En el abarrotado salón de actos de la Facultad de Geografía e Historia, Alfonso Guerra, actual presidente de la Fundación Pablo Iglesias, ha impartido la conferencia inaugural del Seminario Complutense Historia, Cultura y Memoria, que este año está dedicado a la Política cultural de la Segunda República Española.
De acuerdo con Guerra, desde comienzos de la dictadura franquista hasta en los libros de algunos autores de hoy en día, la Segunda República ha sufrido una intensa campaña de desprestigio, afirmando que fue "un régimen inmoral, antiespañolista, forja del caos y del desorden público". De todas esas críticas solo hay un aspecto de la república que no ha sido posible condenar de ninguna manera: su política cultural. Al menos la política que se llevó a cabo entre abril de 1931 y noviembre de 1933, y más tarde entre febrero de 1936 y julio de 1939 cuando se produjo la sublevación militar. En medio queda el conocido como Bienio Negro (1934-1935), gobernado por la derecha, en el que se intentó destruir todo lo que se había hecho durante los dos primeros años.
Guerra centró su conferencia en los dos primeros años de la República, cuando la "conjunción republicano-socialista fue de cooperación de clases y no de lucha de clases".
Recordó el presidente de la Fundación Pablo Iglesias que en 1930 había 23 millones de habitantes en España. De ellos, "un 45% eran analfabetos y otro 40% carecía de formación cultural". En ese ambiente la esperanza de vida al nacer de cualquier español era de 45 años.
En el primer bienio republicano se crearon entre 7.000 y 8.000 escuelas, algo que fue insuficiente, porque habrían hecho falta unas 25.000, "pero no hubo tiempo material para más". Esas escuelas eran además laicas, un principio fundamental de aquel periodo político.
Junto a la creación de esas escuelas y de bibliotecas municipales por todo el país, hubo otras iniciativas como el teatro de la Barraca, de Federico García Lorca, y las Misiones Pedagógicas. La misión de estas dos acciones era llevar la cultura a las aldeas donde jamás hubiera llegado antes.
Gracias a las Misiones Pedagógicas, según Guerra, se crearon 5.522 bibliotecas, de 100 ejemplares, en dos años, que se sumaron a museos ambulantes, proyecciones cinematográficas y representaciones teatrales. Tenían claros los responsables que "a más formación, más poder, y eso no les gusta a los reaccionarios".
De acuerdo con el conferenciante, aquella fue una gran iniciativa para otorgar la dignidad a un pueblo, "al igual que un seminario como este sirve como reparación de la grandeza y dignidad de aquellos hombres y mujeres".
En la misma línea se expresó Juan Tejada, vicerrector de Planificación y Evaluación Institucional. Según él, "el pasado arroja luz sobre el presente y sobre el futuro". Recordando una frase del periodista Eduardo Haro Tecglen, reconoció que "el recuerdo no sólo destruye, sino que construye".
El decano de la Facultad, Luis Enrique Otero Carvajal, recordó la importancia del apoyo de la Fundación Pablo Iglesias para el desarrollo de este Seminario Complutense y de otras actividades que se han desarrollado en los últimos años, y confió en que esta colaboración se agrande en un futuro cercano.
En el acto de inauguración también estuvo presente la profesora Idoia Murga, codirectora del Seminario junto al profesor José María López.