Medida por medida

por Andrés Torrejón

A los amantes de Lope de Vega y, por extensión del 90 por ciento de series, películas y obras de teatro españolas, les encantará esta comedia de William Shakespeare. Más que nada porque la típica obra de enredos y malentendidos que se solucionan al final de repente. Sin ser tan radical como La comedia de los errores (donde Shakespeare lo lía todo de una manera excesiva), Medida por medida también tiene lo suyo de tejemanajes de los personajes. El más interesante de todos sea quizás ese legislador sin escrúpulos que quiere machacar a todos los demás sin ser capaz de analizar sus propias contradicciones. Es el ejemplo claro de un personaje político que busca tuits terribles de los demás y se olvida de los suyos propios. De todos modos, Shakespeare se pasa de bondadoso y decide no castigar a ninguno de los villanos de esta historia, con la excepción de un pelota que mete puyas constantes por la espalda.

Todo por mi país

por María Algaba

¿A quién se puede votar en este país? ¿Alguien está libre de pecado? Yo creo que no, y Fernando González Gonzo parece darme la razón. El periodista de El Intermedio no deja títere con cabeza y para que nadie le acuse de partidista o sectario pega leches a diestra, siniestra y a lo que queda en medio. Por sus páginas desfilan todos los grandes mangantes de este país, que van desde todos los banqueros, incluyendo a sus padres y a sus abuelos; a los Pujol, que es evidente que han creado una casta aparte, aunque a algunos no les guste el término; la Espe, esa señora que se hace la tonta de manera habitual y que gracias a los jueces y los medios de comunicación se va siempre de rositas; María Teresa Fernández de la Vega, que entre sus delitos está mentir sobre el papel de su padre dentro de la maquinaria franquista... El problema es que el libro se queda corto y junto a todos esos concejales de urbanismo corruptos faltan muchos más nombres.

Coming Home

por Ramón Iglesias Pérez

Leon Bridges es un chico texano nacido en 1989, pero cuando se le escucha uno piensa que algo no encaja entre su edad y el sonido de sus canciones. Luego uno descubre que para la elaboración de sus temas se ha buscado la vida para usar equipos vintage en las grabaciones y así recrear los sonidos de los años 50 o 60. Las críticas que han salido incluso antes de la aparición de su primer disco ya le situaban como el nuevo Otis Redding (Sitting on the dock of the bay) o el nuevo Sam Cooke (What a Wonderful World). Algunos consideran que el sonido de Bridge es la culminación de un joven capaz de transmitir un sonido antiguo, trayéndolo de manera directa al siglo XXI, con toda su carga nostálgica, pero fresco y actual. El caso es que sus baladas, ya que la mayoría de los temas del disco lo son, te harán disfrutar y te transportarán a una época en la que todo era más fácil y mucho más inocente.