Los días 28 y 29 de abril la Facultad de Ciencias de la Documentación acoge las XXV Jornadas FADOC bajo el título "Cervantes en el siglo XXI: documentando a un genio". Las conferencias se acompañan con dos exposiciones, una de fotografías y otra de libros en miniatura, que se podrán visitar en la Facultad hasta el día 5 de mayo y el colofón de este homenaje lo pondrá, el día 4 de mayo, la presentación de cuatro tapices cervantinos en la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla.
Fermín de los Reyes, coordinador de estas Jornadas, opinó que son todo un hito, no sólo por haber alcanzado su XXV edición, sino porque además forman parte de la celebración oficial de los 400 años de la muerte de Cervantes.
Según el coordinador, el objetivo de estas sesiones no es trasladarnos al pasado, sino "traer a Cervantes a nuestro siglo con un elevado número de ponentes que explican cómo se custodia y se documenta el legado cervantista para su difusión en la actualidad". Para Juan Tejada, vicerrector de Planificación y Evaluación Institucional, Cervantes es un hombre de nuestro tiempo "por su enorme interés por la ciencia".
Aunque no se conozca dónde y cómo fue la formación de Cervantes, lo que sí se sabe, por la lectura de Don Quijote de la Mancha es que era un hombre "bastante culto que apreciaba la cultura, incluyendo la científica". En esa obra, de acuerdo con Tejada, "critica la astrología y la alquimia y las distingue de las auténticas ciencias como las matemáticas, a las que elogia de manera continuada".
Las obras de Cervantes también son actuales, en palabras del vicerrector, porque "nos llegan a todos e impregnan nuestro imaginario individual y colectivo".
Exposiciones
Precisamente rastrear la presencia de la iconografía cervantina por Madrid ha sido uno de los objetivos de la muestra "Cervantes. Variaciones", comisariada por Juan Miguel Sánchez Vigil y María Olivera Zaldúa. Ellos dos se han pateado las calles madrileñas fotografiando los sitios más icónicos, pero también algunos casi desconocidos como un enorme mosaico que representa todo el Quijote, que se esconde en un portal de la calle San Bernardo.
Vigil explica que en la exposición sólo se muestran 30 de las más de cien imágenes tomadas y que el resto se podrán ver en un diaporama instalado en la Facultad de Documentación. Aparte de las fotografías callejeras también se pueden ver aquellas en las que se ha querido hacer un juego enfrentado a una figurita de Don Quijote con las nuevas tecnologías, como si fueran los molinos de viento.
Por su parte, la profesora Olivera reconoció la participación en la muestra de los estudiantes del Máster de Gestión de la Documentación, Bibliotecas y Archivos, que son los que se han encargado de la selección de piezas y también del montaje.
En la misma sala donde cuelgan las fotografías se puede ver la exposición "Cervantes en miniatura". La comisaria de esta muestra, Susana López de Toro, informó de que los libros aquí expuestos son la parte cervantina de la Biblioteca de Liliput, que cuenta con unos 5.000 ejemplares.
Se consideran libros en miniatura aquellos cuya altura no lomo no sobrepasa los 75 milímetros, aunque "en Europa y en España somos más generosos y se llega hasta los 120 milímetros".
Según López de Toro estos libros se realizaban con un motivo práctico, para poderlos transportar con una mayor ligereza, "algo parecido a lo que ocurre hoy en día con los libros digitales". Aparte de eso, también tenían un gran componente simbólico y espiritual, ya que de hecho "hasta principios del siglo XX, el 80% de las miniaturas eran religiosas y se usaban más como amuletos que como libros".
Algo de ese simbolismo está presente también en las miniaturas cervantinas, ya que se publicaban fundamentalmente en fechas conmemorativas, "así que no eran una invitación a una nueva lectura, sino que más bien se editaban a modo de homenaje, como un libro-joya".
Los tapices
Como joyas son los cuatro tapices con escenas de Don Quijote, realizados en el siglo XVIII por la principal fábrica de tapices francesa. Las obras son propiedad de los coleccionistas Carmen y Justo Fernández, que los prestan a la Biblioteca Histórica de la UCM para su exhibición y su estudio. Estarán colgadas en la sede de la calle Noviciado desde el día 4 de mayo.