Doscientos veintisiete profesores han recibido los Premios UCM a la Excelencia Docente, en un acto celebrado este 9 de junio en el salón de actos de la Facultad de Odontología. Todos ellos obtuvieron una calificación de al menos 95 puntos sobre 100 en el Programa de Evaluación de la Actividad Docente "Docentia" correspondiente al curso 2014-15. "Queremos -indicó el rector Carlos Andradas- daros las gracias a todos vosotros y a todas vosotras por dedicaros con cuerpo y alma, energía y entusiasmo a esta institución". De acuerdo con el rector, la valoración tan alta que han hecho sus estudiantes de estos profesores demuestra que es posible "contagiar el entusiasmo por aprender", tarea clave a lo largo del proceso educativo. "Conseguís -continuó Andradas- que vuestros estudiantes no se sientan meros agentes pasivos, sino que estén implicados activamente en el proceso de aprender".
Innovación
Esta fue, sin duda, la palabra más repetida a lo largo del acto, que antes de la entrega de los diplomas incluyó dos breves conferencias del catedrático de Sociología de la Educación Mariano Fernández Enguita y la directora de Educación y Formación de la Fundación COTEC, Ainara Zubillaga. Si para ambos la innovación en la universidad es una necesidad, para el rector Andradas es una obligación. "Tenemos que innovar muchísimo. Dar rienda suelta a nuestra imaginación". De acuerdo con el rector, esta innovación no sólo debe hacerse de cara a la formación de sus estudiantes, sino que la propia institución debe constituirse en un "agente innovador", flexibilizando sus procedimientos, siendo más transversal y propiciando el diálogo entre disciplinas. "No es fácil -concluyó Andradas-, pero tenemos que hacerlo. Nos enriquecerá a cada uno de nosotros y a nuestros alumnos".
La primera persona en pronunciar en el acto la palabra "innovación" fue la vicerrectora de Calidad, María Castro. "La innovación es imprescindible. De hecho, es nuestra propuesta más adaptativa en un contexto cambiante". De acuerdo con la vicerrectora, estos procesos innovadores los están desarrollando en la Complutense muchos de los profesores premiados en el acto, y también, por supuesto, otros muchos otros. Uno de estos últimos es Mariano Fernández Enguita, "un profesor mucho menos excelente que vosotros", bromeó antes de intentar responder en su breve conferencia a una pregunta central: ¿Es posible otra docencia en la Complutense? La respuesta, por supuesto, fue afirmativa: "Es necesaria y no sólo es posible, sino que es imprescindible".
Han pasado "cosas"
De acuerdo con el catedrático de la Facultad de Educación en las últimas décadas "han ido pasando cosas" que obligan a tomar nuevos caminos en las universidades. Entre estas "cosas" mencionó la digitalización, la educación distribuida (se educa desde muchos más sitios que desde las instituciones educativas), la globalización, la masificación de las aulas o la democratización que ya no lleva a las aulas solo a unos elegidos. Todo esto no sólo, a su juicio, obliga a los docentes a producir más por lo mismo, sino que también le exige adaptarse a estas nuevas realidades. Fernández Enguita considera que desde la universidad española en general o, más en concreto desde la propia complutense, no se está respondiendo de manera global a los desafíos y oportunidades que, por ejemplo, parten del nuevo entorno digital, como los MOOC (el tsunami que viene), la enseñanza en línea o experiencias aún menos comprobadas como el DIY (Do it yourself), los Edupunk o los denominados p2p educativos.
Revisar estructuras
"Aquí se echa en falta la innovación", afirmó Fernández Enguita, para quien quizá ha llegado el momento de revisar la presencialidad, remodelar los espacios, recalcular la carga docente y aprovechar las tecnologías y redes que disponemos para posibilitar experiencias de aprendizaje colaborativo u horizontal o, por qué no, la evaluación por pares entre los propios estudiantes. "Si la UCM quiere, y yo creo que además debe, tiene que ponerse a la cabeza de la innovación. Y para ello debe saltarse, ponerse por encima, de sus viejas estructuras", concluyó Fernández Enguita
Por su parte, la directora de Educación y Formación de la Fundación COTEC, Ainara Zubillaga, centró su intervención en el que denominó "triángulo educación-innovación-universidad". De acuerdo con sus palabras, la innovación educativa ya está situada a la altura de la innovación científica, y si la universidad quiere seguir liderando la educación no tiene más remedio que innovar.
No generar una burbuja
No obstante, para Zubillaga hay que tener cuidado con lo que se entiende por innovación, ya que junto a emprendimiento se han convertido en las "burbujas" de los últimos años. Así, por innovar no debe entenderse la aplicación de las nuevas tecnologías sin más. "Innovar son muchas cosas más", afirmó. En concreto, Zubillaga señaló tres ingredientes que no deben faltar en la innovación educativa. El primero es que sea abierta. Es decir, comprender que el conocimiento ya no está solo dentro de la universidad, sino que también está fuera y hay que salir a buscarlo y también dejar que entre. La segunda es que ahora hay "que hablar menos y preguntar más" a los organismos sociales, los ciudadanos, las empresas, los alumnos... Y la tercera, que todo esto hay que hacerlo en grupo. "Investigamos en grupo, pero enseñamos solos. Algo falla", concluyó la representante de COTEC.