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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Jueves, 21 de noviembre de 2024

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Llamados a construir una sociedad mejor

El Museo del Traje acogió el acto de entrega de la decimosexta edición de los Premios Joven de la UCM, que en esta ocasión ha reconocido los trabajos en seis categorías -Economía quedó desierta- de siete jóvenes menores de 35 años. una de ellos, Alicia Masa, ganadora junto a Julia Sánchez, del premio de Solidaridad y Derechos Humanos, dio sentido a estos premios en las palabras que pronunció en representación de los ganadores: "me gustaría señalar la importancia de estos premios «jóvenes», ya que tal y como nosotras lo hemos entendido, son un reflejo de un objetivo global que no es otro que construir una sociedad mejor en todas sus categorías, tanto humanísticas como científicas"

Señalan las bases del Premio Joven -galardón creado por la Fundación de la UCM en 1998- que su "objetivo es promover la investigación, la creatividad, la solidaridad, el respeto por el entorno medioambiental, el conocimiento, la cultura y la acción social". Para ello premia los mejores currícula o trabajos de candidatos de entre 18 y 35 años de nacionalidad española o residentes en nuestro país.
Alicia Masa, premiada junto a Julia Sánchez -ambas pertenecientes a la ONG Zerca y Lejos- con el premio de Solidaridad y Derechos Humanos, quiso, en las palabras que pronunció en representación de todos los galardonados, describir lo que para ella significa estos premios.
"Tal día como hoy, me gustaría señalar la importancia de estos premios "jóvenes", ya que, tal y como nosotras los hemos entendido, son un reflejo de un objetivo global que no es otro, que construir una sociedad mejor en todas sus categorías, tanto Humanísticas como Científicas.
» Hoy en día se utilizan muchos calificativos diferentes para nombrar a los jóvenes. Algunos nos llaman ninis, otros nos denominan emprendedores, e incluso nos han llegado a clasificar como objetos de movilidad exterior, pero a todos ellos, se les olvida lo mas importante. Que todos somos seres humanos.
» Como jóvenes privilegiados que somos los hoy aquí presentes, tenemos la obligación de sentirnos responsables de lo que ocurre en nuestra propia sociedad. Generemos una sociedad que sea mas justa, mas responsable, mas solidaria y mas igualitaria.
» Permitidme que durante unos segundos, intente haceros reflexionar sobre al servicio de quien estamos. En esta sociedad que se caduca a golpe de "tweet", tenemos una deuda con la pobreza. Con las desigualdades.
» La tecnología, la ciencia, las artes, la justicia, las comunicaciones, y hasta las mismas declaraciones de derechos humanos, no están ni mucho menos próximas a los mas vulnerables.
» Pongamos entonces nuestro corazón por bandera, y démosle la vuelta a la realidad para que "los nadie", tengan también un espacio digno en la historia de nuestra sociedad".
Los nadie
Alicia leyó también un texto del escritor uruguayo Eduardo Galeano dedicado a "Los nadie":
Los nadie. Los hijos de nadie,
los dueños de nada.
Los nadie. Los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos.
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadie, que cuestan menos que la bala que los mata.


Camerún y El Gallinero
Alicia Masa y Julia Sánchez dedican desde hace años la mayor parte de su tiempo libre, y no tan libre, a esos nadie. Lo hacen en Camerún, donde a través de la ONG Zerca y Lejos, coordinan un proyecto de formación odontológica. Alicia y Julia se conocieron en Camerún cuando comenzaron a participar en ese programa en 2009. Desde entonces no han podido dejar de lado a esos nadie. Lo explica la propia Alicia: "Cuando ves la pobreza tan de cerca es muy difícil desinvolucrarte, pasa a formar parte de tu vida, de tu leitmotiv. Trabajas y ganas dinero porque quieres volver, porque quieres ayudar, porque siempre tienes la ambición de vamos a construir una escuela, vamos a no se qué... Cuando lo has visto no puedes olvidarlo, no puedes volver a tu antiguo yo y hacer como si nada pasase".
Lo que hacen Alicia y Julia -hay que sumarle también el proyecto en el que trabajan en El Gallinero, en la deprimida Cañada Real de Madrid-, sin duda ayuda a construir una sociedad mejor. Pero hay otras maneras. Muchas en realidad.


