A José Manuel Lucía Megías se le acumulan los cargos. No es sólo presidente de la Asociación de Cervantistas y coordinador académico del Centro de Estudios Cervantinos, sino que además dirige la plataforma literaria Escritores complutenses 2.0 y la Semana complutense de las Letras, y en estos momentos es vicedecano de Biblioteca, Cultura y Relaciones Institucionales de la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid. Aunque parezca imposible, todo eso no le quita tiempo para seguir disfrutando de una de sus mayores pasiones: la lectura.
- Como experto en temas cervantinos, ¿qué le parece el descubrimiento de los restos del escritor? ¿Está más con los que opinan que es pura propaganda o con los que creen que puede servir para algo?
- En realidad hemos dado un pequeñísimo paso para conocer más a Cervantes, pero para este viaje no necesitábamos estas alforjas. Antes de estas excavaciones ya sabíamos dónde estaba enterrado, así que no se ha descubierto su ubicación, porque se conocía y nunca se movió de allí. Ahora lo que sí sabemos es lo que no vamos a encontrar, que es un esqueleto, que es lo que realmente se buscaba, un esqueleto que tuviera alguna huella y que permitiera identificarlo como Cervantes. Por un lado estoy contento de que se haya terminado el proceso de búsqueda, porque me parece que en un país como el nuestro no podíamos dejar a un escritor como Cervantes en el limbo de no saber de manera precisa su lugar de enterramiento, pero por otro lado tengo esa decepción de cómo se ha llevado todo a cabo y sobre todo la de que no haya un plan de qué hacer ahora con los restos de Cervantes, más sabiendo que siempre estaban allí.
- ¿No cree entonces que vaya a aumentar el turismo cultural en torno a la figura de Cervantes?
- Lo mucho que podemos poner es una placa al lado de la placa que ya existe. Aparte de eso sí que podría ser el principio para aportar algo muy importante, que es recuperar el Barrio de las Letras de Madrid. Es realmente uno de los barrios más importantes y trascendentales de la ciudad, pero al mismo tiempo de los más perdidos para ese turismo patrimonial y cultural que Madrid debería potenciar. Ahí tenemos el centro de la literatura del Siglo de Oro, porque no está sólo Cervantes, también está Lope, está Calderón... Están todos los autores y también la posibilidad de recuperar todo un momento histórico, el de la Monarquía Hispánica, el del triunfo de un sistema en todo el mundo, y con eso se podría atraer muchísimo turismo cultural, que es el que deja más dinero. Pero para eso se necesita un plan integral y eso no se ha hecho. Un plan en el que esté el Ayuntamiento de Madrid, la comunidad autónoma, el Estado, la Comunidad Europea y los especialistas de Cervantes y de la literatura de la época.
- ¿Alguna de las múltiples asociaciones cervantinas a las que pertenece está involucrada en ese impulso para un turismo cultural centrado en el escritor?
- Algunas como la Asociación de Cervantistas, que nos reúne a casi quinientos cervantistas de todo el mundo, tiene como finalidad conocer mejor la obra y la vida de Miguel de Cervantes, y divulgarla. Y ahí es precisamente donde un proyecto de este tipo, de crear este gran legado cultural del Barrio de las Letras, sí formaría parte de nuestras actividades o al menos de apoyar con nuestro conocimiento para que tuviera el máximo éxito.
- En 2015 se celebran los 400 años de las Comedias, de los Entremeses y de la segunda parte de El Quijote. ¿Cree que se está haciendo la suficiente promoción de estas obras?
- Estamos viviendo una época que coincide con los grandes años de Cervantes. Tendríamos que haber empezado los homenajes en 2013 con las Novelas Ejemplares, 2014 con el Viaje del Parnaso, 2015 con todo lo que has dicho y en 2016 tendríamos más cosas. Son unos años en los que deberíamos haber aprovechado el tirón de Cervantes para haber hecho un gran fomento de la lectura, de la literatura y sobre todo una gran promoción cultural de España. Lamentablemente no hay un programa de actividades, así que vamos improvisando en diferentes administraciones y eso hace que tengamos muy poca fuerza. Nada que ver con lo que van a hacer los ingleses con Shakespeare el año que viene cuando celebren el 400 aniversario de su muerte, porque va a ser algo mundial y todos vamos a terminar hablando de él. De hecho hasta el Teatro Real de Madrid ha hecho ya una programación donde Shakespeare está presente. Lamentablemente en muchos lugares del mundo no habrá ninguna celebración para Cervantes.
