Por duodécimo año consecutivo, el Museo del Prado de Madrid acoge uno de los seminarios de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense. Este año, como no podía ser de otra manera, está dedicado a los 500 años del nacimiento de El Bosco. Esta edición cuenta con la novedad de que el curso se puede realizar on line.
En la inauguración del curso, José Pedro Pérez-Llorca, presidente del Real Patronato del Museo Nacional del Prado, repasó la biografía de Jheronimus van Aken, conocido en nuestro país como El Bosco. El nombre le vino de su ciudad de nacimiento, 's-Hertogenbosch, que en castellano se conocía como Bolduque. Según Pérez-Llorca, esa ciudad fue famosa por la industria pañera y tenía el monopolio de las cintas rojas con las que se ataban los legajos de la administración española, que por eso se nombraron también como bolduque.
Para aprender más sobre El Bosco, los interesados sólo han tenido que matricularse en este curso, que de acuerdo con Carlos Andradas, rector de la UCM, es el ejemplo de que "cuando dos instituciones colaboran se llega más lejos para poner el arte, la cultura y la educación al servicio de todos los ciudadanos". Una ya larga colaboración de doce años, que de acuerdo con Carlos Zurita, presidente de la Fundación Amigos del Museo del Prado, "ha llegado a más de 2.000 alumnos, que han disfrutado de 400 becas y de las conferencias de cientos de especialistas".
Como es ya tradición, la conferencia inaugural del curso la impartió el catedrático complutense de Historia del Arte, Francisco Calvo Serraller. De acuerdo con el ponente, El Bosco siempre ha contado con una "adoración única entre los españoles". Aseguró que al contrario que otros autores, no fue despreciado en el mundo en el que vivió, pero tampoco era una figura con una gran proyección pública. Sin embargo, en nuestro país, la monarquía fue una gran aficionada a sus cuadros y ya se incluyeron sus trabajos en el primer tratado sobre la pintura, escrito en 1560, algunos años después de su muerte.
Según Calvo Serraller, al llegar la época contemporánea es cuando su figura comienza a ser respetada en todas las partes del mundo. Esa fascinación queda reflejada en artistas "como Goya o Dalí", pero también en esa pasión por el simbolismo de sus enigmas y de su arte.
La conferencia de Calvo Serraller giró en torno al arte fantástico, entendiendo la fantasía como algo que "aparece, pero de forma luminosa". De hecho, "todo arte puede considerarse fantástico, porque supone una iluminación", e incluso de manera más genérica "el arte se puede ver como un pensamiento puro, porque pregunta por preguntar, sin buscar una respuesta".
El catedrático desarrolló su conferencia con un gran número de diapositivas, desde una estatuilla de Anubis hasta las siempre controvertidas piezas del americano Paul McCarthy. Entre medias, y sin seguir ningún orden aparente, esfinges griegas, el minotauro de George F. Watts , las minitauromaquias de Picasso, la sirena de John William Waterhouse, los retratos con frutas y hortalizas de Giuseppe Arcimboldo, la medusa de Caravaggio, la muerte y la doncella de Hans Baldung Grien, el Frankenstein de James Whale, el Nosferatu de Murnau, el Alien de Ridley Scott o el ET de Steven Spielberg.
Tras ese repaso, Calvo Serraller concluyó que "el arte fantástico continúa, porque no es un tema, es el instrumento con el que el arte se manifiesta, de una forma más pura, como tal".