Evolución cerebral
Construir una sociedad mejor también es generar nuevos conocimientos a través de la investigación. Es lo que hace Aída Gómez Robles, Premio Joven de Ciencia y Tecnología, cuando ha antepuesto su proyección profesional a su vida personal. Aída trabaja desde 2012 en el Departamento de Antropología de la George Washington University. Allí, como ella misma explica, "básicamente estudio escáneres de resonancia magnética de chimpancés y de humanos, viendo diferencias anatómicas y sobre todo asimetrías cerebrales, porque se supone que la asimetría cerebral es una característica que durante mucho tiempo se ha pensado que era exclusiva de humanos, pero tenemos algunos colaboradores trabajando en Estados Unidos que han visto que esa simetría también se da en chimpancés. Estamos viendo cómo ha cambiado esa simetría en chimpancés y humanos, qué significan, en qué medida está relacionada con cuestiones funcionales, y ver cómo se puede utilizar esa comparación entre chimpancés y humanos para luego inferir patrones de evolución cerebral en homínidos".


Agricultura ecológica
El trabajo de Carlos Garrido Garrido, reconocido con el Premio de Sostenibilidad y Medio Ambiente, también es, sin duda, una contribución a una sociedad mejor. Carlos es experto en agricultura ecológica, botánica, cooperación para el desarrollo y lo que se ha venido a denominar como cadena de valor agroalimentaria o buenas prácticas agrarias, industriales o comerciales. En el trabajo que ha merecido el reconocimiento del jurado ha demostrado que incluso lugares como el Real Jardín Botánico de Madrid pueden dar un salto cualitativo y adaptarse a criterios de agricultura ecológica.


Periodismo en mayúsculas
Por supuesto, comprometerse con la sociedad es lo que hace Francisco Carrión cada día desde pequeñas aldeas, unas veces, y desde grandes ciudades, en otras, cuando denuncia en sus crónicas la sinrazón de algunos y las penurias de muchos. Francisco es freelance, lo que para quienes no conocen la jerga se podría definir como el periodista que trabaja por cuenta propia vendiendo sus trabajos a los medios de comunicación. Francisco se ha especializado en desarrollar su trabajo en zonas complicadas como Irak o últimamente Egipto. Lo hace, según señala, "porque esa región me parece un lugar estupendo para poder hacer a diario el periodismo que me gusta, para denunciar y buscar historias humanas que acerquen al público español las grandezas y miserias de esta zona". El jurado del Premio de Comunicación ha reconocido la colección de crónicas enviadas por Francisco el pasado año desde Irak, publicadas aquí en el diario "El Mundo". Gracias a ellas, muchos hemos podido conocer desde nuestros sillones desgarradoras historias protagonizadas por el autodenominado Estado Islámico (IS) como su paso por ciudadades asesinando a su población masculina y secuestrando a mujeres y niños.


Persiguiendo sueños
Decía Alicia Masa en su discurso que también desde las áreas más humanísticas es posible construir una sociedad mejor. Lo es y así lo demuestran los dos premiados en esta edición de los Premios Joven en las categorías de Artes Plásticas y Narrativa, Juan Baraja y Alba Ballesta, respectivamente. Lo son por muchas razones, pero sobre todo por su compromiso con sus propias ilusiones. Alba dejó su casa de Orihuela (Alicante) con apenas 18 años en busca de una formación literaria más completa. Primero fue a Barcelona y ahora estudia en Lyon. La publicación de "Rari nantes" por Gadir Editorial la hace ver que su viaje lleva buen camino.

Juan Baraja también dejó su Toledo natal. Fue hace nueve años. En ese tiempo ha estado en Cuenca, luego se fue de erasmus, pasó por Barcelona y se vino a Madrid a terminar la carrera de Bellas Artes en la Complutense. Juan es de los contados jóvenes artistas que hoy pueden decir que viven de su trabajo, aunque lo cierto es que tenga que adaptarlo para darle salida en el mercado. Su pasión es la calma, el sosiego, que solo encuentra escondido bajo la tela negra de las antiguas cámaras de gran formato.