- Y eso que instituciones tan prestigiosas como el Instituto Nobel consideran El Quijote como la mejor novela de la historia.
- Sí, sí, en la encuesta que hicieron a los escritores salió como la obra más fundamental, la que más había influido en la literatura occidental. Ganó por goleada, con muchísima diferencia frente al segundo libro. Realmente la trascendencia de la obra de Cervantes a lo largo del tiempo ha sido muchísimo mayor que la de cualquier otro escritor. Ahora por ejemplo, a finales de abril, se inaugura una exposición en el Instituto Cervantes sobre las traducciones del Quijote, que está traducido a 142 lenguas y variedades lingüísticas, y no sólo eso, sino que ha sido traducido por todo el mundo desde el siglo XVII, y eso hace que precisamente sea una gran "marca España" y una gran posibilidad que estamos perdiendo.
- ¿Esas traducciones son fieles al original? Es decir, ¿los lectores de otros países se pueden hacer una idea de lo que realmente quería contar Cervantes en su obra?
- Una traducción simplemente es una lectura, entre otras cosas porque luego hay que tener en cuenta la retrotraducción, es decir, qué es lo que recibe un lector de una época y un ámbito lingüístico determinado. Como siempre se ha traducido El Quijote podríamos hacer una historia de las traducciones y veríamos que las primeras eran realmente adaptaciones y no había inconveniente en cambiar el nombre de los personajes, quitar o añadir historias... La traducción ha evolucionado hasta una mucho más científica que intenta ser fiel al texto original, pero siempre será una reinterpretación. Por ejemplo, ¿qué hacer con los refranes? Si los traduces de manera natural, en la otra lengua queda una frase incoherente, así que hay que buscar algo que en la otra lengua diga más o menos lo mismo y luego añadir una nota de que aquello es intraducible. También lo son muchos juegos de palabras, que fonética, sintáctica o morfológicamente no funcionan. Ahí está, eso sí, la pericia de cada traductor y su importancia porque al final en un 90 por ciento la gente no ha leído El Quijote en la lengua de Cervantes, sino a partir de esa lectura que han hecho los traductores.
- Si usted tuviera que elegir una obra como la que más le ha marcado en su vida, ¿también elegería El Quijote?
- La verdad es que sí, entre otras cosas porque es el cúmulo de una tradición de libros de caballería y de novela pastoril y también de enseñanza, porque uno aprende muchísimo leyéndolo. Uno empieza a leerlo como si fuera Sancho Panza, acompañando al caballero que todo lo sabe, y al final acaba siendo también como Sancho, que es la misma persona, pero habiendo aprendido un montón de cosas y habiéndole cambiado también la mirada sobre qué hacer en el mundo.
- ¿Cree que es un libro actual?
- El Quijote es probablemente el libro más actual que se ha escrito jamás. Un libro es un clásico porque sigue dando respuestas, pero El Quijote no sólo da respuestas a algo escrito hace 400 años, sino que sus grandes valores siguen siendo válidos. Eso es importante enseñárselo a los chicos, a los lectores más infantiles o juveniles, que es un libro que está lleno de valores. La propia idea de ser un quijote ya se ha convertido en palabra dentro de la Academia, de nuestro lenguaje. Ser un quijote es ser una persona que pone por delante los intereses de los demás a los propios, y eso ya es una lección de generosidad, de intentar mejorar el pequeño mundo que uno tiene alrededor para intentar mejorar el mundo en global.
- ¿Qué más valores se pueden encontrar en el libro?
- El de la libertad, el de mirar al otro de manera positiva y no como un enemigo... Y eso es algo que todavía tenemos que aprender.
-El Teatro de la Abadía ha reestrenado una versión de los Entremeses que ya puso en escena en los años 90 y también mantienen la actualidad. ¿Qué tenía Cervantes para conseguir que sus obras tengan esa cualidad?
