Ética y bienesta animal
por Andrés Torrejón
Cuando uno se acerca a este libro, lo primero que sorprende es saber que Agustín Blasco es un veterinario experto y defensor de la ganadería intensiva. A partir de esa premisa, ¿cómo es posible que hable de bienestar animal? La respuesta está en sus páginas, en las que queda claro que el "bienestar animal" al que se refiere consiste en que los animales explotados vivan en unas condiciones algo mejores a las actuales, aunque sin pasarse. Por ejemplo, según Blasco, es aceptable aumentar la altura de las jaulas donde están encerrados los animales, pero no la anchura, porque eso supondría aumentar las naves y con ello el gasto para los ganaderos. De hecho uno de sus principales argumentos es que si se reducen los beneficios en Europa, toda la comida vendrá de países con menos legislación como China. Blasco sí plantea algunos límites éticos y habla de actividades deleznables, entre ellas la tauromaquia.
Tiempo de silencio
por Isabel Pinillos
Cuando oigo al PP hablar sobre si el aborto es un derecho o no recuerdo los párrafos terribles de Tiempo de silencio en los que un aborto clandestino en una chabola acaba con la muerte de una madre desangrada. El libro refleja con bastante crudeza la España de los años sesenta, o finales de los años cincuenta, en la que muchas cosas nos recuerdan a la España actual. El doctor protagonista es un investigador que intenta rastrear las causas del cáncer con muy pocos medios, no más allá de un retrato de Ramón y Cajal y un material bastante desfasado. Por ahí pululan prostitutas propias del lumpen, autoridades con demasiado poder, venganzas desabridas, artistas de atrezzo, amantes de la noche, borrachos a tutiplén... Es un Madrid que se parece al actual, aunque contado, eso sí, con un lenguaje que a muchos puede seguir ofuscando pero que demuestra un amplio conocimiento del castellano y sus entresijos.
Black Rain Falls
por Bernardo López
No, no vuelven los Midnight Oil, no tenemos tanta suerte. Lo que ahora se edita en CD-DVD es el concierto que dieron en el año 1990. Para los que no lo sepan, en aquel año el grupo australiano interrumpió su gira para hacer una acción guerrillera (recordemos que eran/ son unos activistas y ecologistas de pro) frente a la sede central de Exxon Oil en Manhattan. Allí se subieron a un camión y congregaron a más de 10.000 personas en un concierto que dieron en llamar "Black Rain Falls" (La lluvia negra cae). La acción fue respuesta a uno de los mayores desastres medioambientales de la historia de Estados Unidos, cuando millones de toneladas de petróleo fueron vertidos en la costa de Alaska por el Exxon Valdez. Los efectos de aquel desastre todavía se notan hoy en día, tanto en los paisajes, como en la fauna de esa zona sur del país, de ahí que no venga mal recordarlo y mejor si es con buena música.