"Lo único que os puedo decir es que sigáis por este camino. Estos Premios son sólo un incentivo, porque estamos seguros de que con vuestro trabajo lograréis hacer, como de hecho ya lo estáis haciendo, una sociedad mejor", concluyó el rector José Carrillo el acto de entrega de esta decimosexta edición de los Premios Joven de la Universidad Complutense.

Aída Gómez Robles
Premio Ciencia y Tecnología
Se interesó por la evolución humana mientras estudiaba Biología en la Universidad de Granada. Al acabar la carrera contactó con el equipo de Atapuerca y entró a trabajar en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid y luego en el Centro Nacional de la Evolución Humana de Burgos, de la mano en ambos de su director de tesis, José María Bermúdez de Castro. Sus trabajos versaban sobre la evolución de la forma dental en homínidos. Con ese mismo tema siguió en su primera estancia post-doc, en el Konrad Lorez for Evolution and Cognition Research, de Viena. "Después me dije que quería hacer otra cosa en mi vida que estudiar dientes y pedí otro post-doc para trabajar en evolución cerebral en Washington". Allí está desde 2012. Le gustaría volver a España, "pero ahora mismo es imposible. No hay oferta de plazas".

Carlos Garrido Garrido
Premio Sostenibilidad y Medio Ambiente
El trabajo por el que Carlos ha recibido el Premio está basado en su trabajo fin de carrera y se denomina "Propuesta de reconversión del Real Jardín Botánico de Madrid conforme a la normativa de la Agricultura Ecológica". Según señala el propio premiado "el trabajo presenta objetivos y resultados originales de gran interés tanto desde el punto de vista medioambiental como agronómico dentro del campo de la Agricultura Ecológica, partiendo de un estudio bibliográfico completo y siguiendo una metodología rigurosa y contrastada que ha dado lugar a unos resultados francamente interesantes y válidos". Como parte del trabajo Carlos realizó un inventario completo actualizado in situ de todas las especies vegetales del Jardín. Aunque, por ahora, no se han puesto en marcha las propuestas de Carlos, "no han descartado hacerlo".

Francisco Carrión Molina

Premio de Comunicación
"Soy periodista e intento contar historias como cualquier otro"
Francisco Carrión, el ganador del Premio Joven de Comunicación, no pudo asistir a la entrega de los premios. Estaba en El Cairo. Desde allí envía a diario crónicas al periódico "El Mundo" sobre las matanzas de cristianos coptos a manos del Estado Islámico (IS). Sus crónicas desde Irak del avance del IS le han valido el Premio Joven de este año. Localizamos a Francisco a través de su mail y llevamos a cabo una pequeña entrevista.
- Me gustaría que nos contases cómo ha sido tu trayectoria profesional en el último año. Entiendo que estás en El Mundo de enviado especial en diversas zonas de conflicto (Irak, Egipto...).
- En realidad soy colaborador de El Mundo desde 2011. Estoy radicado desde entonces en El Cairo. He contado para el diario la revolución que en 2011 forzó la renuncia de Hosni Mubarak en Egipto y la compleja y fallida transición democrática que se inició entonces y que acabó con el golpe de Estado de 2013 que desalojó del poder a los Hermanos Musulmanes. Desde esa fecha he tratado de relatar la campaña de represión contra islamistas y seculares y la llegada a la presidencia del país del ex jefe del ejército Abdelfatah al Sisi. Desde junio de 2014, además, me ocupo de Irak. He viajado en varias ocasiones a Irak desde entonces. En cualquier caso, no me gusta definirme como corresponsal de guerra ni como enviado a zonas de conflicto. No me gustan esas etiquetas. Soy, ni más ni menos, periodista e intentó contar historias como lo haría cualquier reportero en cualquier otro lugar del mundo.
- Háblanos un poco de por qué has encaminado tu carrera hacia ese terreno.
- Como te decía antes, para mí lo importante no es el lugar sino poder contar historias y ejercer el periodismo que desde hace años me apasiona como lector. Llegué a Egipto en 2010 con una beca de la agencia Efe y durante un año aprendí el oficio en su delegación en El Cairo. Aprendí de periodistas de raza que hacen un trabajo fantástico sin los egos ni los protagonismos que a menudo arruinan esta profesión maravillosa. Luego estalló la revolución y tuve la enorme fortuna de estar aquí y de poder cubrirlo como freelance. Si sigo aquí es porque esta región me parece un lugar estupendo para denunciar y buscar historias humanas que acerquen al público español las grandezas y miserias de esta zona.
- El trabajo por el que te han premiado, "Crónicas desde Irak", es un conjunto de las crónicas que enviaste desde allí. Cuéntanos algo sobre ellas.
-En junio decidí viajar a Irak con el apoyo del periódico para relatar el avance del autodenominado Estado Islámico (IS). Desde Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, y moviéndome por la región busqué historias que pudieran retratar el drama de ese progreso. Volví en agosto cuando otra ofensiva del IS obligó a huir de sus casas a cientos de miles de personas y amenazó con modificar para siempre el mapa multiétnico del norte de Irak. De las historias reunidas en el trabajo premiado me quedo con el testimonio de dos hermanos yazidíes que simularon su muerte para sobrevivir a la ejecución de decenas de hombres de un pueblo del norte de Irak. También me marcó la historia de una pareja de ancianos que durante días fueron los únicos inquilinos de un pueblo tomado por los yihadistas. Encontrarlos en mitad de aquel pueblo fantasma fue desgarrador.

