "de hace sesenta y tantos años". En sus tiempos, donde ahora se pueden ver sus elaboradas medallas, "había muestras de lacre, de sellos antiguos, los instrumentos y útiles de los artistas".
Más allá de la medallística, Julio López es uno de los escultores más reconocidos de nuestro país. Sus obras se pueden ver en muchos museos del mundo, con piezas tan célebres como la de sus padres artesanos, que se expone en el Reina Sofía. En el mes de julio inaugurará en la ciudad de Sevilla una escultura de Machado, cuando se clausure la exposición sobre el artista que se puede visitar en estos momentos.