Cerramos con un escritor joven y activista y con una jueza veterana y alcaldesa, Owen Jones y Manuela Carmena. Pero el curso "Desigualdad: la gran fractura", impulsado por Encuentros Complutense, ha recorrido muchos otros caminos: Brexit, refugiados, heteropatriarcado, crecimiento, flexiseguridad, IBI, pobreza infantil, renta garantizada, Gini -mucho Gini-, austeridad, distribución de la renta, innovación, reforma laboral, disparidad de género, crecimiento desmaterializado y descarbonizado, análisis feminista, recuperar a los jóvenes - y a los mayores-, empoderar a gente...todos y todas se han entremezclado, explicado, desmontado o invocado en este curso de verano de la UCM.
Y es que, aunque la desigualdad no ha nacido con la crisis, la cristaliza y los expertos y expertas han mostrado en El Escorial sus formas poliédricas y las alternativas. El escritor británico propone "dirigir el enfado hacia las causas adecuadas", que "la izquierda entienda la clase como el género, como las razas, etc". Owen Jones también apela a "organizar a los jóvenes, son cínicos y este cinismo hay que superarlo. Tenemos que reflexionar sobre nuestros fallos", continúa, mientras que ve imprescindible un acercamiento también a los mayores y recuerda "lo inspiradoras que las mujeres han sido en España".
Para Manuela Carmena la clave está en el empoderamiento, "cualquier política para acabar con la desigualdad tiene que ver con empoderar a la gente". "La ética de los cuidados, de los derechos, va más allá de los derechos" aunque reconocía que "la burocracia y los papeles son una barrera que hace más difícil que las políticas sociales empoderen".
Hasta llegar aquí el curso propuso "una economía para la vida y una economía al servicio de la gente", en palabras de Fernando Luengo (director), para quien "la equidad debe ser el santo y seña de la política, trasladarse a la ciudadanía y ojalá al debate académico". Una economía que tenga en cuenta la sostenibilidad y "un enfoque de demanda que ponga fin a la austeridad, transformar la estructura productiva y un crecimiento traducido en desmaterialización. Yo defiendo que tiene que haber un crecimiento desmaterializado y descarbonizado", añade Ignacio Álvarez, el otro director de "Desigualdad: la gran fractura".
Sobre la mesa quedaron también los estudios del Ayuntamiento de Madrid, presentados por David Bustos y Soledad Hernández que demuestran que "la pobreza tiene un rostro generacional, afecta más a los jóvenes. La pobreza en menores de 16 años es superior al 30%, es un dato preocupante".
"No podemos confiar solo en el crecimiento económico para reducir la desigualdad. Hay dinámicas tecnológicas, políticas, etc; incluso hay que plantearse los impactos medioambientales con el crecimiento que crearían impactos en desigualdad", explica Rafael Muñoz de Bustillo (U de Salamanca). En esas dinámicas tecnólogicas el proceso es dual, Isabel Álvarez (directora del ICEI) lo explica como la "combinación de innovación y difusión"; aunque la innovación pueda contribuir a aumentar la desigualdad, la difusión puede contribuir a paliarlo. Para Carlos Sánchez Mato (Delegado de economía y hacienda del Ayuntamiento de Madrid), en clave política, la experiencia demuestra que "más estado, más regulación, permitió una salida más equitativa, más rápida de la crisis (hace 20 años) que seguir las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional".
Desde el feminismo también hay respuestas al sistema económico actual: "El feminismo enfatiza una de las dimensiones de esa cosa escandalosa, abre nuevos ángulos y estrategias, hace una apuesta por la micropolítica y esto genera transformaciones enormes", asegura Amaia P. Orozco (Dra. en Economía Internacional y Desarrollo. Sara Porras (UCM) recordó el "el análisis feminista tiene un potencial" y recordaba que "cualquier transformación va a requerir de todas las fuerzas posibles, y el feminismo ha tenido una acumulación de fuerzas que se ha traducido también en líderes. Han aportado experiencia política y aportaciones teóricas, no sólo cuadros". En el futuro la solución para Marina Subirats (Catedrática de Sociología, UAB) es "una división horizontal del trabajo para hombres y para mujeres, cada persona tiene que hacer una parte del trabajo pagado y otra parte del trabajo no pagado" porque "una de las tareas del feminismo hoy en día es revalorizar lo femenino, no para volver a ello nosotras sino para universalizarlo".
Y es que la crisis hay dejado huella en muchos sectores, "con la reforma laboral 2012 las relaciones laborales quedan tocadas", explica Inmaculada Cebrián (UAH). Y en un momento en el que "las relaciones laborales se están sacando del marco del derecho del trabajo y se están llevando al mercantil", es necesario para Cebrián que "se recupere el papel de la negociación colectiva" y que los sindicatos reconozcan sus errores y atraigan a la clase trabajadora. Santos Ruesga (Catedrático de Economía Aplicada UAM) analizó la "estrategia de flexiseguridad de la UE" que "aquilata un modelo de traslación del riesgo hacia los asalariados, el eslabón más débil y sus consecuencias en la distribución de la renta" para acabar citando a Stiglitz: "Esto no avanza si no somos capaces de cambiar la ideología de corte neoliberal que lleva a ansiedad en el voto y mayor agresividad".
En esa Unión Europea, también caben políticas nivel local como la renta garantizada, cuya reforma reciente en Navarra nos explicó Miguel Laparra (Vicepresidente de Derechos Sociales). "Los programas de rentas mínimas pueden tener un gran impacto en la pobreza severa, tienen que ser un elemento entre otros muchos"- afirma Laparra- como políticas fiscales o de vivienda. Una Europa en la que no podemos ver el Brexit como un fenómeno aislado, "no solo en el Reino Unido, el emprobrecimiento y desempoderamiento relativo de la clase trabajadora de los países más ricos está detrás de actitudes proteccionistas", explica Andrew Watt (Director de Macroeconomic Policy Institute IMK), pero en la que "hay margen dentro de esta estructura europea para el progreso social". Una Unión Europea que para Miren Etxezarreta (Catedrática de Economía Aplicada, UAB) "no tiene política social" y hace un llamamiento: "los jóvenes tenéis que inventar la forma de recuperar derechos y un horizonte de transformación del capitalismo, solo así se podrá paliar la gran fractura".
Una Europa a la que Sami Naïr interpelaba en la conferencia extraordinaria de los cursos: "¿Podemos mirarnos en el espejo y decir: creo en la democracia, en la solidaridad humana?". Se refería al espejo de la vergüenza en la crisis de los refugiados, "el rechazo estaba programado en la estrategia a largo plazo de la Unión Europea, fueron los ciudadanos los que se ha movilizado"