Alicia Masa Otero y Julia Sánchez Ituarte
Premio Solidaridad y Derechos Humanos
Alicia y Julia son dentistas. Se conocieron en Camerún, "cuando ya habíamos acabado la carrera las dos y teníamos la inquietud de trabajar en África en algún proyecto". Ambas se embarcaron en un proyecto de la ONG Zerca y Lejos -a la que siguen perteneciendo- y poco a poco se fueron involucrando. Hoy ambas son las coordinadoras del proyecto, que de un perfil más asistencial ha pasado a ser formativo: "Queremos que tengan al menos un trabajo, un futuro, un saber hacer algo, en este caso en prótesis dental. En Camerún no habrá más de 160 dentistas". Alicia y Julia viajan a Camerún una o dos veces al año, mientras trabajan en Madrid y participan -Julia de una manera más intensa- en otro proyecto, en este caso asistencial, con los niños de El Gallinero, en la deprimidísima Cañada Real.

Alba Ballesta
Premio de Narrativa
Lleva ya más de un lustro lejos de su natal Orihuela. Primero estuvo en Barcelona y ahora en Lyon, donde estudia un máster en Literatura Comparada. Su presencia en Francia no es fortuita, sino más bien una llamada inevitable de su gusto por la literatura francesa: Perec, Duras... En castellano también se interesa por Millás, Cortázar, Gonzalo Suárez. De Millás cuenta que una vez estuvo a punto de escribirle para decirle que un argumento casi idéntico al de "El desorden de su nombre" había ido a la basura poco tiempo antes en un intento fallido de novela. Sin embargo, optó por no escribir al autor y aprovechar aquello para una nueva trama, la de "Rari Nantes", obra por la que ha sido premiada. Ya trabaja en una próxima novela y aunque ni siquiera se plantea en vivir de su escritura, sí confía en seguir publicando. Ya antes lo logró con un poemario.

Juan Baraja
Premio Artes Plásticas
Reconoce que es un privilegiado, que pocos artistas jóvenes son capaces de vivir como él ha logrado de su trabajo. Lo suyo es la fotografía, la de arquitectura y espacios. La desarrolla en dos vertientes, una más artística y otra más comercial. En esta segunda con la que da sustento económico a su vida trabaja por encargo para estudios, arquitectos... La artística, no obstante, es la que más le interesa. También en esta se está haciendo un nombre y abriendo camino. De hecho, en las dos últimas ediciones de Arco ha expuesto obra, y es habitual en galerías de Bilbao, Gijón e incluso de Basilea. Para su obra artística siempre trabaja con cámara de gran formato, "esas de paño negro y fuelle, sí", dice sonriendo. "Me aporta mucha precisión, mucho control, mucha atención. Te pones el trapo negro encima y el resto del mundo se para".

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