- Podíamos preguntar qué tienen sus historias o por qué hemos cambiado tan poco en 400 años. En el fondo Cervantes está contando historias tan universales que bien podrían ser nuestras propias historias. Cuando Sancho Panza deja el gobierno de la ínsula Barataria y le preguntan por qué lo deja dice: "Pobre vine, pobre me voy y no tengo que dar cuentas a nadie", cosa que no muchos gobernantes actuales pueden decir. Eso, que lo escribe Cervantes en 1615, al leerlo le vienen a uno a la cabeza unos cuantos desmanes políticos que hemos vivido y que seguramente seguiremos viviendo, y muchos políticos no podrán decir eso, porque si pobres entraron ya no salieron tan pobres, y lógicamente en ese camino algo malo está sucediendo.
- ¿Hay datos de cuánta gente sigue leyendo a Cervantes hoy en día?
- Con Cervantes sucede como con muchos autores, que todo el mundo los conoce a no ser que vivan en una isla desierta, pero realmente muy poca gente los ha leído. Tenemos muchos medios para conocer las aventuras de Cervantes y, sobre todo, de El Quijote, sin haber tenido que leer la obra. Desde las asociaciones cervantinas potenciamos muchísimo las adaptaciones infantiles, porque creemos que ahí hay un campo muy importante de crear nuevos lectores para que cuando luego se enfrenten a El Quijote, ya sea en una traducción o en la lengua original, lo lean con el placer del recuerdo de lo bien que se lo pasaron de niños. Potenciamos también festivales cervantinos, como por ejemplo uno que hay en Azul, Argentina, donde hemos publicado un Quijote ilustrado por niños para que ellos también se sientan partícipes y no solamente como seres pasivos. De todos modos la Asociación de Cervantistas es eminentemente científica, así que sobre todo lo que queremos es apoyar esta labor social y divulgativa y mejorar pasito a pasito nuestro conocimiento de la repercusión de la obra y vida de Cervantes.
- Según la Federación de Editores, en el año 2012 el 63 por ciento de la población española se consideraba lectora. ¿Cree que es un dato real?
- Por ejemplo, en el Metro de Madrid, en comparación con otros metros, yo sí veo a mucha gente leer. Ves a gente leyendo el periódico, pero también cada vez a más gente sacando su tablet, su kindle o su libro. Hay un porcentaje muy alto de lectura en el Metro, que es cierto que es un tiempo muerto, aunque quizás esas personas que leen en ese medio de transporte luego no siguen leyendo a casa. Pero eso no importa, lo importante es mantener ese hábito de lectura. Otra cosa es qué leen los jóvenes y ahí es donde yo creo que las estadísticas fallan.
- ¿A qué se refiere?
- Quiero decir que a los jóvenes se les están aplicando los mismos criterios de evaluación de cómo se leía en el siglo XX. No leen libros, no leen quizás el periódico en papel de la primera a la última página, pero sí están leyendo noticias que les llegan por redes sociales, donde ellos mismos están creando noticias continuamente, y además también están leyendo muchísimo con los videojuegos. A veces los videojuegos tienen más cantidad de texto que muchos libros ilustrados que consideramos de manera habitual como medio de lectura.
- Usted también es coordinador de Enlaces Cervantinos, que se define como un portal de ayuda para poder acceder a las mejores ediciones de la obra cervantina que existen hoy en la red. ¿Tienen datos de jóvenes que se descarguen esos libros?
- El caso de El Quijote tiene un elemento que puede estar distorsionando esos datos, y es que su lectura entra dentro del sistema educativo. Es decir, hay mucha gente que puede estar acercándose a esa novela o a estas páginas no con el deseo de leer, porque en un momento dado le sale de sí, sino porque tiene que hacer un trabajo para la escuela o forma parte de las instrucciones que le ha dado el profesor. A mí que sea algo que uno elija o que sea algo obligado no me importa tanto como que el resultado sea placentero. Aunque me han obligado, me lo he pasado fenomenal, quiero volver, es lo mismo que yo lo he elegido y me lo he pasado genial. Ahí es donde yo creo que la escuela tiene que hacer una reflexión sobre la lectura, porque a los estudiantes les seguimos enseñando demasiada Historia de la Literatura, les enseñamos demasiado a los autores dentro de un proceso cronológico, y estamos perdiendo el inculcarles el placer de leer. Eso lo noto yo muchísimo como profesor de universidad con los que quieren estudiar Literatura en la Facultad de Filología, porque muchos tienen el hábito de leer pero les falta el placer, y eso hay que fomentarlo desde la escuela.
