Frente al aulario de la Facultad de Ciencias de la Información, del edificio nuevo, como se le conoce, se encuentra el Vivero de la UCM. Allí, al final del camino de tierra, desde noviembre de 2010, cuando surgió como un proyecto de innovación docente de la UCM, ha ido creciendo la denominada HuertAula Comunitaria Agroecológica de Cantarranas. En ella se cultivan todo tipo de hortalizas, verduras, árboles frutales e incluso cereales y plantas medicinales y aromáticas. Todo ello bajo criterios agroecológicos, sin productos químicos. El dicho "No le eches a la tierra lo que no pondrías en tu ensalada" en la HuertAula se hace realidad. Hoy es jueves, y como cada jueves del mes de julio, hoy visitan la HuertAula de Cantarranas los niños del campamento de verano "Agentes para el Desarrollo Sostenible", que organiza la Universidad de Comillas. Durante unas horas descubrirán que las frutas y verduras, como dicen varios de ellos, no crecen en los supermercados, sino que hay que plantar las semillas, regarlas, dejar que las abejas hagan su trabajo... y muchísimas cosas más.
Este jueves han venido a la HuertAula 35 niños y niñas. Tienen entre 7 y 12 años. Allí les espera Belén Martínez, la profesora de Veterinaria, que junto a los de Químicas y Políticas, Jon Sanz y Breno Bringel, respectivamente, pusieron en marcha el proyecto hace ya casi 6 años. También están Antonio y Fernando, dos de los muchos voluntarios que colaboran durante todo el año en su mantenimiento. Cada uno se ha hecho cargo de un grupo de peques. Belén les está enseñando a plantar. Antonio tiene ante sí el difícil reto de coordinar las tareas de riego, mientras que Fernando va mostrando a quienes lo acompañan algunas de las plantas del huerto. Que las alcachofas tengan flor es algo que a más de uno le deja descolocado.
Mercedes García, la delegada del rector para la Unidad de Apoyo a la Diversidad e Inclusión, también está hoy colaborando en las tareas de la HuertAula. Asume su condición de novata y muestra a los niños cómo deben separar las semillas y las vainas de las habas. "Las semillas las volveremos a plantar y las vainas dejaremos que se pudran para hacer compost, que luego servirá de abono para las plantas", les explica. La presencia de Mercedes García hoy en la huerta responde a la presencia de Pablo, un niño de 12 años que se mueve en silla de ruedas aquejado de una parálisis cerebral. Como explica Belén Martínez, la HuertAula siempre está dispuesta a colaborar en iniciativas de inclusión. En muchas ocasiones –este mismo verano han venido en varias ocasiones- el Centro de Rehabilitación Psicosocial de Arganzuela organiza visitas a la HuertAula. No es este es el caso de Pablo, que forma parte del campamento de la Universidad de Comillas, pero estas experiencias previas ayudan a que aproveche más su tiempo en la huerta. Con su monitor, Jesús, siempre pendiente de él, Pablo está encantado con este día en la naturaleza, y sobre todo con los olores que está descubriendo. "Le ha encantado el olor a albahaca", comenta Jesús.
Todos los niños saludan a Pablo cuando pasan junto a él, pero el que más rato está a su lado es Diego. "No soy mucho de campo", afirma mientras con cara de susto ve unas abejas posadas sobre las flores de una equinacea. La profesora Belén Martínez explica a todos que la función que realizan esas abejas es fundamental. Ese polen que cogen de la equinacea lo llevarán a otras plantas, como los calabacines que están apenas a 10 metros de distancia. "Si no polinizaran la flor de los calabacines, estos no saldrían", les enseña.
- Mirar, esto de aquí es maíz -continúa Belén-. El maíz es un cereal, como este otro que hay allí. ¿Sabéis cuál es? Es uno con el que se hace un pan oscuro. ¿Quién sabe cómo se llama ese pan?"
- De molde, responde Diego.
- No, ese no. Otro.
- ¿Integral?
- No, de centeno, corrige Belén con su mejor sonrisa.
La visita está finalizando. Jesús se ha llevado ya a Pablo. Dentro de un rato tienen taller de cocina y el trayecto en Metro con Pablo es un poco más lento. Los demás poco a poco van recogiendo. Antes comen fresas, frambuesas y grosellas. A todos les saben deliciosas. Diego también está fascinado. No termina de entender cómo una planta que se llama malahierba puede oler tan bien. Belén, Antonio, Fernando y Mercedes también se quedan satisfechos. Dar a conocer a los niños algunas pequeñas nociones sobre cultivo y sostenibilidad siempre merece la pena. Este verano son los niños del campamento "Agentes para el Desarrollo Sostenible" de la Universidad de Comillas los que están viniendo a la HuertAula, igual que otros veranos lo hicieron las niñas y niños de los campamentos de la UCM. "Siempre estamos dispuestos. Si alguien quiere venir, que nos llame. Aquí hay sitio para todos", se despide la profesora Belén Martínez.