El pasado 14 de marzo se llevó a cabo la subasta de derechos de caza de dos lobos ibéricos en la Reserva Regional de Caza de la Sierra de la Culebra. El primer lobo alcanzó el precio de 5.000 euros y el segundo 4.700 euros, a los que hay que sumar una cuota complementaria de 2.500 euros tras la muerte. El área de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León justifica esta subasta en los resultados de "estudios realizados por los mejores expertos en la especie y programas de seguimiento de la población lobera y es el resultado de una serie de actuaciones seleccionadas como las más indicadas para gestionar las poblaciones del cánido dentro de la Reserva", pero no todo el mundo coincide con esa opinión.
Entre los que disienten se encuentra Marta Cruz Flores, zoóloga complutense que aprovechó una beca del Banco Santander para realizar unas prácticas, durante su último año de carrera, en la empresa Lobisome Naturaleza, experta en ecoturismo y observación del lobo ibérico en la Sierra de la Culebra.
Lobisome Naturaleza
Carlos Soria, fundador de esta empresa, explica que hace unos años se creó una asociación en la sierra de la Culebra, que entre sus fines tenía atraer a gente joven para repoblar los pueblos, "ya que es una de las zonas más despobladas de Europa". Soria tuvo la oportunidad de crear un proyecto propio, que consistió en actividades de ecoturismo con el lobo ibérico, y dentro de ese proyecto pensó que debía conocer de primera mano cómo estaba la población de la especie. Fue entonces cuando se planteó la realización de un censo del lobo, iniciativa a la que se unió Marta Cruz Flores.
El rastreo
Mientras la zoóloga terminaba su carrera de Biológicas, Soria comenzó a planificar cómo iba a ser el muestreo, dividiendo la sierra en 33 cuadrículas de 5 kilómetros por 5 kilómetros. También tuvo que seleccionar caminos, pistas o cortafuegos de tal manera que entre todos ellos se cubriese la superficie de toda la cuadrícula. Una vez sobre el terreno, cada día se cubrían mínimos dos o tres de esos transeptos, con una longitud de unos dos kilómetros y medio de largo. Se hacían la ida y la vuelta entre Soria y Cruz, uno a cada lado del camino para intentar cubrirlo por completo. De ese modo iban registrando todas las huellas que encontraban de lobo, especialmente todos los excrementos. Aseguran los dos investigadores que la información clave eran los excrementos, las rascaduras y las huellas para sacar estadísticamente unos resultados que fuesen concluyentes.
El censo
El Índice Kilométrico de Abundancia (IKA) es la relación entre el número de excrementos y los kilómetros realizados. Se considera que las zonas con un IKA mayor de 2 tienen una alta probabilidad de presencia de manada. Tras el establecimiento del IKA de todas las zonas, lo siguiente que hicieron fue establecer estaciones de espera y escucha cerca de los caminos de IKA elevado.
Visualmente sólo consiguieron observar a una de las manadas, pero con los aullidos lograron localizar tres, que además son "manadas con reproducción, porque se oían cachorros, que participan en los coros en época reproductora". En otras dos zonas había elevados IKA, pero como no consiguieron ni verlos ni escucharlos se basaron sólo en los indicios encontrados, entre ellos numerosas huellas juntas, de hasta 4 o 5 individuos cada una, así que en esos lugares también puede haber manadas.
Del estudio realizado se deriva que la población oscila de 5 a 7 manadas, mientras que "la Junta que hizo el censo en 2013-2014 en toda Castilla León daba para la Sierra de 10 a 11 manadas". Además se ha descubierto que "en una zona en la que habitualmente había lobos, ya no existen, los han exterminado, porque el IKA en esa zona está rozando el cero".
Con esos datos es difícil estimar cuántos lobos hay en la Sierra, porque no se sabe cuántos componen cada manada, "aunque en el lobo ibérico se calcula que un 80 por ciento de las manadas son sólo de dos individuos y desde luego no de nueve como también estima la Junta para justificar su caza". Eso sería casi una plaga de lobos, lo que no se corresponde con el aumento real de las manadas de ciervos, ya que como recuerdan los investigadores, "la Sierra de la Culebra es el único espacio de la Península Ibérica donde el lobo depreda sobre sus presas naturales como ciervos y corzos".