- ¿Cree que sería útil modificar el orden cronológico de lectura y no empezar con autores y obras difíciles?
- A mí me parece horroroso que empiecen en primero con el Poema del Mío Cid y terminen con Lorca o Pérez Reverte. Estaría muy bien que se hiciera al revés, porque una vez que tú tienes el hábito y el gusto por la lectura luego ya te podrás enfrentar con el Poema del Mío Cid, si te quieres enfrentar, que también te puedes pasar toda la vida sin hacerlo, y lo digo yo que soy profesor de Literatura (risas). Creo que es mucho más importante fomentar ese hábito y saber además que ese hábito se está transformando hoy en una destreza diferente.
- ¿Se refiere a una destreza relacionada con el uso de las nuevas tecnologías?
- Sí, porque hoy en día los jóvenes tienen una enorme capacidad de ser multitarea, de poder ver una película, contestar a un mensaje, mantener una conversación... Nos puede parecer que están perdiendo la concentración sobre un determinado tema, pero a lo mejor lo que nos está mostrando son nuevos modos de acercamiento al conocimiento y a la difusión que hasta ahora no existían.
- ¿Esos modelos se explotan en actividades como la Semana Complutense de las Letras, que usted dirige?
- Sí es un poco la idea. En la universidad tenemos una estructura que es muy difícil cambiar y no se puede experimentar porque algo fundamental de la educación es tener unas bases que te permitan tener una seguridad en el tiempo. Aparte de eso hay que abrir las puertas a actividades como el Día de la Poesía o la Semana Complutense de las Letras, donde experimentamos y fomentamos que gran parte de las actividades estén muy relacionadas con la docencia, de tal manera que el alumno tiene ese espacio diferente para exponer al resto de la comunidad universitaria trabajos que ha estado haciendo durante meses.
Una plataforma literaria capaz de crear un vínculo
José Manuel Lucía Megías explica que la utilidad fundamental de la plataforma Escritores complutenses 2.0, que él mismo dirige es "vernos en una comunidad tan enorme y tan compleja como la complutense de casi 100.000 personas". Dentro de ese enorme grupo, Escritores complutenses 2.0 permite saber quién escribe, incluidos tanto autores de renombre como estudiantes de primer curso, "que ya se han iniciado en la escritura y no quieren sentirse solos y pueden comunicarse con el resto de autores".
Hoy en día ya son más de 400 personas las que aparecen en la plataforma y ha servido "para que muchos hayan vuelto a recuperar un vínculo con la Universidad Complutense, porque toda información que se genera se envía al resto de los que participan en la comunidad, con ello se va creando ese espíritu de que por ser de la Complutense tienes algo en común con otros con tus mismos intereses". Cada vez que hay una entrada nueva en el blog llega, por correo electrónico, a todos los miembros de la plataforma, y se crea esa comunicación. Reconoce Lucía Megías que "todavía está en desarrollo y habría que darle un impulso mayor para conseguir que desde fuera también nos conozcan más y para que en algún momento dado nos vean como una unidad".
Poeta
Lucía Megías también ha hecho sus pinitos en el mundo de la escritura, en concreto en el de la poesía. "No podría vivir de eso, cosa que me alegra", asegura. Su explicación es que para él "convertir la literatura en una profesión no sería el mejor camino" porque le quitaría libertad. De hecho, escribe poesía sin ningún método concreto y sólo cuando le llega "la inspiración".
Aparte de eso, tiene claro que entre todos los géneros literarios, "la poesía sea posiblemente el que menos rédito económico produce, teniendo en cuenta, eso sí, que una de las primeras personas que vivió de la literatura en España fue Gloria Fuertes, que lo hizo sobre todo con su poesía".