"¿Cómo será al tacto una neurona?", pregunta Carlos, estudiante invidente que no ha faltado a ninguna de las sesiones del ciclo a la profesora de Bioquímica Alicia Megias, cuya conferencia sobre "El olfato: la cenicienta de los sentidos" ha puesto el punto final a cinco martes consecutivos de charlas. "No sé... Rugosa, pero suave. Es cuestión de echarle imaginación", contesta la profesora. Sin quizá quererlo, la profesora Alicia Megías acaba de poner el perfecto colofón a las novedosas sesiones celebradas en la Facultad de Geografía e Historia sobre "El Museo del Prado a través de los cinco sentidos". Y es que, como ya señaló el propio Carlos, a la conclusión de otra de las charlas no hay sentido más poderoso, medio de percepción más potente, menos contaminado, más cristalino, que la imaginación y su producto final, su razón de ser: los sentimientos.
Para terminar: oído y olfato
Las últimas dos sesiones de este ciclo de conferencias, organizado por el Consorcio MUSacces - que aglutina 8 grupos de investigación de 3 universidades y en el que también colaboran otras entidades e instituciones, como el Museo del Prado- versaron sobre el oído y el olfato, dos sentidos no muy fácil de relacionar con las obras pictóricas y escultóricas del Prado. O quizá sí. Y es que aunque un cuadro ni suena ni en su mayoría huele, la iconografía de ambos sentidos en el arte es realmente abundante, como mostraron los profesores Manuel Martín Galán y José María Salvador, ambos de la Facultad de Geografía e Historia de la UCM.
Los motivos musicales, instrumentos, notas, partituras... están en cientos de cuadros, desde los religiosos a, por supuesto, los paganos, desde las obras más antiguas a las más modernas. La música es la compañera ideal para evocar cualquier tipo de sentimiento -aunque ojo, una semana después la profesora Alicia Megías demostró científicamente que para evocador, ningún sentido como el olfato- y eso se ha traducido en un recurso frecuente para los artistas de todas las épocas, desde los helenos hasta la actualidad. El profesor Martín Galán fue mostrando una tras otra decenas de obras con esa connotación sonora: La musa Euturpe, Santa Cecilia, La familia de Felipe V, El charlatán de aldea, El carro del heno... y El Jardín de las delicias. Martín Galán cerró su conferencia reclamando la paternidad de la interpretación del Códex Gluteo, como se llama la partitura que El Bosco pintó en un recuadro de su obra para el español Gregorio Paniagua, quien en 1977 la interpretó dejándola grabada para la posteridad, aunque hace escasos meses "un inglés" decía que lo acababa de hacer. Martín Galán para demostrarlo compartió con los asistentes -que como en todas las sesiones abarrotaron el salón de actos- el archivo sonoro dejado por Paniagua. Para sorpresa de todos, la interpretación española de Códex Gluteo incluso tiene letra. Si la representación iconográfica del sentido del oído es amplísima, no lo es menos, como demostró el profesor José María Salvador la del olfato. También cuadro tras cuadro, el profesor y director científico del Consorcio MUSacces fue encontrando ejemplos de olores divinos, humanos, míticos, frutales, cocinados y hasta fétidos o putrefactos. "De todo esto, espero que haya quedado alguna idea interesante, aunque sólo sea por narices", concluyó.
La música de Felipe IV, en directo
Como en cada sesión del ciclo, el repaso icoográfico de cada sentido fue completado por una visión diferente, más práctica podría decirse del sentido en cuestión. Para dar la réplica al repaso musical de Martín Galán, estuvo presente el joven investigador Leopoldo Rodulfo Hazen. Su propuesta fue la interpretación en un magnífico virginal barroco (especie de piano de la época) de la música que sonaba en la corte de Felipe IV, el gran mecenas, "y amigo", de Velázquez, "el gran pintor del Prado". Según explicó Rodulfo, el propio Felipe IV compuso gran cantidad de composiciones musicales. La mayoría de ellas se perdieron en el incendio del Alcázar de Toledo, pero algunas, pocas, han llegado a nuestros días. Una de ellas, una pequeña ópera llamada Perseo y Andrómeda puso el colofón a su intervención, acompañado por dos cantantes y un "comentador".
La ciencia reivindica el olfato
Por su parte, la profesora Alicia Megías optó por completar la visión sobre el sentido del olfato reclamando para él algo más de atención en este mundo visual en el que vivimos. Y es que la ciencia -"Quiero acabar este ciclo ofreciendo unas pinceladas de ciencia", señaló la profesora de Bioquímica al iniciar su presentación- dice que el olfato tiene un papel en los mamíferos mucho más importante que el que le concedemos nosotros, mamíferos también al fin y al cabo. A saber, tenemos 1.000 tipos de receptores olfativos (por los tres tan solo que tiene la vista), somos capaces de distinguir hasta 10.000 olores, y además estos dejan huella directa en el cerebro ya que existe una conexión privilegiada entre ellos y la parte del cerebro que procesa la emoción. ¿Cuál es el sentido más evocador?, le preguntan en el coloquio a la profesora Megías. "Podríamos creer que la música -contesta-, pero la ciencia y la química nos dicen que es el olfato".
Cinco sentidos saben a poco
Las jornadas, como se puede comprobar en esta crónica y las dos que la han precedido, han sido cualquier cosa menos aburridas. Los responsables, como quiso recalcar la directora del Departamento de Historia del Arte I, Matilde Azcárate, en la pequeña clausura con la que se cerró el ciclo, han sido un grupo de jóvenes investigadores en formación pertenecientes al Consorcio MUSacces. La cabeza visible de todos ellos ha sido el investigador y profesor de Historia Medieval Ángel Pazos-López, quien resume la intención de estas sesiones en "ofrecer otra óptica en el entendimiento de las obras de arte". "Nos habeís enseñado mucho -señaló la profesora Azcárate-. Para empezar qué es lo que interesa y atrae al público que ha llenado esta sala en cada sesión. Nos habéis mostrado que una obra de arte es una apreciación personal y que tenemos que aprender a sentirla". La vicerrectora de Extensión Universitaria, María Nagore, cerró el turno de intervenciones, corroborando este acierto de la "visión de por dónde hay que ir", y a la vez alabando el contenido social de la propuesta. "¿Y ahora qué vamos a hacer los martes a la 1?, se preguntó Matilde Azcárate. "La verdad es que cinco sentidos han parecido pocos. Hay muchos más de los que hablar", concluyó María Nagore. Los siguientes está claro que sería, por muchas razones como dijo Carlos, los de la imaginación y los sentimientos.
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