El Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015, el cubano Leonardo Padura, ha mantenido un encuentro con los estudiantes, profesores y personal de la Universidad Complutense, que han llenado este martes 27 de octubre por la mañana el Paraninfo de la Facultad de Filología. En el tono relajado y cordial que preside estos encuentros, que de manera periódica la Facultad de Filología organiza con autores sobresalientes, Padura ha sido entrevistado por dos alumnos de Doctorado del Departamento de Filología Española IV (Literatura Hispanoamericana), Celia Aldama y Jesús Cano. Respondiendo a sus preguntas, el autor cubano ha recordado sus inicios en el mundo de la escritura, ha nombrado a los autores que más le han influido, ha relatado cómo se las ingenia para documentarse en un país en el que el acceso a Internet es "complicado" y ha relatado cómo surgió y cómo es la relación que mantiene con el personaje más destacado de la mayor parte de sus obras, el policía (ya retirado en sus últimas novelas) Mario Conde. Antes, no obstante, Padura ha tenido unas palabras de agradecimiento por la concesión del Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015, "un premio que no es cualquier cosa" y ha considerado "muy gratificantes", pese a haber tenido que hacer "cosas que no estoy acostumbrado a hacer", los días que ha pasado en Oviedo para recoger el galardón.
Amante del béisbol
Si algo le gusta en este mundo por encima de lo demás a Leonardo Padura (La Habana, 1955), es el beisbol. Cuenta que cuando se dio cuenta que no podía ser un gran jugador, decidió hacerse periodista para estar cerca de ese deporte, pero que alguien del gobierno cubano decidió justo el año en el que el quería entrar en la escuela de periodismo que ya había muchos periodistas en el país. Ese fue el motivo por el que estudió Filología. No obstante, el gobierno le mandó una vez graduado a trabajar a una revista cultural y después al periódico Juventud Rebelde. Allí, "como no conocía las técnicas periodísticas me propuse como salida experimentar formas y estructuras del lenguaje. Hacía literatura, escribiendo periodismo", resume. "Incluso me tomé alguna licencia y entrevisté a un muerto", añadió, antes de explicar cómo utilizó ese recurso para contar "de manera rigurosa" una historia que había sucedido tiempo atrás en un pueblo de Cuba y que "sólo podía conocer de manera completa alguien que hubiera muerto entonces".
El policía antipolicial Mario Conde
Tras seis años dedicado al periodismo, Padura pudo dejar el trabajo institucionalizado y dedicarse a la literatura. Ya antes, a comienzos de los 80 había publicado su primera novela, Fiebre de caballo, pero es en los 90 cuando llegan sus primeras grandes novelas y nace su gran personaje, el policía "de características antipoliciales" Mario Conde. Este hombre con cierta "sensibilidad, cultura e inteligencia", protagoniza no solo la serie de cuatro novelas policiales denominada Las cuatro estaciones -Pasado perfecto, Vientos de cuaresma, Máscaras y Paisaje de otoño-, sino que aparece en la mayor parte del resto de la obra de Padura. "La suya -explica su autor- fue una construcción utilitaria. Necesitaba un policía que investigara y también un personaje que me permitiese aportar mi punto de vista en la novela". Mario Conde fue creciendo en la "tetralogía", se hizo un personaje "redondo" y cada vez más autónomo. "Cuando quiso dejó la policía e incluso cuando ya tenía escrita su boda, tuve que reescribirlo porque a los 60 no podía obligarle a casarse". Para Padura la vida de su personaje es en buena medida una oportunidad que tiene de afrontar su propio proceso vital, "de vivir el envejecimiento de ambos". Mario Conde -de quien también reconoció una fuerte influencia de Vázquez Montalbán y su Pepe Carvalho- también estará presente en la próxima novela de Padura, que ya comenzado a escribir.
Novela histórica
No obstante, Padura es mucho más que Mario Conde y la novela policial, género que en realidad en muchas ocasiones utiliza para camuflar una novela social. De hecho, entre otras, su última obra hasta ahora, Herejes, o El hombre que amaba a los perros-sobre Ramón Mercader, asesino de Trotsky- están catalogadas como novelas históricas. En referencia a ellas, Padura contó las dificultades que tiene en Cuba, donde vive y escribe, para documentarse, lo que consigue a través de una red de amigos en México, Estados Unidos y España, que le envían la documentación que los solicita, o comprando "ingentes" cantidades de libros en sus viajes.
Influencias literarias
Por último, el autor desveló sus principales influencias literarias. Según señaló, hay que distinguir dos grupos. El primero es el de los novelistas estadounidenses de entreguerras, como Hemingway, McKinley o Chandler, entre muchos. "De ellos he aprendido cómo se cuentan las historias". El segundo grupo es el de los mejores escritores en lengua española, ya que "es irrefutable que hay que aprender con los escritores que en tu propia lengua escriben bien". Entre estos están: Fernando del Paso, Cabrera Infante, Cortázar, Rulfo, García Márquez, Carpentier y "dos escritores españoles más o menos de mi edad que prefiero no nombrar para que otros no me digan nada, pero a los que realmente admiro. Para dar una pista, diré que uno de ellos tiene también el Príncipe Asturias de las Letras".
Tras responder algunas preguntas más, Padura atendió pacientemente a los cientos de estudiantes, profesores y personal de la Universidad que quisieron hablar, fotografiarse o llevarse una dedicatoria.